Uruguay y el Cono Sur frente al eje Chávez-Farc
NARCOGUERRILLA Y SECUESTROS
Hipótesis de conflicto
El Cono Sur frente al eje Chávez-FARC por Lourdes Pagani
|
|
|
Aunque en la actualidad, Sudamérica pasa por un momento sin precedentes en términos de la abolición de las hipótesis de conflicto interestatal tradicionales, nuevas amenazas -de un carácter hasta ahora desconocido- se ciernen sobre ella.
Una de las varias caras del proceso de globalización es la mundialización del delito.
En Colombia, el potencial colapso del Estado se potencia con nuevas organizaciones delictivas globalizadas (como la "mafia rusa"), que se suman al narcotráfico, la violencia insurgente, el trueque de drogas por armas, la industria del secuestro, y un nuevo populismo en Venezuela (cuyo caudillo es sospechoso de apoyar tácticamente la insurgencia colombiana).
El embate norteamericano contra las FARC y su principal fuente de financiamiento (la droga) es seguido por un aumento de la industria del secuestro (que es su segunda fuente de financiamiento). Y la debilidad de los aparatos de seguridad de los países de la región hacen de ellos los blancos probables de dicha industria en un futuro próximo. Emerge así una nueva hipótesis de conflicto, vinculada a las "nuevas amenazas".
LA HIPÓTESIS
Ya en marzo de 2001, el diario Ámbito Financiero informó que la gendarmería argentina estaba preocupada por el posible desembarco de grupos narcotraficantes y de organizaciones guerrilleras de origen colombiano a través de la frontera norte del país. Específicamente le preocupaba que, como consecuencia de la erradicación de cultivos cocaleros y el enfrentamiento militar generados por el Plan Colombia, tanto narcotraficantes como guerrilleros se replegaran hacia esas tierras australes. Al respecto, hubo conversaciones con los gobernadores de las provincias norteñas y con el embajador de los Estados Unidos.
Varios meses antes, la periodista Malú Kikuchi había tenido una entrevista con una alta autoridad del gobierno argentino, quien le confesó (después de cierta insistencia) que estaban ingresando armas de contrabando por la frontera del Noroeste. La Sra. Kikuchi dijo con énfasis: "¡estamos hablando de armas de las FARC!", y el funcionario asintió. No obstante, le quitó relevancia al tema diciendo que el flujo era pequeño y controlable, y que después de todo siempre había contrabando de armas. Dijo que existía un "foco minúsculo". Frente a la pregunta sobre qué medidas se habían tomado para eliminar el incipiente problema, el funcionario dijo que el gobierno estaba "apagando demasiados incendios en demasiados frentes" como para ocuparse del asunto. Quedó claro que la entrevista era on the record.
Aun antes de eso, Juan Tokatlián, especialista en relaciones internacionales argentino dos veces expatriado, una vez huyendo de la violencia argentina de la década del '70, y la segunda vez huyendo de la colombiana, para abandonar su país de adopción y regresar al nativo. En esa ocasión, Tokatlián dijo que en su opinión la Argentina era un país ideal para el establecimiento de una industria del secuestro a-la-colombiana, por las deficiencias y corruptibilidad de sus organismos de seguridad.
En verdad, los secuestros están aumentando fuertemente en Colombia y ya se están derramando a países contiguos, debido a que la destrucción de campos cocaleros priva a las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) de parte de sus ingresos, y esto se compensa aumentando la otra fuente de ingresos: los rescates de secuestros.
Si en la Argentina existen condiciones propicias, es probable que lo intenten aquí en connivencia con grupos locales. Eso es lo que hacen en Bogotá, donde las FARC no tiene poder propio: secuestran a través de bandas de delincuentes comunes a las que subcontratan, dividiéndose la ganancia (30% para la banda, 70% para las FARC).
Las FARC tienen cómplices poderosos en Colombia y otros países. El "chavismo" venezolano es fuertemente sospechoso de brindar apoyo a sus hermanos "bolivarianos" de la guerrilla colombiana. Y la trama de vínculos entre altos funcionarios corruptos, traficantes de armas, narcotraficantes y mafias diversas, incluyendo la rusa, es una pesadilla que no escapará a nuestra atención, y que no será fácilmente derrotada por el Plan Colombia, al menos tal como viene enunciado. Ya cayó un gobierno sudamericano, el de Alberto Fujimori en Perú, por la triangulación de armas de origen ruso, legalmente compradas por el gobierno peruano al de Jordania y luego transferidas a las FARC.
El rompecabezas y la trama que se va revelando, inexorablemente conduce a una gravísima hipótesis de conflicto: consideramos que (coincidiendo con Tokatlián) es altamente probable que las FARC exporten su industria del secuestro a la Argentina y a otros países.
Chile probablemente esté mejor protegido porque sus FFAA mantienen su moral y su capacidad operativa. Pero en la Argentina y demás países es probable que se avecinen días siniestros.
EL CONOSUR FRENTE AL EJE CHÁVEZ-FARC
Los intocables
En octubre de 2000, mientras se desarrollaba la visita de Estado a la Argentina del entonces presidente colombiano Andrés Pastrana, un centenar de activistas de izquierda atacó con piedras y bombas de estruendo la fachada de la embajada de Colombia, causándole serios daños e hiriendo dos policías. Los atacantes (algunos con pasamontañas) se habían desprendido de una manifestación convocada por la "Comisión Argentina Contra la Intervención en Colombia", que protestaba contra la presencia de Pastrana en el país y contra el Plan Colombia. A pesar de la violencia y destrucción producida por los autores del ataque a la embajada de Colombia, la Policía Federal informó al diario La Nación que no hubo detenidos por los disturbios. La mayor parte de la prensa argentina no informó sobre el suceso.
La tolerancia de la violencia política de grupos insurgentes y afines inevitablemente engendra más violencia política, y contribuye a gestar las condiciones de polaridad que muchas veces desembocan en abusos de parte del Estado mismo. Para evitar la emergencia de tales circunstancias, es imprescindible reprimir legalmente toda violación de la ley, particularmente cuando se trata de un ataque a una embajada, que daña su fachada y hiere dos policías.
Pero el hecho no puede sorprender cuando es del dominio público que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que cuentan con 17 mil combatientes en su país y dominan el 40% del territorio colombiano, tienen representantes para-diplomáticos que entran, se pasean y salen de cada país como si fueran pacíficos turistas. El gobierno argentino anunció que estudia la posibilidad de prohibir el ingreso al país de miembros de las FARC, pero dicho "estudio" no se tradujo en medidas concretas, de manera que el comandante Javier Calderón (que integra la Comisión Político Diplomática del grupo insurgente) ha podido recorrer territorio argentino y uruguayo, conceder entrevistas a medios de la prensa y lucir su uniforme de guerrillero. El mencionado delincuente es vocero de las FARC y acusa al gobierno colombiano de ser "terrorista".
OTRO SACERDOTE GUERRILLERO
Hay una extraña tolerancia hacia la presencia de representantes de esta peligrosa guerrilla que mantiene en jaque al Estado colombiano desde 1964 y está involucrada con el narcotráfico y la industria del secuestro. Pero no son Argentina y Uruguay los únicos países que han demostrado timidez frente a esta organización. En septiembre de 2000, otro de los voceros de las FARC en Brasil, el comandante Francisco Antonio Cadenas Collazos, un sacerdote-guerrillero que según las fuerzas de seguridad argentinas ingresó también varias veces a este país, fue arrestado en Foz de Iguazú. Cadenas Collazos, que usaba en Brasil el nombre de "Oliverio Medina", había residido en ese país cinco años antes de ser detenido. Durante ese período se comportó como el representante diplomático de las FARC, encontrándose con docenas de legisladores en Brasilia, visitando universidades, y cultivando una amistad con el célebre arquitecto Oscar Niemayer.
En Foz de Iguazú el "Padre Oliverio Medina" fue apresado como un "peligro para la seguridad nacional". Los brasileños se habían alarmado ante las posibles repercusiones para ellos del Plan Colombia. Aunque el mismo apresado, en su carácter de representante oficial de las FARC, había dado las seguridades, antes de su arresto, de que su guerrilla no invadiría territorio brasileño (decisión que dijo se había tomado en 1993, "en el transcurso de la 8ª Conferencia Nacional de las FARC"), Brasil no tiene ninguna garantía de ello. De hecho, han habido incursiones guerrilleras del lado brasileño de la frontera. Además, frente a ofensivas de las FARC, las tropas regulares colombianas se han visto forzadas a refugiarse del lado brasileño: el territorio brasileño ya ha sido escenario de la guerra civil colombiana. Por otra parte, subsiste la espinosa cuestión (indeseable para el gobierno brasileño) de si no habrá un flujo hacia Brasil de población civil colombiana de la región fronteriza, en caso de que el ejército colombiano con ayuda norteamericana ataque frontalmente a las FARC en dicha región. Obviamente, con los campesinos refugiados también podrían ingresar guerrilleros.
Además, de hecho la guerrilla ingresa pacíficamente al territorio brasileño para abastecerse de productos de todo tipo, desde víveres hasta productos químicos para la elaboración de la cocaína. Cada vez más, cuando se captura un laboratorio de las FARC, se encuentran etiquetas en portugués de productos químicos provenientes de Manaos. Y a la vez que mucha droga colombiana sale por Brasil, por este país entran también armas para las FARC.
Brasil ya es, en más de un sentido, parte de la economía y la logística del narcotráfico y de la guerra civil misma. Tiene sobrados motivos para detener y deportar a los delincuentes subversivos colombianos que pretenden arrogarse un status diplomático. Pero la captura de Cadenas Collazos fue todo un escándalo para algunas organizaciones que pretendidamente defienden los derechos humanos, que argüían que éste no había cometido delitos en Brasil, como si la comisión del delito de insurgencia en Colombia, acompañado por la trayectoria guerrillera que lo catapultó al rango de comandante de las FARC, no fuera razón suficiente para extraditarlo o deportarlo a su país. Especialmente desde Suecia, donde las propias FARC tienen instalado un sitio de Internet a través de la Agencia de Noticias Nueva Colombia (ANNCOL), se lanzaron "desesperados" pedidos de ayuda para la liberación del "Padre Medina".
La Cuarta Internacional también fue muy activa en la campaña por la liberación de este sacerdote, guerrillero y diplomático de múltiples identidades. Encontrar noticias sobre la resolución del trámite judicial en Brasil, sin embargo, resulta difícil. La prensa informó sobre la captura de Cadenas Collazos, pero casi ningún medio dijo nada sobre su liberación, concretada el 16 de octubre de 2000 por orden de un juez federal de Foz de Iguazú, que restableció su derecho de residir en Brasil. Nuestra única fuente fue un breve comunicado del World Socialist Web Site, que a su vez cita un comunicado de las FARC del 17 de octubre y un cable de "Vientos del Sur-Interactivo" transmitido por AFP, del 18 de octubre de 2000.
En su declaración judicial, Cadenas Collazos (alias Padre Oliverio Medina) manifestó que "su principal función es buscar el reconocimiento de Brasil a las FARC, porque son un Estado paralelo que gobierna Colombia". Este dicho converge con el de Javier Calderón a un periodista de La Nación en mayo de 2000, en el Aula Magna de la Universidad Nacional de Mar del Plata, donde su presencia (auspiciada por organizaciones estudiantiles de izquierda) fue profusamente anunciada en las paredes con varios días de anticipación: "Las FARC son un partido en armas en lucha por el poder. Somos un Estado dentro del Estado. Tenemos, de hecho, el reconocimiento como fuerza beligerante y pretendemos que lo sea de derecho. En este marco nadie nos puede negar poseer nuestra propia representatividad ante el mundo y llegar a todos lados para explicar la verdad de lo que somos. Esa es nuestra función político diplomática (...)".
Por otra parte, Cadenas Collazos reconoció sus contactos con el movimiento brasileño "Sin Tierra", lo que deja abierta la pregunta de si no aspirará a que ese grupo insurgente campesino sea también (como lo son pretendidamente las FARC en Colombia) un "Estado paralelo que gobierna" Brasil. Aunque este desenlace está lejos aún, no hay ninguna duda de que enfrentamos un movimiento que extiende sus tentáculos internacionalmente, y que mientras en Europa puede buscar sólo apoyos logísticos y diplomáticos, en América latina ansía expandirse y representa un problema para la seguridad y un factor desestabilizador para las democracias de la región.
A la vez (y esta es la paradoja) siempre que exista voluntad política, fuera de Colombia son legalmente controlables y reprimibles, porque en su país son delincuentes. Pero es evidente que tal voluntad política no existe.
Brasil pudo lanzar su "Operativo Cobra" para intentar cerrar militarmente su extensa frontera con Colombia, a sabiendas que las FARC dan apoyo logístico a los Sin Tierra, pero liberó al "Padre Oliverio Medina", casi como si temiera la ira de las FARC, a pesar de que esta organización ya atacó bases militares brasileñas en la frontera. Y la justicia argentina ni siquiera osa dar el primer paso de detener (para luego deportar) a Javier Calderón, a pesar de la protección que dan las FARC a los productores de coca de su país, a pesar de las ganancias que reciben de traficantes y de secuestros, y a pesar de su reconocida actividad en la triple frontera argentino-brasileña-paraguaya.
Aclaración sobre el nombre del "cura-guerrillero":
El nombre auténtico del sacerdote-guerrillero, comandante Francisco Antonio Cadenas Collazos, "Padre Oliverio Medina", ha sido registrado de diverso modo por la prensa del mundo, aunque lo más frecuente es Cadenas Collazos.
En un primer momento Clarín lo registró como "Francisco Cárdenas", nombre que curiosamente coincide con el del juez federal colombiano que sobreseyó a dos notorios cabecillas del cártel de Medellín, Pablo Emilio Escobar Gaviria y José Gonzalo Rodríguez Gacha, acusados de asesinar al fiscal general del Estado, Pablo Hoyos (cable de The Associated Press) .
Un cable de World News Connection lo llama "Cadenas Collazzo".
Los boletines del World Socialist Web Site (WSWS) lo llaman "Cadenas Colazzos".
En una entrevista publicada por La Nación Javier Calderón ratificó estos hechos: "El oficialismo sabe que estoy en la Argentina y sabe qué hago porque me he reunido con gente importantísima del Gobierno, de la que no puedo dar los nombres... (También me reuní) con sindicalistas, que excepto Carlos 'Perro' Santillán, nada tienen que ver con el gremialismo de Colombia, que es más combativo (...). (Me reuní) con Raúl Alfonsín y con legisladores de la oposición y del oficialismo". El vocero de Alfonsín, Federico Polak, confirmó la reunión. Calderón venía de participar en Salta en un acto organizado por la denominada Comisión de Solidaridad con los Pueblos Latinoamericanos, donde reclamó el apoyo de la región y en especial de los argentinos a la lucha de las FARC. Y frente a la pregunta de la cronista "¿Cómo se conciben el asesinato y el secuestro?", Calderón no encontró mejor respuesta que decir: "Secuestramos por política".
|