Siguiendo con las verdades, de ninguna manera se lo permito Sra. Ministra de Desarrollo Social
	por Helena Arce

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            Según publicó en su edición del 14 de setiembre del corriente, el diario “El País” la ministra Arismendi respondió a las críticas por la situación de los menores en la calle diciendo que "hay gente a la que estos niños les molestan por un tema estético".

            Y arranco  conteniéndome en lo que quiero escribir, por respeto a la investidura que usted lleva, al integrar el Poder Ejecutivo.

            Descuento que tamaño disparate si es verdad que salió de su boca, no es compartido por ningún otro miembro del gobierno de mi país.

            Gobierno que es el mío, dada mi calidad de ciudadana, nacida en el mismo, y residente.

            De ninguna manera le voy a permitir si es cierto que dijo semejante barbaridad, que lo diga impunemente. .

            Una de las preocupaciones más grandes que he tenido en mi vida, y por la cual sufro a diario es por los niños de la calle.

            Y NO ES UN PROBLEMA ESTETICO, SEÑORA, lo que me desespera,  por cierto.

            He escrito en este semanario sobre el tema, en otros ámbitos, y he planteado con ahínco mi preocupación,  ahora y antes que usted siquiera soñara con estar en  el cargo que hoy ocupa sobre el tema. He ayudado como he podido desde mi condición de ciudadana de a pie, para evitarlo. Claro no tengo ni calidades, ni condición para ser líder político. Soy una simple ciudadana, que trabaja a diario, la cual reacciona ante las situaciones intentando desde el anonimato hacer lo  que puede. Nunca se tiró nada en mi casa, ni se vendió, Señora Ministra, la ropa, los juguetes, los libros que podíamos íbamos con mi hijo a llevarlos al INAME a Maldonado; nunca pasó por mi casa alguien pidiendo,  sin que se fuera con ropa, comida o lo que se pudiese darle para ayudarlo.

            Desde pequeña me enseñaron que por sobre todo,  “los niños  SON SAGRADOS”. Y muchas cosas más de mi historia de vida que me dan credenciales para suplicar sacar a esos niños de las calle, sin tener que pasar por la situación de recibir sus insultos. Situaciones de las cuales no le debo yo a usted ninguna explicación. Sin embargo USTED SI ME DEBE EXPLICACIONES SOBRE LO QUE ESTA HACIENDO POR LOS NIÑOS DE LA CALLE.  PUES USTED LE GUSTE O NO, ES UN MIEMBRO DEL GOBIERNO, Y COMO TAL LE DEBE EXPLICACIONES A LOS CIUDADANOS DE ESTE PAIS SOBRE LO QUE HACE, a usted le pagamos un sueldo para que cumpla con sus deberes. .

            Por lo tanto espero de usted inmediatamente una disculpa clara y contundente, hacia todas las personas a quienes nos ofendió, con sus ligeras y quiero creer, impensadas palabras.  

            Veamos si entiende, veamos si le queda claro:

            Me preocupan los niños de la calle, porque no quiero que los niños uruguayos estén pasando por esa situación.

            Me preocupan los niños de la calle, porque antes que nada en esta vida soy madre, y siento dolor en las entrañas cuando veo como le robamos la infancia a estos niños, permitiendo que vivan esa vida, condenándolos a ella.

            Me preocupan los niños de la calle, porque aspiro a que todos tengan oportunidades de salir adelante, sin importan donde hayan nacido o quienes sean sus padres.

            Me preocupan los niños de la calle, porque soy un ser humano y no puedo dejar de sentir ganas de llorar,  cuando los veo expuestos a todos los peligros que la calle ofrece a diario.

            Me preocupan los niños de la calle porque entiendo que están en la edad de jugar, de aprender, de recibir cariño.

            Me preocupan los niños de la calle, porque entiendo que todos los ciudadanos de este país “les debemos” la responsabilidad de velar por ellos.

            Me preocupan los niños de la calle, porque si hay que gastar dinero en los pobres, es en los niños pobres  primero que nada,  que debemos hacerlo.

            Me preocupan los niños de la calle porque no pidieron venir al mundo, los trajeron.

            Me preocupan los niños de la calle, pues no tienen la culpa de haber nacido en un hogar donde sus padres no están dispuestos, por el motivo que sea, aun una historia similar, a poner por encima de todo su bienestar.

            Me preocupan los niños de la calle, durante el día si hace calor, si hace frío, durante la noche por lo mismo, y pensando en todos los peligros a los que permitimos estén expuestos.

            Me preocupan los niños de la calle, porque quiero que vayan a la escuela, reciban la debida atención sanitaria, y por sobre todo porque aspiro a que puedan salir de esa situación.

            La reto Sra. Ministra a que venga y se atreva a decirme en mi cara, que a quienes nos molesta ver niños en la calle es por un problema estético.

            La reto Sra. Ministra dado el cargo que ocupa, a que se preocupe realmente por ellos, a que haga lo que yo no puedo.

            Como ciudadana de este país, le exijo como primera obligación ante el futuro, como responsable del Desarrollo Social en nuestro Uruguay, se ocupe primeramente de esos niños.

            POR ELLOS,  USTED  SABE QUE HAY QUE SACARLOS DE LA CALLE, LES GUSTE A SUS PADRES O NO, LES  GUSTE A LOS PROPIOS NIÑOS O NO.

            ¿Usted es madre, no siente que cada uno de esos niños podría haber sido su hijo o hija?

            Muchas veces cuando veo criaturas pidiendo, o deambulando por las calles de mi país, se me estremece el corazón y doy gracias al cielo por mi hijo que nació en mi casa, e íntimamente le pido perdón a esos niños por no haber tenido la oportunidad de ser hijo mío.

            Pues algo le aseguro, no seré la mejor madre del mundo por cierto, aunque lo intento, pero estoy dispuesta a realizar el trabajo que sea necesario, a vivir en la vivienda más modesta, a comer yo de la basura o a no comer,  con tal que mi hijo jamás tuviese que vivir en la calle. Aun hubiese estado dispuesta a renunciar a él si fuese necesario, si su destino hubiese sido ese. Y le aseguro Ministra que si hay algo anhelé en mi vida, fue ser madre, ningún otra cosa me ha dado más satisfacción, ni títulos ni lisonjas. Ver la cara de mi hijo todos los días, es el mejor regalo que he recibido en la vida.

            Por lo tanto, antes de hablar ligeramente sobre los sentimientos de las demás personas, piense un poco. Hoy usted me ha insultado en ese insulto al barrer, y no estoy dispuesta a ser insultada por nadie, en algo que me atormenta a diario, por más alto cargo que esa persona ocupe.

            Creo que el gran problema que tenemos en este país, es la existencia de personas quienes se sienten dueñas del dolor por los demás.

            Y me mido, me mido por no decir todas las consideraciones que personalmente semejantes palabras me han producido.

            Antes que nada en el acierto y en el error, prefiero creer sobre aquellas personas quienes se dedican al servicio público, la existencia de buena fe.