Disculpen que insista nuevamente con mi nuevo lugar de residencia, pero es que aquí hay tanta cosa para comentar que no puedo evitar hablar sobre ello.
El departamento de Rocha todo, y en especial la ciudad de Chuy, por su posición geográfica dentro de nuestro país son lugares que marcan cierta diferencia con muchos departamentos, ciudades y pueblos de nuestro territorio. Esto no va dicho en desmedro de los demás, por el contrario, cada uno de nuestros 19 departamentos tiene sus propios atractivos y cumplen con una función específica e importante, son parte de un todo que conforman los 185 mil Kmt. cuadrados de la República.
Pero aquí hay algo distinto, desde la manera de hablar hasta la vida fronteriza tan agitada que se vive a diario; entre tanta cosa es paso obligado del transito que se mueve entre Brasil y Uruguay.
En la ciudad del Chuy se ve gente de muy diferentes nacionalidades, y es muy común escuchar decir que debido a que del lado de Brasil existe una gran colonia de personas oriundas de países árabes, incluidos grandes comerciantes, todo está muy vigilado por la policía y agentes pertenecientes a agencias de inteligencia de diferentes países, que aparentemente, y según dicen, pululan por aquí.
Yo, por supuesto, estoy absolutamente alejado de cualquier actividad comercial y desconozco los entretelones de estas actividades, hablo por los comentarios del común de los lugareños, ¡Hay que oír las historias!
La propia idiosincrasia de la gente lo hace distinto y, dentro de este panorama, tenemos otro lugar del que ocuparnos, la Barra del Chuy y Puimayen, dos balnearios contiguos, aquel relativamente chico y este que ocupa una gran extensión, aunque en su mayor parte está absolutamente deshabitado.
En estos dos lugares siempre hay algún nivel de irregularidades, muchas casas no tienen planos o son construcciones precarias que jamás se regularizaron, de esa manera, comprar o vender una propiedad puede significar todo un trastorno y un interminable papeleo que se transforma en una demora infernal; eso si es que uno quiere tener las cosas en orden, pero suele ser muy común que nadie se preocupe por estas “nimiedades” y compre sin preocuparse demasiado.
En mi caso, por ejemplo, hace cinco meses que compré y todavía estamos en “veremos”, pues aún no se ha podido finalizar la compra-venta, el anterior dueño tuvo que regularizar un montón de cosas y aún no vino la inspección final para poder terminar con la escritura legal de la propiedad.
Hay muchos reglamentos que no se cumplen, por ejemplo: está bien claro que no se puede construir contra los linderos, o sea que hay un retiro obligatorio que no permite edificar contra la propiedad del vecino, pues a esto mucha gente no le da pelota. Recurrir a las autoridades cuando alguien se ve perjudicado suele ser la única solución??? que se puede intentar para arregla el desaguisado.
El negocio de los Free Shopp es algo monstruoso, debido al cambio favorable para Brasil se dio vuelta la torta, y muchos negocios y supermercados brasileros han desaparecido, están casi vacíos o por cerrar su puertas; según me comentaron en el Chuí (Brasil) luego de la temporada se va a producir el “desbande”, aún así, hay algunas cosas (muy pocas) que todavía conviene comprar “del otro lado”
Se están adquiriendo terrenos y locales en la Avda. Principal, o sea la línea divisoria del lado uruguayo y pagando cifras siderales, en algunos casos manzanas enteras; la finalidad, más Free Shopp
Como en otras épocas fue la fiebre del oro hoy se vive la fiebre del Free Shopp.
Pero esto es negocio para los extranjeros, ya que el uruguayo no puede comprar en esos lugares; también se va para “vichujear” lo que hay, todo es Made In China y en algunos productos no he notado mayor diferencia con precios de Montevideo, tampoco hay mucha cosa de calidad superior.
Los cambios de moneda extranjera abundan por aquí, se puede cambiar moneda en negocios establecidos o con gente que lo ofrece por la calle, hay para todos los gustos, en cualquier lado siempre hay alguien dispuesto a “cambiar”.
El turismo no es bueno, es un turismo mentiroso, a la gente ya no le sirve la frontera, tanto del lado de Brasil como en el uruguayo los precios, tanto de frutas y verduras como la mayoría de los comestibles, son generalmente más altos que en Montevideo, lo que significa que vivir aquí no es nada barato.
La dorada época de Samuel Priliac desapareció junto con él; o sea que se terminó el atractivo principal para venir por estos lados, los pocos que llegan, y ya lo dije en otra oportunidad, son “gasoleros” a muerte. La gran mayoría del turismo nacional generalmente procede, algunos de Montevideo y la mayoría de departamentos cercanos como Cerro Largo y Treinta y Tres. El resto son argentinos y brasileros que solo están de paso y vienen por visitar los Free Shopp para surtirse de chucherías.
Las casas importantes y caras son difíciles de alquilar, el turismo pudiente va para otros lados, y los que vienen buscan casas rudimentarias y baratas.
Es que en Rocha y otros departamentos también hay muchas playas hermosas, y más cerca, el enorme atractivo de una frontera barata se perdió. Son demasiados kilómetros, aún en esta época de carreteras en buen estado y coches modernos y rápidos.
Por estos lados también se conoce el miedo, nadie sabe nada, pero todos hablan, y por supuesto que yo tampoco se nada, solo les cuento lo que dicen las “malas lenguas”
Se habla de fortunas que se hacen o desaparecen en un abrir y cerrar de ojos, y hasta de muertes misteriosas nunca aclaradas, es que la frontera da para todo, estas historias pueden ser reales, o no, ¿Quién lo sabe? Tampoco se puede creer demasiado, porque a veces, a muchas de estas historias les da vida la imaginación de la gente.
Todo esto que les cuento son comentarios, y comentarios que circulan por doquier como reguero de pólvora, yo solo escucho y no me afilio a ninguna historia.
Estas cosas me hacen acordar a épocas pasadas, cuando en el medio del campo y a la luz de un fogón, se contaban historias de fantasmas, luces malas y aparecidos, algo que te ponía los pelos de punta.
Pueblo chico infierno grande, dice el dicho popular, aunque yo no creo en brujas, ¡Pero!... que las hay, las hay.
Venimos teniendo un verano irregular, durante casi todo el mes de enero y la primera quincena e febrero se ha mantenido casi constante un fuerte viento del este y sureste que por momentos hacía muy molesta la permanencia en la playa.
Vecinos del lugar me dicen que todo ha cambiado, y que esto sucede desde hace unos cinco años, el cambio climático ha alcanzado esta zona también.
También mencioné en anterior oportunidad el tema de la estatua de Iemanyá, un mamotreto de arena y pórtland que aparentemente hizo construir la comuna con dudosos fines turísticos.
Este último 2 de febrero concurrió muy poca gente, y la reunión se hizo de noche, de lejos se pudo observar algunas fogatas, o grupos de velas prendidas, ¡Pero eso si! Eran las tres de la madrugada y no se podía dormir por los tamboriles y los cohetes, y no es que estuviera muy cerca, ustedes saben como se traslada el sonido en espacios abiertos.
Repito nuevamente que vivimos en un país laico, y por lo tanto no es el estado ni los gobiernos departamentales quienes pueden recurrir a figuras representativas de ninguna religión para adornar lugares públicos.
Recuerdo cuando fue instalada la enorme cruz en Bvar. Artigas y Avda. Italia, pues para autorizarlo se tuvo que tratar el asunto en el parlamento y aprobar una ley, ya que se trataba de un símbolo religioso, en este caso del cristianismo y, como ya dije, vivimos en un país laico.
¡Ah vieja Barra, como te extraño! aún recuerdo aquellas épocas en que venir por estos lados era toda una aventura, éramos muy pocos y el farol a mantilla era un elemento imprescindible, no se veían autos destrozando la playa ni vehículos todo terreno aplanando los médanos.
Todo era más lindo, más natural y se vivía más barato y tranquilo; con el verano viene el turismo y con el turismo los chorros.
El Chuy, la Barra, Puimayen, toda una poesía folklórica rodeada de anécdotas e insondables misterios que jalonan la historia sin fin de un lugar como hay pocos.
Foto tomada con gran zoom y la cámara en la mano, se ve la parte de La Barra del Chuy, y al fondo, en franjas horizontales rojas y blancas el faro de la Barra do Chui (Brasil). Desde donde tome esta foto, o sea en el frente de mi casa, al Faro, hay casi 5 kilómetros en línea recta.
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