Año III - Nº 149 - Uruguay, 23 de setiembre del 2005

 
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José Buschental
Recopilación de Alvaro Kröger
Sobre un texto de José María Fernández Saldaña

Financista y hombre de empresa cuyo nombre, conocido en el Río de la Plata y en Europa, está ligado a nuestro país, porque en el Uruguay tuvo el principal asiento de sus negocios, casa en la calle Sarandí y la quinta señorial del Buen Retiro en el Paso Molino.

Francés, nacido en Strasgurg, en el año 1802, de familia luterana, pero que tenía sangra israelita, Buschental no usó nunca la partícula de antepuesta al apellido, aunque la hubiera usado su padre.

Siendo muy joven vino al Brasil, donde en 1828 obtuvo carta de naturalización y luego se casó con María Delfina Pereira, segunda hija del Barón de Sorocabana, el 19 de agosto de 1830, la cual aportaba al matrimonio una considerable fortuna.

Siguió a este matrimonio un capítulo financiero finalizado en una ruidosa quiebra que perjudicó grandemente a la plaza financiera de Río de Janeiro y entonces Buschental se fue a Londres en abril de 1832, y de Inglaterra pasó a Madrid, para vincularse con el famoso banquero y especulador José de Salamanca.

En España se naturalizó como lo hizo en Brasil, convirtiéndose en personaje de influencia en el mundo de los altos negocios y fue agraciado con la real y distinguida órden americana de Isabel la Católica.

Envuelto en una nueva bancarrota, llegó el día que tuvo que alejarse de España para sentar sus reales en París, donde conoció a nuestro ministro José Ellauri. En gestiones de contratación de un empréstito para Montevideo sitiado, comprometió Buschental algunas influencias a favor de la causa nacional y vino a la República en 1849. Fracasada la combinación del préstamo, intervino en otras especulaciones que se extendían al Río de la Plata, convertido en banquero de la Confederación.

Hombre de mundo, sonriente, de palabra fácil y ojos sutiles y penetrantes, se dice que Mariano Fragueiro, ministro de Hacienda de Urquiza, no lo recibía sin antes calarse unas gafas negras, porque era incapaz de resistir sus miradas........

Sus vínculos con el gobernador de Entre Ríos le valieron a Buschental duros calificativos de los papeles rosistas, que en sus desbordes no tuvieron empacho hasta "caballero de la industria".

Sin que puedan aceptarse tales excesos en el juicio, las cartas del vizconde de Mauá al famoso hombre de negocios -publicadas en Río de Janeiro- confirman que era persona de gran entereza en materia de asuntos comerciales y un tanto escurridizo en los tratos.

Después de realizar espléndidos negocios eligió para su residencia la capital uruguaya. Fundó sobre el Río San José un gran establecimiento de elaboración de carnes en conserva, "La Trinidad", proveedor del ejército francés por varios años merced a importantes contratos. Para servicio de su establecimiento - un modelo sin duda alguna - trajo un barco de vapor, el primero que navegó por aguas uruguayas.

Planteó una gran estancia en "San Javier", Paysandú, donde posteriormente se estableció la colonia rusa y un molino instalado según los últimos adelantos frente al actual camino Castro en el Paso Molino, a los fondos de la quinta.

Intervino en 1862 en la construcción - sobre planos encargados a Europa - del Hotel Oriental, en la calle Solís esquina Piedras, considerado como uno de los edificios monumentales de Montevideo de esa época. Así mismo tuvo que ver con la construcción del hotel de Santa Lucía, estación veraniega, entonces en pleno auge. Vivió nuestra vida y en el gobierno del general Batlle lo nombraron miembro del Consejo Consultivo de Hacienda que se creaba por decreto del 3 de enero de 1870.

Fue dueño de la extensa y magnífica quinta del Buen Retiro, casa habitación, jardín, parque y cabaña, que andando el tiempo vino a constituir el casco central del hermoso paseo del Prado, donde actualmente lo recuerda un busto de bronce.

En esta posesión vivió Buschental sus largas permanencias en nuestra capital, sin que su señora las compartiera con él, pues María Pereira no conoció Montevideo en vida de su marido.
Pese a todo lo que se tiene afirmado, la presencia aquí de la prestigiosa dama riograndense es fruto de un error, que fue subsanado recién en 1945.

Doña María permaneció en Europa, en una especie de tácita y amigable separación. Estos y otros detalles de la existencia de Buschental que sencillamente lo humanizan, han sido puestos de lado u ocultados por la generalidad de sus biógrafos y cronistas. Por esta razón a Buschental lo suelen configurar como un ser romántico, vestido impecablemente y paseando por sus exóticos jardines. En cambio, hombre como todos, repartía su existencia como la de otro cualquiera y las reuniones en la quinta del Buen Retiro muchas veces tenían lugar en torno a una mesa de juego.

Buschental, que solía ir a Europa por sus negocios o porque su salud lo requiriese, emprendió viaje a su patria, en 1870 y enfermó repentinamente en Londres, dejó de existir en el Hotel Clarendon, el 25 de noviembre, a los 68 años de edad.

En el testamento cerrado, instituía a su esposa como heredero universal de una considerable masa sucesoria representada por bienes situados en nuestro país, aunque existían fuertes deudas.

La señora viuda vino a la República acompañada de un secretario particular a realizar los inmuebles y retornó luego a Madrid donde tenía su casa puesta, para seguir interviniendo activamente en la política española bajo el simple nombre de María Buschental, republicana, amiga de Ruiz Zorrilla, que todavía en 1887 fue elemento de acción en la tentativa revolucionaria del general Villacampa y alcanzó a vivir hasta el 20 de junio de 1891, día en que su vida extinguióse ,tras prolongada y dolorosa enfermedad.