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Desastre de la Selección Nacional
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por Fernando Pintos |
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Ahora, pueden decir lo que quieran. Pero, después de finalizada la cuarta fecha de las Eliminatorias al Mundial 2010, la Selección Uruguaya de Fútbol está en el sexto lugar de la tabla, por debajo de Argentina, Colombia, Paraguay, Brasil, Chile y Venezuela. Por uno de aquellos milagros, estamos a estas alturas por encima de Chile y Ecuador (a muy duras penas por cierto), y también de los súper coleros Perú y Bolivia. Tomando en cuenta que tal cosa acontece a un país que ha sido dos veces campeón mundial de fútbol; que terminó otros dos torneos mundiales en una cuarta posición; que obtuvo dos campeonatos olímpicos y 14 Copas América; que sus dos equipos grandes —Nacional y Peñarol— obtuvieron nada menos que seis Copas Intercontinentales… Tomando en cuenta ésas y algunas otras minucias por el estilo, quedará bien claro que esta participación uruguaya en las Eliminatorias para Sudáfrica 2010 es bochornosa y a todas luces denigrante.
Cuando asumió Tabárez, este patético mediocre que recibe sueldo y órdenes de Casal & Compañía, lo dije bien claro. Expliqué, entonces, que el tipo era un inocuo y un anodino: un perfecto producto para encarnar al arquetipo de las más pesimistas especulaciones intelectuales de José Ingenieros. Un individuo sin logros resaltables de ninguna índole. Un personaje titiritesco —eso sí—, destinado a mantener al fútbol uruguayo y su Selección Mayor en un rango de mediocridad que guarde un absoluto paralelo con el suyo propio… También dije, en aquel momento, que esa mafia retorcida que desmaneja la Asociación Uruguaya de Fútbol no debió asestar aquella puñalada traicionera e infame, que todos conocemos, contra Jorge Fossatti, un técnico que había llevado muy bien al combinado celeste, después de asumir la conducción con carácter de urgencia, tras el desbarajuste creado por Juan Ramón Carrasco.
En este preciso momento, después del engañoso espejismo del 5-0 contra Bolivia; de la módica derrota frente a Paraguay en Asunción; del papelón ante los chilenos en el Centenario y de la primera derrota frente a Brasil en ocho años (desde 1999 que no podían ganarle a Uruguay en competencias oficiales), espero que todo el mundo lo tenga bien claro: Uruguay no va a clasificar para Sudáfrica 2010, ni por milagro ni por broma. Muy por el contrario: si jugada la cuarta fecha ya están peleando con Chile el sexto lugar de la tabla, imagínense cuando apenas haya terminado la primera rueda.
Ahora bien: llevo ya bastante tiempo señalando y fustigando las peores pestes que afligen al fútbol uruguayo: dirigentes tan incapaces como corruptos; la omnipresencia del infaltable Casal (con su cohorte de mandaderos, aliados, socios y alcahuetes); amén de la escasa calidad (y todavía menos pantalones) que aflige a buena parte de los jugadores… Principalmente de ésos que «tienen» que estar en la Selección por decreto, puesto que Casal así lo ordena. A todos estos factores de infamia, podredumbre y corrupción, agréguese ahora el infame maestro Tabárez y tendremos ya, ensamblado con exactitud milimétrica, el perfecto escenario para una catástrofe irreversible.
Pregúntense, ustedes, por qué retorcidas razones seguirá como titular inamovible del arco celeste ese horrendo individuo Carini, cuando tenemos tantos excelentes arqueros que están jugando dentro y fuera de fronteras… Este patético e infame individuo ya le regaló el empate a Chile en Montevideo y el triunfo a Brasil en Morumbí… Razones suficientes para sacarlo a patadas de la Selección. Pero, nada de eso: ¡hay que seguir insistiendo con Carini! Porque, of course, es Paco Casal quien lo manda… Y el tal Paco ordena porque, a fin de cuentas, abona con creces el derecho de hacerlo… Es decir: porque coimea a diestra y siniestra. Después de todo, este repugnante individuo admite, públicamente, haber amasado una fortuna superior a los 200 millones de dólares a costa de la debacle del fútbol uruguayo. Y ello significa que le sobra dinero para coimear a todos estos bufones tenebrosos que siguen prostituyendo el fútbol uruguayo, ya sea como dirigentes de la AUF, ya sea como entrenadores de la Selección.
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