Miembro de apdu
   
Año V - Nº 265
Uruguay,  21 diciembre del 2007
separador Inscripto en el Registro de Derechos de Autor en el libro 30 con el No 379
 

Buscar en el WWW Buscar en Informe Uruguay

1

ha

historia paralela

2012

humor político

apdu

 

Conceptos vacíos 

por Dr. Jorge T. Bartesaghi
 
separador
 
rtf Comentar Artículo
mail
mail Contactos
notas
Otros artículos de este autor
pirnt Imprimir Artículo
 
 

            No por reiterado deja de molestarnos el uso inadecuado de palabras o conceptos vacíos de contenido, que mediante su sola repetición logran instalarse en el colectivo social.

            Lo más grave es que la aceptación popular convalida su falta de sustancia, y de ahí en más, su sola enunciación presupone la síntesis de ricos conceptos, de valor entendido entre la gente, que nadie necesita ni intenta profundizar.

            El vocablo o la frase, de por sí, dice todo, y no requiere explicación alguna.

            Es común que en tiempos electorales se instalen, o reinstalen, términos (habitualmente productos de campañas de marketing) con el objetivo de identificar grupos políticos o programas de gobierno.

            Y no está mal que así sea. Lo malo es que se apele a su imposición por la sola repetición y no se les dote del contenido imprescindible para elevar su “status” de mero discurso electoral al de acción concreta de gobierno.

            Así aparecieron en escena (tablado de la dialéctica política) términos como el de “país productivo”, “reforma del estado”, “gasoil productivo”, “más y mejor Mercosur” y varios otros.

            El Frente Amplio en su campaña electoral logró identificar alguno de estos términos con su programa de gobierno, al punto que sus seguidores, -ante su sola enunciación- se sentían intelectualmente cómodos, modernizados y suficientemente informados.

            Hoy quiero referirme a uno de ellos, al término “país productivo”, concepto inventado para enamorar a unos y otros.

            A los “hacedores”, la posibilidad de hacer, de desarrollarse; a los meros espectadores de los procesos de vida, el disfrutar del esfuerzo de los demás; a los bucólicos soñar con paisajes de Nueva Zelanda; a los generadores de ideas pensar en el milagro de Irlanda; en fin, para todos un futuro mejor porque “país productivo” se imaginaba sinónimo de país rico, y sabido es que la riqueza de una u otra forma favorece a todos.

            Al producirse el cambio de gobierno, para sus entusiastas votantes esta frase ofició como criterio rector del cambio prometido, cuyos resultados estarían a la vuelta de la esquina. Como por arte de magia empezábamos a ser un país productivo, muy diferente del hasta entonces existente, país especulador, en suma improductivo.

            Nadie se preocupó entonces de darle contenido al término. ¿Productivo de qué cosas?

            ¿De bienes, de servicios o de ambos? ¿De cuáles bienes o de qué servicios?

            Si entonces la ingenuidad de la gente y el abuso intelectual de quienes a ella se dirigían no tuvieron límites, menos lo tienen hoy cuando, a casi tres años de gobierno, se sigue manejando el término con la misma ligereza y liviandad del principio.

            Digamos claramente que no estamos en presencia de ningún país productivo.

            Y no lo estamos porque el partido de gobierno jamás ha intentado los pasos necesarios para iniciar el camino de darle sustancia real al término, priorizando y jerarquizando su esencia frente a una simple e inútil etiqueta electoral.

            No hay país productivo porque ha faltado generar una política de estado que defina claramente su contenido, los bienes y/o servicios a desarrollarse y protegerse, el nivel de protección a otorgarse y los sacrificios que estamos dispuestos a hacer para sostenerla.

            Tampoco hay políticas de estado porque el gobierno –adormecido por la suficiencia de una mayoría absoluta- no ha entendido que las mismas se sustentan con grandes acuerdos nacionales destinados a permanecer y prolongarse más allá del límite de su propio mandato.

            No puede haber país productivo si no se promueve la inversión, del signo que sea, única forma de crear trabajo y riqueza necesarios para emprender el camino del desarrollo. Ellos son los que combaten con efectividad la pobreza, y no el asistencialismo al que a veces nos vemos obligados a recurrir.

            No puede haberlo si no hay seguridades y previsibilidad en la acción del gobierno. Si parte del elenco ministerial se alinea en determinada posición política, filosófica o económica, y la otra en las antípodas. Si unos homenajean al presidente Bush en Anchorena y otros intentan “escracharlo” frente a su hotel. O si la fuerza política que sustenta el gobierno realiza actos y contra-actos en un mismo día y por el mismo motivo.

            Como imaginar un país productivo cuando una parte del Frente Amplio piensa en clave de un socialismo moderno y la otra actúa al amparo del manual que pregona la lucha de clases. O cuando el Presidente de la República y su Ministro de Economía festejan el logro de la próxima suscripción de un Tratado de Libre Comercio nada menos que con los Estados Unidos de América, reconociendo que el “tren pasa solo una vez”, y el Canciller asegura que “ese tren no lo tomamos”, y efectivamente así es.

            Extenderíamos inútilmente este artículo citando innúmeros ejemplos de triste memoria que demuestran la inexperiencia de este gobierno, que deberá enfrentar el juicio de la historia explicando por qué ha desperdiciado oportunidades que pudieron cambiar el destino de su gente.

            No hay país productivo porque se sigue incrementando el costo de un estado ineficiente, porque se prioriza el mantenimiento de monopolios obsoletos, porque se pretende encerrarse en ideologías caducas, y también porque para sostener equilibrios internos mal hilvanados no se duda en poner en juego los más altos intereses nacionales.

Comentarios en este artículo
 
21
Informe Uruguay se halla Inscripto en el Registro de Derechos de Autor en el libro 30 con el No 379
Depósito legal No. 2371 deposito Nos. 338018 ley No - 9739, dec 694/974 art. 1 inc A
20
Los artículos firmados son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan, necesariamente, la opinión de Informe Uruguay
20
Los enlaces externos son válidos en el momento de su publicación, aunque muchos suelen desaparecer. Los enlaces internos de Informe Uruguay siempre serán válidos.
Estadisticas Gratis