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¿La Policía es vocacional?
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Las necesidades económicas de las últimas décadas han motivado que los ingresos a la policía sean motivados; más por dichas necesidades, que por vocación.
Al ingresar a la Institución, suceden dos fenómenos con los ciudadanos que pretenden ser policías. Primero descubren que la realidad es diferente a las seriales de televisión. No existen suntuosas patrullas, ni almidonados uniformes. No hay tanta libertad de acción, como la que nos muestran, sino que existen normas que condicionan el accionar policial, y derechos que respetar.
Que el “muchachito de la película”, en la policía puede morir, o terminar en la cárcel. Que la gran mayoría no vive en suntuosos apartamentos, con todos los servicios y comodidades, y que los sueldos policiales implican tener que trabajar 16 o 18 horas por día para poder más o menos poder comer todos los días.
Por otro lado descubren una función de neto corte social y de servicio, donde el objetivo fundamental es el prójimo. “Servir a la sociedad”, eslogan propagandístico de marketing político, tiene un serio trasfondo personal e institucional de vocación de servicio, como tienen los médicos, los bomberos, etc.
La policía debe brindar seguridad, y mantener el orden y a ese cometido esta intrínsicamente ligada la vocación de brindarse, y de relacionarse con el otro.
La seguridad es tan vasta y compleja que abarca todos los estamentos de la sociedad, y abre un campo casi ilimitado a quienes poco a poco van descubriendo esa vocación de servicio y de compromiso.
Sin dudas que la Policía es vocacional, sino fuera así no habría policías, ya que la función policial debe ser una de las más desmotivantes, de las mas ingratas, y menos reconocidas por todos los actores sociales y políticos.
No es reconocida por una sociedad que le reprocha si actúa, pero también le reprocha si no actúa. Y por un sistema político, que siempre encuentra “otras prioridades” al momento de otorgar el reconocimiento económico que motive positivamente la entrega y el sacrificio personal.
Aun así la mayoría de los ciudadanos que ingresan a la policía, descubren esa vocación de servicio, de entrega y de sacrificio que posee todo el personal policial no solo de nuestra policía, sino en general de todas las policías del mundo.
Tiene que ver con la satisfacción de deber cumplido. Tiene que ver con sentirse parte de una hermandad no sanguínea, relacionada con lo etéreo que va más allá de lo comprensible, y que obliga entre otros, al máximo sacrificio de entregar la vida en defensa del prójimo.
La Comisión
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