El Otro Lado De La Emigración
por Eduardo García Gaspar
|
|
|
Una cierta vez hace pocos años, conduciendo un auto de Zaragoza en España a Lourdes en Francia, luego de allí a Biarritz y a San Sebastián de regreso en España, me di cuenta de que entraba a un país diferente porque las señalizaciones y las gasolineras estaban en un idioma distinto. Esto es un choque cultural total para alguien acostumbrado a otras situaciones.
Si alguien hace lo mismo, viajar de un país a otro, pero quiere hacerlo en auto de México a los EEUU, la frontera es muy tangible, mucho más allá de encontrar de un lado el monopolio de Pemex y del otro lado una variedad de marcas. La frontera es una serie de revisiones, colas, interrogatorios, trámites y, desde luego, burócratas muchas veces de mala cara.
Las fronteras, sin duda, son artificiales. Son unas líneas invisibles, determinadas por las autoridades de cada país y que delimitan monopolios de poder. De cierta línea arbitraria hacia un lado, el monopolio es de un gobierno y en medio de esas líneas ese gobierno tiene autoridad, tanta como en algunos casos impedir que un mexicano le venda un bien cualquiera a un estadounidense, o un canadiense a un mexicano. Tiene su gracia.
Tiene gracia porque la realidad se impone sobre esas líneas arbitrarias. El ejemplo más usado es el del contrabando ocasionado por la prohibición de un gobierno para importar algo. En algún momento hace tiempo, las autoridades mexicanas, por ejemplo, decidieron que lo mejor que podía hacerse era proteger a las fábricas nacionales de las extranjeras y lograron así crear un enorme y próspero nicho de mercado para la mercancía de contrabando.
Es un hecho económico también otro de los fenómenos de frontera, el de la inmigración ilegal. Mucho de América Latina la sufre y consiste en esencia en lo que ha sido descrito como un votar con los pies. Muchos deciden emigrar a otros lugares y lo hacen por la razón natural, piensan que yendo a ese nuevo destino vivirán mejor. Es lo mismo que comprar contrabando: el bien adquirido es percibido como un medio para vivir mejor.
Vistas así, las líneas artificiales de las fronteras nacionales pueden ser muy bien entendidas como obstáculos que impiden mejorar la vida personal de muchos. Viviendo dentro de México, alguien puede decidir mudarse de Monterrey a Cancún y lo puede hacer con toda libertad. Pero si decide ir de Guadalajara a Los Angeles a vivir, la cosa se complica notablemente porque en cada lado de la frontera existe un monopolio de gobierno.
Y esto es lo que me lleva a una idea que estoy seguro puede ser vista como alocada pero que tiene un razonamiento lógico. Me explico. Primero, sabemos que en cuestiones económicas la competencia da resultados benéficos para el consumidor: muchas firmas compitiendo por su preferencia logran precios bajos, calidades altas e innovaciones frecuentes.
¿Qué pasaría si ponemos a competir a los gobiernos? Deberíamos esperar un resultado similar al económico. Imagine usted que varios gobiernos compiten por su preferencia ofreciéndole ciudadanía. Harán ofertas de impuestos bajos, buenos servicios públicos, trámites sencillos y demás... porque si no lo hacen, usted se iría a otro lugar con un gobierno más amigable.
Esto ya se tiene, aunque en situaciones llenas de dificultades. Muchos mexicanos van a otros países en los que suele haber gobiernos más competitivos, igual que hicieron muchos canadienses emigrando a los EEUU hace tiempo. No creo que muchos tengan la ocurrencia de querer vivir en Cuba, o Venezuela, pero sí van a naciones como España y el Reino Unido.
Tan atractivos han resultado ciertos países que la demanda de ellos es superior a la oferta. y se han visto obligados a poner más obstáculos aún a la inmigración. En fin, quizá suene todo demasiado extremo, pero mi punto es simple: lo que la emigración muestra es el fracaso de un gobierno para mantener a su población y a atraer a otros. Y ése es un punto de partida más prometedor para entender y solucionar a la emigración. El gobierno mexicano, por ejemplo, puede verse como una empresa que pierde una buena cantidad de clientes por no ofrecerles lo que otros gobiernos tienen, mejores condiciones de vida.
Gentileza de : Contrapeso.Info |
|
|