Año III - Nº 114 - Uruguay, 21 de enero del 2005

 

 

 

 

El nuevo Montevideo
por Javier García

Una ciudad moderna y justa, que respete al contribuyente, donde la administración sea solución y donde no haya quienes tengan servicios malos


Descubrir un nuevo Montevideo es también pensar en aquellos roles que la Intendencia puede desplegar. Es hacerlo desde las perspectiva de que las comunas tienen un papel importante a jugar en el desarrollo productivo de su departamento y por ello es también, o debería serlo, una política prioritaria vinculada a promover mayores niveles de ocupación y empleo en su gente. Uno se pregunta ¿por qué esto es la preocupación principal de las intendencias del interior y no lo es de la capitalina?

Montevideo habitualmente se piensa como hogar u oficina, y es mucho más que eso, o debería serlo, es ante todo el lugar del desarrollo personal, del familiar, no es punto de partida sino lugar de permanencia. Montevideo es servicios, pero también debería ser industrias, debe ser agricultura y el estímulo decidido a políticas que impulsen sus zonas rurales rescatando de ellas, antes que se pierdan del todo, sus emprendimientos productivos.

Nuestra capital se ubica en un enclave estratégico en la región; la geografía que es la madre de la historia nos ha colocado en un sitial que es riesgo y oportunidad al mismo tiempo. De nosotros y sólo de nosotros depende que sea lo primero o lo segundo. Nuestros vecinos saben de nuestra debilidad pero también conocen que jugamos un papel de destaque en sus relaciones. Se puede ser chico y gritón o también chico pero inteligente y por ello molesto. Esta ubicación es coronada por un puerto que la naturaleza por un lado, y la acción del gobierno nacionalista por otro, han hecho parte de estas oportunidades de que hablábamos. Es puntal económico y logístico al mismo tiempo, y es por ello también una fuente, aún poco desarrollada, de empleo.

Contamos con una capital que pese a sus playas y costas y a la posibilidad que otorga una presencia hotelera adecuada e importantes centros comerciales sigue sin ser impulsada como oferta turística. Seguimos siendo paso y no destino. Tenemos lo más importante de este paquete turístico que es la calidez del montevideano, ¿por qué entonces no "vender" este producto tan bueno, y salir a conquistar mercados, que los hay? Esto también es una posibilidad de trabajo para una población que lo necesita, pero además está calificada para hacerlo.

Una intendencia que estimule, que sea agresiva en la defensa de las oportunidades para su gente, que piense que muchas veces disminuir un tributo a un emprendimiento que da trabajo es una inversión, y que la recaudación es efectiva cuando todos aportan y no cuando la presión es tan alta que la morosidad o la fuga es la constante.

Y cuando la comuna no puede hacer o no sabe hacer lo que corresponde lo único que se pide es que por lo menos no moleste. Que no se tomen decisiones como las del estacionamiento tarifado y su sistema de autoparque que lo único que han logrado es el hundimiento de una zona tan importante como el Centro y nuestra Ciudad Vieja, con pérdida de comercios y pequeñas empresas y por lo tanto de empleos.

Es posible esta nueva dinámica de una intendencia peleando por el trabajo y las oportunidades para sus habitantes. Se puede hacer y además esto no requiere plata, porque lo que se invierte retorna largamente, lo que necesita es la voluntad del gobernante de saber que él también tiene esa responsabilidad. Cuando uno se dedica exclusivamente a solucionar las consecuencias de la pobreza y la carencia, el circulo será siempre vicioso y nunca habrá solución definitiva.

Este Montevideo nuevo, pujante, moderno, y justo, donde el contribuyente sea respetado, donde la administración sea solución y no problema y donde no haya quienes tengan servicios malos porque viven alejados del centro y la costas es el que nos invita al cambio. Con el respeto que corresponde para construir, que de eso se trata.