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Año IV - Nº 261
Uruguay,  23 de noviembre del 2007
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Helena Arce

Por favor, paremos la cholulez
De una vez por todas, ¿Me pueden
devolver a mi país?

por Helena Arce
 
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            El sábado por la noche debía acompañar a mi esposo a una fiesta, por ello, contra mi costumbre, concurrí a la peluquería a efectos de arreglarme.

            Quienes me conocen saben que voy a la peluquería a lo sumo una vez cada tanto a cortarme el pelo, pero el sábado próximo pasado se me despertó el viejazo y decidí ir a intentar ponerme acorde a la situación.

            Mientras esperaba una chica me dijo: “Sra. le alcanzo una revista, “Caras Uruguaya”,  para que se entretenga mientras espera”.

            Intrigada comencé a mirarla, azorada al ver  la portada,  donde el antiguo Director de Rentas paseaba por la playa de la mano de una señora. Dentro había un artículo donde se daba cuenta sobre como se habían conocido y detalles del romance. Ya mi estupor no me permitía reaccionar, cuando en páginas siguientes me encuentro con la foto del Exc. Sr. Vicepresidente de la República Rodolfo Nin Novoa, Presidente en ejercicio de mi país, por el viaje del Dr. Vázquez. Allí también se daba cuenta en  el artículo,  de su vida sentimental.

            En ese momento, no pude más y mi indignación subió decibeles.

            Vivo desde hace más de una década  en la ciudad de Maldonado, allí los chusmeríos  del supuesto “jet set” argentino, siempre están a la orden del día. Recuerdo cuando en las épocas “menemistas”,  eran tapa de portada de revistas  las andanzas de su hija, y no había un uruguayo que no supiera en que andaba la misma y su nombre: Zulemita.

            El orgullo me invadía cuando comentábamos con amigos uruguayos y argentinos, que nadie sabía con quien estaban casados, ni si lo estaban los hijos de Sanguinetti y Lacalle, nuestros presidentes en aquellas épocas, debo reconocer que lo mismo ocurrió con Jorge Batlle. Muy poca gente sabía los nombres de sus hijos y/o nietos, salvo que los conociera en su vida privada. . Incluso recuerdo una encuesta televisiva en la cual se preguntaba a las personas en la calle, el nombre de la hija de Menem, y el nombre de la hija del Presidente uruguayo. Obviamente todos sabían el nombre de la primera y nadie el de la segunda. Y eso era visto como una situación honrosa por todos.

            Cuando comenté con quienes se encontraban en la peluquería lo espantoso que me parecían ambos artículos, fui informada que esa revista estaba saliendo hacía bastante. En un número parece que la conductora de televisión Victoria Rodríguez estuvo en la portada contando como superó su divorcio, y en otra Martín Sarthou y Eunice Castro en no sé donde, contando sobre su romance. .

            Realmente no sé si sentí vergüenza ajena, propia o tal vez más que nada, sentí dolor.

            No hace mucho fui a comer en Montevideo con mi esposo a un restaurante y los últimos nombrados estaban en una mesa, obvio que los reconocí, pues suelo mirar entre otros para estar informada,  el noticiero del doce y alguna mañana he visto al pasar el programa “Bien Despiertos”, pero como corresponde a nuestros “usos y costumbres”, a “nuestra idiosincrasia”, ni los miré. Me hubiese parecido la falta de respeto más increíble molestarlos,  siquiera mirándolos de reojo.

            Me encuentro tres por dos con mi amado Rada, en la Terminal Tres Cruces y jamás de los jamases se me ocurre molestarlo. Un día nos cruzamos con Jaime Ross en una calle, el paraba un taxi y por supuesto lo vimos, pero ni se nos pasó por la mente molestarlo. Y por cierto que de uno y otro en este hogar,  existen todos sus discos.

            Bien si nuestros conductores e informativistas  televisivos creen que por salir en revistas su prestigio subirá algo, allá ellos.. .  

            Normalmente en mi país, era al revés cuanto más reservada era una persona con su vida privada, más se la respetaba. Recuerdo haber escuchado a un director de una revista de espectáculos uruguaya diciendo que el publicaba asuntos de la vida privada de artistas extranjeros, pues si publicaba uruguayos, la gente no las leía. Evidentemente eso también lo hemos perdido, pues imagino que si esa revista se está editando, es porque la gente la compra.

            Pero que nuestro elenco gobernante, y en la figura de quien ejerce la Primera Magistratura por estar de viaje nuestro primer mandatario, salga en esa revista con quien es o deja de ser su novia, me parece al menos una falta de respeto, hacia todos y cada uno de los uruguayos. Y si a alguien se le ocurre acusarme de “pacata”, bienvenido sea. En el país donde crecí, la vida privada de las personas era sagrada.

            Nuestros gobernantes, como todos nosotros,  tienen derecho a tener su vida privada en privado, y yo agregaría no solo el derecho, sino también la obligación.

            Como ciudadana de este país, me siento agraviada,  es una falta de respeto al cargo que ocupa que se preste a salir en esa revista, si esto fue con su permiso. Y si él no dio el permiso, es una falta de respeto inaudita de quienes editan dicha revista.

            En Uruguay, todos somos “laicos, gratuitos y obligatorios”, como dice mi amigo Fernando.  NO EXISTE EL “JET SET”, NI DEBE EXISTIR.

            Esta barbaridad llega al colmo, cuando en esto se incluye a personas que ocupan u ocuparon cargos de gobierno.

            ¿Cómo vamos a respetar, a confiar nuestros destinos a quienes se prestan a ventilar sus andanzas sentimentales en revistas de espectáculos?

            Ya bastante cruel me parece que por el solo hecho de ser travesti, tengamos una conductora, o no se bien que es, en todos los programas televisivos de Canal Doce.  Si allí estuviera por  sus méritos, me parecería correcto. Nada tengo contra los travestis, pero quisiera saber si una enfermera bailara bien, y saliera en un programa argentino, por eso le darían un espacio en televisión. Me duele, por ella sobre todo, que se use su condición de travesti, para buscar rating. Nunca se le preguntó en este país a un artista, político o integrante de un programa televisivo, su opción sexual, únicamente se le prestaba o no atención según la calidad de lo que hacía.

            ¿Hasta dónde me robaron a mi país? ¿Hasta dónde seguiremos cayendo? ¿Asistiremos dentro de poco,  a peleas de vedetes uruguayas en televisión? ¿Aparecerán cada uno de los rostros conocidos, contando sus desavenencias de alcoba?

            Por favor recuperemos la cordura.

           
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