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Un día como hoy: 14 de junio
por Marcelo Ostria Trigo (Perfil)
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Hoy es 14 de junio de 2008. He buscado información sobre qué sucedió en un día como éste. Lo que he encontrado es poco espectacular. Supe que, según el Santoral católico, es el día de los santos Metodio, Eterio, Quinciano, Gerásimo, Valerio, Rufino, Félix, Marciano, Fortunato, Gervoldo, Anastasio, Digna, Ricardo y Eliseo. Como se advertirá, ninguno es muy conocido y menos aún popular.
También me puse a contar los años, meses y días que han pasado desde que sucedieron acontecimientos, para nosotros los bolivianos, más o menos importantes, y así comprobé que hace 2 años, 6 meses y 4 días, fue electo presidente de la República de Bolivia don Juan Evo Morales Ayma, y que, un mes y 4 días después, asumió el mando de la Nación. Debe haber muchos aniversarios más. Pero las ganas de seguir investigando se agotan, especialmente cuando aflora la maliciosa tendencia de hurgar en lo que nos hace daño, en lo que nos abruma, en lo que causa incertidumbre y desesperanza.
Nadie anuncia ni espera para hoy acontecimientos dramáticos. Los sucesos serán los “normales” en nuestro país: bloqueos, marchas, paros, pedreas, represión de unos y resistencia de otros, inflación e incertidumbre financiera, metidas de pata, ataques verbales, mentiras, declaraciones disparatadas, sustos y, tal vez, un delito notorio, junto a un “escandalete” político de por ahí. Esto, que parece normal a los ya acostumbrados, induce al “escapismo” –ceguera sería mejor– de los que se encogen de hombros y dicen: “Esto siempre fue así; no va a pasar nada, ya verán”. Por su lado, los “tremendistas” anuncian cercanos holocaustos, cambios trágicos y un sinfín de males.
La verdad es que hay marcada influencia por los notorios signos ominosos que no dan para el optimismo, aunque porfiadamente se tapa el sol con un dedo: “no creo que se llegue al referendo revocatorio”, lo que sería una forma de disipar las amenazas del populismo y sus seguidores de enfrentamientos terribles, que cada vez nos dividen más y hacen crecer el odio generalizado entre individuos, partidos, regiones, razas, clases y tantos otros grupos dispuestos a enfrentarse.
Los titulares de los periódicos todos los días nos informan de desórdenes, cercos, enfrentamientos callejeros, disensos graves y leves, ataques personales, insultos, falsedades y un largo etcétera. Y no se encuentran propuestas para pacificar el país; sólo la diatriba oficial como tono de la disputa política.
Se sabe que hay visiones distintas sobre cómo debe ser la Bolivia del futuro; esto es natural. Pero también tenemos la experiencia de que, para definir un camino, se alternaron golpes de Estado y elecciones, unas torcidas y otras más o menos confiables. Y así casi nunca se esparció la esperanza. Ahora hay más motivos para perderla.
A todo esto hay que aumentar, que la ingenua –¡vaya término bondadoso por la estupidez!– oposición política, está desorientada, y así contribuye al curso de colisión tan deseado por el oficialismo y… por los “Ponchos rojos”. Es que, con el famoso referendo revocatorio, se le ha dado al populismo un estupendo instrumento para seguir con su consagrada práctica de encender hogueras, en el afán de prevalecer a toda costa, así sea con la majadería, la ilegalidad, la torpeza y la violencia. Esta puede ser la “contribución” de estos moros y cristianos: oficialistas y políticos opositores.
Cuando pienso en todo esto, me asusto al encontrarme también entre los “tremendistas”. Felizmente, el esperado holocausto no será en este 14 de junio de 2008.
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