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El principio de no intervención para Gargano
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por Jaime Mario Trobo |
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Recordemos que el partido del Ministro Gargano pidió y consiguió que el presidente Argentino y sus funcionarios actuaran desembozadamente inmiscuyéndose en nuestras cuestiones internas en ocasión de las últimas elecciones nacionales. Cartelería callejera en Bs. As. Facilitada por el ex Intendente Ibarra, decreto de feriado para que los uruguayos que allí viven pudieran trasladarse a votar, innumerables expresiones públicas de apoyo a las candidaturas frentistas, etc., etc. Recordemos que el mismo Gargano viajó a Brasil a pedir apoyo en defensa de su posición contraria a un eventual TLC con EEUU e inclusive ambientó una vista del Canciller brasileño a nuestro país, a recomendar cual debería ser la posición de Uruguay. Esta es una manera de interpretar la “no injerencia en los asuntos internos de otros estados” para el Ministro Gargano.
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Pero este inefable personaje se adapta también a otras formas de interpretar ese principio capital. Para explicar su posición frente a las permanentes agresiones de que es objeto el Uruguay, cuando jerarcas argentinos incluso su Presidente, se refieren a la cuestión del corte de los puentes sobre el Rio Uruguay, dice que no puede ni debe omitir opinión, porque hacerlo significaría un acto de “injerencia en los asuntos internos argentinos”, como expresó hace pocas horas en la Comisión de Asuntos Internacionales de la Cámara. También dice lo mismo cuando se le requiere opinión sobre la posición de Uruguay en relación a la grave situación de los DD HH en Cuba, como ocurrió en ocasión de la visita de un alto funcionario del Gobierno de los EEUU a nuestro país, quien pretendía conocer la impresión de nuestro país en esa importante cuestión continental.
El de la no injerencia en los asuntos internos de los estados es un principio que para Gargano tiene variadas aplicaciones, admite y justifica la injerencia cuando le conviene a sus intereses ideológicos para encubrir solidaridades mal interpretadas, verbigracia intervención argentina en el proceso electoral uruguayo, despreocupación por las graves violaciones a los DDHH del régimen comunista de Cuba, soslayar la gravedad de la actitud de Chávez en Argentina cuando Uruguay recibía al Presidente de los EEUU. Tanta falta de seriedad en la interpretación de un principio cardinal de nuestra policía exterior en un funcionario de tan alto rango, le hace mucho daño al Uruguay que es de todos los orientales, de ningún modo patrimonio del gobierno y mucho menos de sus jerarcas. Con estas actitudes se afecta gravemente la imagen internacional de nuestro País.
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