Una férula gigante… Dr. Enrique Rimbaud Decano de la Facultad de Veterinaria Managua - Nicaragua

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          Un camión descontrolado… el sueño… el guaro… quien sabe… carretera a Masaya…. un caballo flaco que se atraviesa… pegándole fuertemente con el bumper hizo girar al caballo como si fuera trompo… solo un chasquido similar a leña que se parte hendió el aire… no se escucharon los frenos del camión… este desapareció… solo quedó en la carretera tirado el pobre caballo… pifiando de dolor…

          Un taxista se bajo con una 9 mm… - para evitar que sufra!!! – iba gritando, convenciéndose y justificándose frente a la gente que ya se apiñaba en un solo morboseo…

- No!!!

          Gritó un carretonero que pasaba por allí, ayúdenme a cargarlo, que estamos cerca de la UCC, y allí los doctores sabrán que hacer….

          El sueño iba venciendo a Clemente, la jornada anterior había sido dura, casi cuatrocientos animales habían atendido en La Trinidad, debía terminar unos formatos, realizar unas tinciones y además preparar clases, para colmo, estaba de guardia… ya las letras de la compu se le iban desdibujando cuando sonó el teléfono despertándolo…

- Dr… hay un caballito en la puerta… lo van a atender?
- Si hombre, claro, como no lo vamos a atender!!!

          Llamó un par de asistentes, tomo el botiquín de primeros auxilios y salió a atender el caballo… el mismo, estaba tendido sobre un carretón, piel y huesos, huesos y piel, los ojos hundidos, las costillas semejando una marimba, y una gran hinchazón en el hombro… lo chequea… y m…. una fractura de húmero…

          Las fracturas en los equinos son muy difíciles de tratar, si uno les pone yeso, escayola o resina, al levantarse, se rompen de viaje… los clavos traumato-ortopédicos, al apoyar el animal se rompen o doblan…

- Lo va a sacrificar doctor? – mas que pregunta era un ruego, una imploración –
- No hombre, acá nunca matamos ningún animal salvo que no haya más nada para hacer…

          Al rato, ya tres veterinarios y cinco ayudantes trabajaban denodadamente fabricando una férula de Thomas gigante, con hierro, muchos apósitos, y sobre todo muchas ganas…

          El caballito se fue tres horas después, ya hidratado, y con la fractura contenida por la férula, solo debe aguantar veinte días, lo suficiente para que se forme el callo óseo…

          Esperemos que todo salga bien, por lo menos, se hizo el intento, y no creo que el esfuerzo haya sido en vano…