|
Las cosas por su nombre Por Gonzalo De Murga |
|
|
Durante los primeros 30 anos de mi vida residí en el Departamento de Maldonado, y allí viven hoy la mayoría de mis amigos. Aunque mi profesión me mantiene alejado del pago fernandino, cada vez que mis ocupaciones me lo permiten, regreso a mi tierra, para disfrutar de un paisaje único, con playas de arenas muy doradas, con olas coronadas de blanca espuma y algo muy especial que es el reencontrarme con gente que sabe siempre recibirme de la mejor manera.
Del mismo modo Maldonado recibe siempre al turista visitante, porque la calidez es algo natural, muy propia y nuestra, porque somos abiertos con el forastero, porque eso esta muy presente en cada fernandino, porque sencillez y amabilidad es parte de nuestra personalidad, porque fuimos y seremos siempre así por naturaleza propia, porque todos los uruguayos gustamos del ofrecer y disfrutamos compartiéndolo todo, aunque sea poco lo que se tenga.
Es notorio que nuestro país vive una degradación paulatina que, acentuada en los últimos años, afecta las condiciones económicas y por ende la calidad de vida de todos sus habitantes. Resultante en parte de políticas económicas no siempre acertadas, en parte como reflejo de un proceso económico global, que golpea y castiga sin piedad y que ensañándose siempre con los más débiles, no hace distinción ni de razas ni de fronteras.
Sin embargo hay hechos que no tienen cabida bajo ningún contexto, y quizás porque somos los fernandinos así de abiertos, nuestras autoridades departamentales han tenido una actitud tolerante desde muchos anos atrás, quizás pensando que serian pasajeras o muy temporarias.
Lo cierto es que esas situaciones hoy resultan totalmente inaceptables para quienes mantuvimos siempre una imagen de nuestra zona en el recuerdo, pero que hoy la realidad ha cambiado sustancialmente. Y lo ha hecho no ciertamente para el lado que hubiésemos preferido todos. Se trata de los asentamientos precarios en las zonas costeras del arroyo Maldonado como por ejemplo la de “El Placer”, u otras que existen hoy día en diferentes zonas de nuestro departamento cercanas a la Laguna del Sauce, en “La Capuera” por citar otra de ellas.
Recuerdo que cuarenta anos atrás, un barrio formado por modestos trabajadores de nuestra zona y sus familias, estaba localizado en un predio justo detrás del Aeropuerto de El Jagüel. Eran una veintena de casitas, humildes y prolijas, casi todas con sus jardines reducidos pero cuidados. El barrio “Kennedy” creció y creció bajo la tolerante mirada de las autoridades convirtiéndose hoy en una zona que delimita con el Club del Golf y zonas aledañas, mostrando un contraste evidente de desnivel socioeconómico tan triste como profundo.
Desde unos ocho o diez años a la fecha, sobre la margen sur del arroyo Maldonado, justo frente al tradicional camping “El Placer”, cercano a la desembocadura del arroyo, donde la construcción de edificios grandes, con un impacto negativo a nuestro entender sobre el paisaje de la zona, por estar casi encima del famoso puente ondulante de “La Barra” y su joven hermano mellizo desataran muchas discusiones, existe otro grupo de aproximadamente 35 viviendas. Muy precarias unas, otras pocas de construcción mejor, incluyendo algunos comercios que se han instalado justo sobre la ruta, sin respetar ninguno de los retiros reglamentarios, con angostos pasadizos entre las viviendas a las que por lo menos se les ha provisto de energía eléctrica, se agrupan estas construcciones. En esa parte, hace treinta años existía solo un parador además de una provisión o almacén que se dedicaba principalmente a la venta de cangrejos, hongos, ceba y carnada fresca a los pescadores que tentaban suerte desde el antiguo muelle de madera, hoy desaparecido. Existía además de un galpón de bloques, donde funcionaba la sede de un improvisado club de pesca, donde se reparaban y guardaban los botes de varios de los pobladores del Maldonado de aquellas épocas, y donde se efectuaron las primeras reparaciones en fibra de vidrio del departamento.
Para completar la tristeza de quienes observamos y evaluamos hoy el panorama del deterioro social y económico de nuestra sociedad, es muy fácil el encontrar principalmente durante las horas de la tarde y la noche, en esta zona de frondosos bosques, sobre la ruta que une La Barra con la ciudad de Maldonado, en especial en el tramo que cubre “El Jagüel” - “El Placer” mujeres jóvenes que vestidas en forma muy llamativa, saludan de modo sensual a quienes conducen los vehículos que por allí transitan, ofreciendo sus servicios personales.
Seria inútil preguntarnos hoy como llegamos a esto, aunque sí creo sería más interesante el preguntarnos hasta cuando va a continuar. Podemos preguntar a los visitantes de la zona, a los turistas usuarios del camping “El Placer”, o peor aun a los propietarios de residencias cercanas a esta zona, si verdaderamente gustan ellos de esta nueva modalidad de oferta de servicios.
Tampoco vale la pena preguntarnos por que alguien eligió ese margen del arroyo para establecer su lugar de residencia, pero si seria interesante saber por que nuestras autoridades aceptaron tácitamente esa decisión, como un hecho consumado, sin un aparente estudio de impacto a la zona, proponiendo en cambio soluciones alternativas a estas familias.
Resulta interesante el saber que existiendo ordenanzas municipales para todo aquel quien quiera construir o ampliar su vivienda, que deberá obtener la autorización municipal correspondiente, originando un expediente, con planos y aprobaciones que deben estar sujetos a materiales y diseños acordes a la zona, pagando aportes y varios otros etcéteras, a pocos metros del arroyo, estas viviendas se suceden sin planificación aparente , sin mas requisito ni autorización que el solo justificativo de acomodar a aquellos que no tienen o no lograron conseguir otro sitio donde residir aunque sea temporalmente, pero que necesitan trabajar en nuestra zona.
No desconocemos en ningún momento esta seria problemática que vive la zona, pero entendemos que se debe planificar acertadamente, pues si bien es cierto que Maldonado necesita mano de obra para satisfacer diversas fuentes de trabajo, no resulta aceptable el hecho de que cualquiera pueda establecerse en cualquier lado y de cualquier manera, aunque esto sea de modo provisorio.
De continuar así, quizás en poco tiempo más, desde el Club del Golf hasta el Arroyo Maldonado, o desde la Laguna del Sauce hasta las costas de Portezuelo, el hermoso bosque de pinos y eucaliptos herencia de don Henry Burnett, será un área de asentamiento donde las personas podrán establecerse allí sin mayores requisitos, pues si uno lo hizo, todos los demás también podemos hacerlo, ya que todos somos iguales y tenemos los mismos derechos.
Preguntamos entonces a las Autoridades Municipales, tanto a las actuales como también a las encargadas de la gestión en los periodos anteriores del departamento de Maldonado, sin distinción de banderas políticas:
Cual postura es la que debe tomar una administración municipal ante esta situación?
Como contribuyente me interesaría saber muy particularmente cual es la reglamentación aplicada a las construcciones allí existentes. Y nos referimos en este caso particular a todas las construcciones, a las muy precarias, a las medianamente formales y también a las de lujo que están hoy en construcción en el margen opuesto del arroyo.
Si esas construcciones fueron debidamente autorizadas por alguna de las juntas departamentales que actuaron previamente en nuestro departamento, deberá entonces reconocerse el gravísimo error cometido, proponiéndose de inmediato soluciones alternativas, para que las márgenes del arroyo no se conviertan en algo de lo que en un futuro tengamos que lamentarnos todos.
La construcción de edificios de propiedad horizontal o condominios muy próximos a la costa, si bien aumentan el valor inmobiliario de la tierra, afean permanentemente el paisaje al obstruir total o parcialmente la vista panorámica, en especial cuando se trata de un entorno reducido como lo es el caso particular del espejo de agua de la Barra del Arroyo Maldonado en su desembocadura.
En el caso de las construcciones precarias, un solo barrio Kennedy es ejemplo suficiente para todo el departamento de Maldonado, y basta ello como evidencia de las muy serias carencias en la planificación municipal urbana de futuro que existe y existió en la zona desde mucho tiempo atrás, de las carencias de proyectos de soluciones de alternativa, y por que no decirlo, de la falta de visión, de acción y decisión de las autoridades municipales que actuaran en Maldonado desde años atrás.
Decididamente hoy la zona de “El Placer” ha perdido buena parte de su atractivo y belleza natural pues su tranquilidad se ve comprometida. El problema hoy comienza a afectar también a las zonas vecinas, al igual que en “La Capuera” donde los mismos síntomas y problemas comienzan a percibirse también aunque en menor grado.
Todo ello en conjunto, desmerece a nuestro departamento como lugar turístico de preferencia, y no contribuye en modo positivo alguno a mejorar la imagen de Maldonado que todos queremos ofrecer a nuestros visitantes.
Las autoridades municipales actuantes hoy deberán encarar este problema de planificación urbana y sub-urbana en forma seria y efectiva. Sabemos cierto que resultará tarea difícil, pero no podemos dejar que continúe de este modo, porque también sabemos todos los fernandinos que no es el buen camino el que estamos transitando.
|