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Problemática aurinegra con
futuro institucional incierto
por Fernando Pintos
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La problemática que vive, en este momento, el Club Atlético Peñarol, uno de los dos grandes del fútbol uruguayo, excede ya con creces, a mi juicio, la preocupación aguda que experimenta la parcialidad aurinegra y se hace, por el contrario, por completo uruguaya, pues a todos abarca de alguna manera… Un asunto nacional, sin la menor pretensión de ironizar. Y también un asunto universal, globalizado, por la existencia de esa importante Diáspora uruguaya que ha llegado, pienso (luego existo, o tal creo), a «colonizar» hasta los más apartados rincones del planeta. Es indudable que el tema provoca el regocijo alborozado de muchos uruguayos, y no sólo nacionalófilos (o «nacionalóficos», como gustaba decir el gordo Rosas Riolfo), sino de casi todos los demás equipos, principalmente aquellos que apuntan con mayor fuerza a emerger desde la condición tradicional de «chicos». Sin embargo, creo que tales sentimientos, y las consiguientes manifestaciones —por regla general irónicas e hirientes— son una clara expresión de inmadurez. Para decir verdad, no le hace ningún bien al fútbol uruguayo que Peñarol esté como está… Aunque, por supuesto, podría estar todavía peor, tal cual podrán leer en mi párrafo final.
En el final de este artículo explicaré alguna hipótesis inquietante, y no ya sobre el presente de Peñarol, harto conocido por tirios y troyanos, sino más bien sobre un presumible futuro que no sería para nada deseable. Pero comencemos por un principio, porque antes de mis conclusiones quiero que lean dos artículos que se publicaron esta misma semana. El primero, de opinión, corresponde al recién pasado miércoles 20 de mayo. Se tituló «Peñarol va de fracaso en fracaso» y fue firmado por José Mastandrea:
«…Un título en diez años es poco. Demasiado poco para un grande. De aquel lejano 1999, dirigido por Julio Ribas, a este 2009, sólo quedó el Uruguayo de 2003 bajo la batuta de Diego Aguirre y el empuje de José Luis Chilavert. Después, lo de Peñarol ha sido una constante. Viene de fracaso en fracaso, perdiendo terreno en lo deportivo y también en lo institucional con Nacional, su rival de todas las horas.
No tiene estadio, tampoco sacó juveniles en los últimos tiempos y se han borrado miles de socios de su padrón. Sólo cosechó frustraciones.
Hace cinco años que no juega la Copa Libertadores de América. Y cuando le tocó ir al repechaje, entró y salió en un abrir y cerrar de ojos.
Recién en las últimas dos temporadas estuvo a punto de ganar el Uruguayo pero primero cayó frente a Danubio y el año pasado ante Defensor Sporting. Nunca antes había perdido finales contra equipos chicos.
Hay que entender al hincha. Hay que comprender a la gente cuando le da la espalda al club. No se justifican las agresiones ni los salivazos, pero la única manera de expresar su descontento es en la tribuna cada fin de semana.
Hoy, está afuera de la Liguilla. El panorama vuelve a ser el de siempre: desalentador…».
El segundo de los textos periodísticos prometidos, es un reportaje del diario «Últimas Noticias», correspondiente al martes 19 de mayo y publicado bajo el siguiente título: «Fracaso repetido: Peñarol quedó lejos de la definición por el título en 9 de los últimos 12 torneos». Lo que allí se reseña, es de interés superlativo. Y véase si no:
«…Que lleva 6 años sin ser campeón del Uruguayo y que en este nefasto período apenas pudo ganar un Clausura, ya todos lo sabemos. Pero el fracaso de Peñarol es aún más estruendoso si tenemos en cuenta que en la mayoría de los campeonatos ni siquiera ha estado en la definición del título.
El problema es mucho más grave entonces, porque una cosa es perder los campeonatos dando pelea hasta el final, y otra muy distinta es lo que ocurre con el carbonero, que en 9 de los últimos 12 torneos cortos ni siquiera estuvo en la definición del título.
En este Clausura una vez más llegó a las fechas finales sin ninguna chance de ser campeón. La derrota ante Liverpool lo había dejado 6 puntos debajo del líder (Defensor) a falta de 4 etapas, y su nueva caída, ante River, lo alejó definitivamente de la definición.
Después de coronarse campeón del Uruguayo 2003, Peñarol disputó un total de 12 torneos cortos y solamente ganó uno, pero su fracaso es mayor aún pues en 9 de los 12 casos ni siquiera peleó el título ya que llegó a las últimas fechas muy lejos del líder. Además del Clausura 2008 que ganó con Saralegui, los otros dos torneos que definió fueron los de 2006/07, con Gregorio Pérez, perdiendo ante Danubio en el partido en el que se definía el campeón.
2004-CLASIFICATORIO
En el torneo que inició esta cadena de fracasos, Peñarol terminó a 9 puntos del campeón, Danubio. Empezó mal, pero hasta faltando 7 fechas igual mantenía alguna chance pues estaba a 6 unidades del franjeado, pero al quedar 9 abajo se bajó de la pelea con 5 fechas de antelación.
2004-APERTURA
En un torneo de 9 fechas, cuando quedaban 3 por jugarse Peñarol estaba a 5 puntos de Defensor y a 3 de Nacional y Danubio. Cerró ese campeonato perdiendo el clásico y repitiendo derrota ante Danubio, y terminó 5º a 9 del campeón que fue Nacional.
2004-CLAUSURA
El fin del ciclo de Diego Aguirre como técnico en Peñarol fue en este campeonato. Cuando quedaban 3 fechas para el final venía 3º a 2 puntos de Danubio y a uno de Defensor, por lo que necesitaba ganar y esperar traspiés de esos equipos. Pero por el contrario, los traspiés los tuvo Peñarol, que perdió un clásico histórico (ganaba 2-0 y cayó 3-2 en los minutos finales) y ya sin chance fue goleado 5-1 por Danubio. Terminó 5º a 8 del campeón que fue el franjeado.
2005-URUGUAYO
Con Morena había ganado la Liguilla en enero (en la que no participaron ni Danubio ni Nacional, los finalistas del Uruguayo) y en el Uruguayo Especial renovaba esperanzas. Faltando 6 fechas estaba a 7 puntos del líder (Nacional); se arrimó a 5 cuando quedaban 5 etapas; se mantuvo en esa situación hasta que quedaban 3 y se puso a 3 unidades a falta de 2 fechas, pero era más que complicada su chance pues había dos líderes (Nacional y Defensor), por lo que necesitaba que ambos perdieran. Dependía de un milagro que no llegó y terminó a 6 del campeón.
2005-APERTURA
Estuvo en las primeras posiciones durante todo el torneo, y hasta lideró cuando faltaban 6 fechas para el final, pero justo allí se derrumbó con un 7-2 ante Danubio. Se bajó de la punta y con un nefasto cierre de torneo a puro empate y derrota quedó cada vez más lejos, finalizando 7º a 8 del campeón (Rocha) y concluyendo así el ciclo de Morena como técnico.
2006-CLAUSURA
Para este torneo asumió Garisto que tuvo un pésimo comienzo, y encima la sanción de 12 puntos lo marginó definitivamente cuando apenas iban 4 fechas. Ya con Saralegui como DT interino terminó último por la sanción, aunque de no ser por esa quita de 12 unidades hubiera ocupado el 12º puesto (a 19 del campeón, Nacional) y ni siquiera entraba a la Liguilla pues quedaría 11º en la Anual.
2006-APERTURA
En el regreso de Gregorio Pérez, Peñarol empezó mal (estaba 7º a 5 del 1º a falta de 8 fechas) pero remó y se acercó hasta quedar a 4 de Danubio cuando faltaban 6 partidos. Una seguidilla de triunfos le permitió treparse a la punta y quedar 2 unidades encima del franjeado tras la penúltima fecha, y en la última justo enfrentaba a su escolta. Con un empate se coronaba campeón, y hasta empezó ganando 1-0, pero Danubio le arruinó la fiesta con una goleada 4-1.
2007-CLAUSURA
Estuvo siempre en los primeros puestos junto a Danubio y Defensor, alternándose entre el primer y segundo puesto. Pero en la recta final cedió puntos que lo alejaron, hasta llegar al último partido con 3 puntos menos que el líder Danubio, a quien visitaba en Jardines. Estaba obligado a ganar para forzar una final, y así lo hizo, pero en el partido desempate perdió el título por penales.
2007-APERTURA
Pese a haber peleado los dos torneos de la temporada anterior, una mala campaña en la Liguilla marginaría a Gregorio Pérez, abriéndole las puertas a Gustavo Matosas, que en su primer torneo estuvo siempre lejos de la punta. Faltando 8 fechas iba 6º, a 5 de Rampla; cuando quedaban 6, estaba 7º a 8 de Defensor; y faltando 3, estaba 9º a 11 del violeta. Terminó 11º a 18 del líder, resignando no sólo el Apertura sino también la Tabla Anual.
2008-CLAUSURA
Tras la 4ª fecha fue cesado Matosas, y con Saralegui remó de atrás hasta ponerse a 3 puntos del líder, pero una derrota en Belvedere (ganaba 3-1 y perdió 4-3) lo dejó 6 de la punta. Luego de eso ganó todos sus encuentros y aprovechó algunos traspiés de River y Nacional, hasta alcanzar la punta y forzar una final con los darseneros, en la que se coronaría campeón ganando 5-3. Cortaba allí una racha de 9 torneos consecutivos sin vueltas olímpicas, pero no podría ganar el Uruguayo.
2008-APERTURA
Comenzó con 3 puntos menos por una sanción, y aún así logró recuperar posiciones hasta ponerse a 3 unidades del líder cuando quedaban por jugarse 4 fechas. Pero un empate con River y la derrota en el clásico lo alejaron definitivamente de la pelea, al punto que llegó a la penúltima etapa con 7 puntos menos que Nacional.
2009-CLAUSURA
En el verano renunció Saralegui y llegó Ribas. Peñarol se mantuvo todo el torneo en posiciones expectantes, muy cerca del puntero (Defensor), pero en vez de aprovechar el traspié del violeta en Melo, el propio Peñarol sufrió tres derrotas al hilo que lo dejaron a 9 unidades, ya sin chances…».
Conclusión. Los personajes que están, por años, aferrados a la conducción del Club Atlético Peñarol con las 20 uñas y dentadura completa, con prótesis incluidas, no se encuentran allí por los motivos que bien podrían ser esgrimidos, indistintamente, por cómplices, esbirros o ingenuos de solemnidad… Argumentos tales como: «Están allí por amor a la institución»… «Es que la pasión por esa camiseta es más fuerte que nada»… «Son personas generosas, que ofrecen sus desvelos y el propio peculio para engrandecer al club»… «Se sacrifican para que Peñarol siga siendo un grande de América y del mundo»… «¡Tienen el mismo espíritu de servicio que la Madre Teresa de Calcuta!»… Etcétera. Como cualquiera que tenga no dos, sino tan siquiera medio dedo de frente podrá fácilmente entender, ninguno de estos personajes responde a tan cándidas como maquiavélicas descripciones. ¡Y mucho menos estando Paco Casal tan bien metido en el asunto! Lo que esos tipos están haciendo, es abandonando los intereses del club en aras de los propios. Porque si algo ama con pasión inconmensurable, la gentecita de tal calaña, eso es la propia billetera y las propias cuentas bancarias, sea que ésta estén en Uruguay, Bahamas, Suiza o Islas Caimanes… Pienso que la intención de esta gente radica en llevar a Peñarol hacia un estado desesperante de colapso prolongado. Y una vez allí, vender el club a algún mafioso narcotraficante involucrado en asuntos futbolísticos, para lo cual contarían con el «Lobby» indispensable e invalorable (jamás gratuito o desinteresado) de Paco Casal… O, ¿quién sabe?, de repente rematarlo con algún jeque árabe. No se olvide que meses atrás, Ribas irrumpió en Uruguay con promesas por el estilo: acarrear el patrocinio de algún magnate del Golfo Pérsico. Un futuro tenebroso, ¡para Peñarol y todo el fútbol uruguayo!, si por desgracia llegara a concretarse.
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