EL DEPORTE Y EL
FUTBOL EN EL URUGUAY
por Luis Tappa
Vivimos en un país futbolero, cualquier expresión deportiva fuera de estos parámetros no existe, aquí es el fútbol o el fútbol.
Es lamentable realmente ver como quedan por el camino tantas ilusiones de deportistas de otras disciplinas, que no encuentran campo ni apoyo para desarrollar sus actividades, son pequeños grupos que compiten entre si sin la más mínima esperanza de hacerlo o poder destacarse a nivel internacional.
En cada Olimpíada vemos reflejada la realidad de nuestro deporte, no existimos, somos la delegación más pequeña, 8 o 10 personas incluidas deportistas y acompañantes, y no me sirve la excusa de que somos un pequeño país, nos hemos destacado en fútbol a pesar de ello, y hoy estamos ahí, no somos los mejores, pero tampoco los peores, ¡claro! debemos ser uno de los países que tenemos mayor índice de jugadores "per cápita" en el mundo.
Países más pequeños que el nuestro presentan nutridas delegaciones y hasta se llenan de medallas.
Hace pocos años Milton Winnan, ciclista, en una disciplina en la que acá prácticamente no se compite, logró destacarse en una categoría menor dentro de este deporte en los juegos Olímpicos, aunque no debemos engañarnos, los grandes ciclistas del mundo están en otra dimensión y ahí no tenemos ni la más remota posibilidad, pero está muy bien, algo es algo, la prensa le dio la debida difusión, se habló de la conquista de un deportista uruguayo y la trascendencia que le dimos me parece que se encarriló dentro de los caminos normales, como debe ser. Sobre ciclismo habría mucho para decir, y ver como la "viveza criolla" lo ha ido matando lentamente.
Cualquier manifestación deportiva que lleve implícita una pelota, sin importar el tamaño o la forma de esta, nos conmueve, pero solo el fútbol nos hace perder la compostura hasta extremos inconcebibles, somos un país pelotudo por excelencia.
Ya no estamos solos, el mundo nos alcanzó y nos pasó en este fanatismo que es casi un ritual a la hora de lo festejos o las amarguras, hasta en eso nos han derrotado.
El campeonato local es un engendro, estadios vacíos, espectáculos aburridos y deslucidos, fútbol de campito, hay que ser muy fanático para concurrir a una cancha o bancarse un partido por televisión, son verdaderamente insoportables.
Solo cuando se juega un clásico se puede llenar el estadio, un país dividido en dos colores y una rivalidad que supera la ficción, pero nada más nos ofrecen, solo rivalidad, más en las tribunas que en la cancha.
Tenemos 18 cuadros en la primera división de un fútbol que se muere de hambre, si juntamos todas las hinchadas de los llamados cuadros chicos no se si ocupan medio Estadio Francini, entonces no entiendo el porque de la existencia de tantos clubes de fútbol que transitan entre la indiferencia y la más absoluta incapacidad deportiva y económica, solo están para hacer número, y no pensemos en las canchas chicas, a las que también denominamos "Estadios", algunas de ellas simples campitos más aptos para plantar papas que para jugar.
En el medio de tanta miseria tenemos 4.000 programas deportivos en radios y televisión, también páginas y páginas de diarios, ¿hablando que? ¡Hay que oír decir bolazos a estos sesudos pensadores y analistas de fútbol! O en TV, narrándole a la gente un partido... ¡que están viendo! El asunto es que ahí está uno de los grandes negocios, televisión incluida, ¡puro camelo!
En el Uruguay no hay tiempo, ni plata, ni lugar, ni interés para otras expresiones deportivas, así que desde chicos los uruguayos ya saben, si les gusta el deporte la única opción es el fútbol.
En atletismo no tenemos nada, no existe y mejor ni hablar, el estado no se preocupa en promover y ayudar a quienes practican otras actividades, todo queda reducido a este empachador fútbol, nuestro o ajeno.
Pienso que es hora de darle más importancia a los deportes en general, no se puede renunciar a todo y quedar prendidos con alfileres a algo que ya a esta altura aburre ¿Es esa la única habilidad deportiva que tenemos? ¿Solo eso sabemos y a eso nos limitamos? ¡Y no me vengan con lo de la idiosincrasia de nuestro pueblo! porque si solo esto podemos o sabemos hacer debo decir que es muy poco y muy pobre lo nuestro.
Fabriquemos atletas, démosles la ayuda y oportunidad a tantos jóvenes que practican o les gusta otro deporte, no podemos pasar el resto de nuestras vidas corriendo tras una pelota y hablando de fútbol. Esto es como ver la misma película 25 veces, ¡aburre... siempre lo mismo!
Dediquémosle más tiempo a otras actividades donde queda excluido el fanatismo, donde se compite por la victoria, pero más por amor al deporte que a los lauros.
Mil veces hemos visto una llegada de la vuelta ciclista, el último en la general, lejos de toda posibilidad sigue metiendo y metiendo, llega muchas veces solo, muerto, lejos del pelotón, pero no afloja, quiere llegar, ¡y ahí esta el verdadero triunfo, ahí está el honor! porque en la derrota también hay honor, casi siempre estos deportistas son los más aplaudidos en el camino, porque se trata de la esencia misma del deporte.
Pero en el Uruguay perdemos un partido de fútbol y es un drama, ¡quedamos como si China nos hubiera declarado la guerra!
¡Vamos amigos! No da para tanto la cosa, es solo un simple juego donde la gilada pone la guita que los vivos se llevan.
El deporte individual es más noble porque no intervienen otros factores y todo depende de lo que cada uno puede hacer por sus propios méritos, se juegan hasta el último aliento y ahí no caben las payasadas, no hay insultos, ni escupitajos, no hay simulaciones ni ofensas de ninguna naturaleza.
Alguna vez nos hemos visto conmovidos mirando un maratón, algunos llegan una hora después del primero, hay quienes han finalizado hasta llorando de dolor y los vimos derrumbarse apenas cruzar la línea final, esto es deporte en el más puro sentido de la palabra, no importa en que puesto se llega, en la meta está el triunfo.
Mi hija tiene 15 años y es judoka, para ese deporte no hay ayuda, ni prensa tampoco, y aunque existe la Federación Uruguaya de Judo no hay dinero para viajes cuando se trata de competir en otro país. Es un arte marcial, pero también un deporte en el que se cumple con aquello de "Una mente sana en un cuerpo sano", se compite con lealtad suprema y jamás nadie va a tener una actitud grosera, antideportiva o antirreglamentaria, no hay odio ni bronca, ¡y ahí si que arriesgan el físico y hasta se producen dolorosas lesiones!, pero no hay simulaciones ni ofensas de ninguna naturaleza.
Jamás olvidemos que el respeto por el contrario es el reflejo del respeto hacia uno mismo.
Estamos hartos de ver jugadores que ante el mínimo roce se tiran al suelo, se revuelcan y después de 400 vueltas quedan como si los hubiera alcanzado un rayo, después que el Juez cobró, un poquito de agua milagrosa y como nuevos, ya da asco tanta simulación y ridículos bailecitos cuando hacen un gol; se insultan, se escupen, se pegan y se ofenden gratuitamente. Al que le guste ver teatro que vaya al Solís, y al que le guste practicarlo la Comedia Nacional es el mejor lugar.
Deporte "patoteril" por excelencia, adentro de una cancha de fútbol son todos guapos y afuera tenemos a los "barra brava", patotas de cerebro anestesiado capaces de cualquier tropelía, y los que van a los escenarios deportivos a desplegar su intolerancia y descargar su estrés y agresividad, que se anoten en la Legión Extranjera, en este mundo lleno de guerras tal vez los manden a algún lado donde se puedan dar el gusto de sacar a luz toda la inmundicia que llevan adentro; hay más caballerosidad y honor en un ring que en una cancha de fútbol, y eso que aquellos se están jugando la vida,
En eventos internacionales se gastan los símbolos patrios, se exponen al silbido y abucheo con que se reciben estos, pero también hay jugadores que muchas veces se encargan de dejarlos mal parados.
Me revienta que se manosee nuestra bandera y se ejecute, antes de cada partido, el himno Nacional a modo de marcha de guerra, el fútbol nada tiene que ver con la patria, y si así lo entendemos estamos muy equivocados, esto, y los comentaristas deportivos, solo exacerban los ánimos y provocan nacionalismos sin sentido que reflejan un "patrioterismo" barato y mal entendido con el que se mezclan los grandes negocios.
No es la República Oriental del Uruguay la que está en la cancha, acá es la Asociación Uruguaya de Fútbol, y en otros lugares las diferentes asociaciones, estas tienen sus propias banderas y son las que se deberían desplegar.
Dejar los símbolos nacionales de cada país en el sitio de honor que les corresponde, jamás deberían usarse para alimentar las pasiones que puedan generar un encuentro deportivo; el honor de ningún país se puede dirimir en una cancha ni cabe dentro de una pelota.
El efecto fútbol sería digno de un estudio Froidiano, porque roza lo sexual, la gente se desespera, suspira, aúlla y hasta eyacula con el; una simple expresión lúdica convertida en pasión que traspasa los límites de la cordura.
Es necesario darles el valor que merecen a todas las expresiones deportivas, hay que impulsarlas y ayudarlas; fomentando todos los deportes, sin distinción, de esa forma estaremos ayudando a nuestra juventud y quizá hasta seamos más felices, sin esperar milagros... ¡ni maracanasos que no se repetirán!