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Año V Nro. 352 - Uruguay, 21 de agosto del 2009
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La semana pasada el Senado de la República consideró el proyecto de ley por el que se dispone la reparación de aquellos ciudadanos víctimas de la "actuación ilegítima del Estado" entre el 13 de junio de 1968 y el 28 de febrero de 1985. La iniciativa , incluye, entre otras obligaciones, la de que el Estado realice acciones materiales o simbólicas de reparación moral y de preservación de la memoria. Está en sintonía con el convenio celebrado entre el MTOP, la Intendencia de Montevideo y el Pit-Cnt, para la instalación de 15 mojones recordatorios de las acciones de resistencia cumplidas por organizaciones sociales durante el período de facto. Durante el debate, el Partido Nacional insistió, infructuosamente, en la justa necesidad de incorporar a la norma la reparación de las víctimas de las organizaciones guerrilleras, en consonancia con el proyecto que el Ejecutivo elaborara y con las palabras del Presidente Vázquez, quien sostenía "que nunca más en nuestro país se levantará un hermano contra un hermano, y que todos juntos tendremos que trabajar para lograr la mejor calidad de vida para todos los uruguayos" Lejos de ello, el Frente persiste en su egoísta y hemipléjica convicción de que el dolor de unos excluye el de los otros. Insiste en que "recuperar la memoria" y "reescribir la Historia" conlleva excluir de responsabilidad a quienes, desde el año 1963, consideraron que no valía la pena luchar por el Parlamento y optaron por la lucha armada; dando lugar al MLN, el OPR-33; el GAU, y el FARO, entre otros. Se deja de lado también que, un año después, el Partido Comunista fundara su aparato armado, tomando como base su estructura de "autodefensa" La opción por la lucha armada no fue retórica. Muchos creyeron que "La única vía para la liberación nacional y la revolución socialista será la lucha armada" y que "La lucha armada no sólo es posible en el Uruguay, sino imprescindible; única forma de hacer la revolución". Así, los uruguayos sin distinción fueron víctimas de una escalada de violencia, con homicidios, secuestros, "expropiaciones" y torturas. El Partido Comunista hacía malabares, colaborando con la guerrilla, incluyendo al MLN en el Frente Amplio a través de la estructura política de la organización, y acordando con ella pasar a la lucha armada si, triunfando, en 1971, el Frente Amplio, no se le entregaba el poder. Sostenía públicamente que su vía era democrática" y apoyaba los Comunicados 4 y 7 de las Fuerzas Conjuntas. Esos, entre otros muchos, hechos de aquellos años no son tenidos en consideración. Es más: cuando no se minimiza su trascendencia se los niega, lisa y llanamente. La semana pasada perdió nuestro País la oportunidad de transitar hacia decisiones de carácter nacional, resultado del acuerdo de todos los partidos políticos dispuestos a escribir la historia tal cual sucedió; con la carga de pasiones, errores y responsabilidades que cada uno tuvo en aquellos momentos. Tal proceder es el único camino para comenzar a poner un punto final y tributar homenaje a todas las víctimas; pero, por sobre todo al pueblo uruguayo, víctima del mesianismo de unos y de otros. Hoy, treinta o cuarenta años después, el país sigue sin poder superar una oscura etapa de su historia y emplear su esfuerzo en la construcción de un futuro nacional. El Frente impide la aprobación de una norma para la reparación de las víctimas de organizaciones terroristas. © Gustavo Penadés
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