¿Por qué Castro necesita el ateismo?
por Reynaldo Ruiz
Paradójicamente con lo que ha sido la conducta del régimen cubano a lo largo de este ya casi medio siglo de existencia, al triunfo de la insurrección el Ejército Rebelde estaba formado por hombres que ostentaban todo tipo de imágenes religiosas. Y no era en balde pues verdaderamente profesaban una fe que les ayudó en la lucha y les condujo a la victoria.
Progresivamente Castro se ocupó de quitarle la fe a la sociedad, creer en él debía ser la nueva fe que imperara.
Desaparecieron los colegios de formación religiosa, las iglesias perdieron su feligresía que se redujo casi exclusivamente a personas de edad avanzada, dejaron de publicarse revistas religiosas y no podía haber mención alguna a Dios en ningún medio de prensa, ni escrito, ni radial ni televisivo. Los devotos practicantes eran marginados sociales y los documentos oficiales para cualesquiera propósitos exigían consignar la filiación religiosa. Se llegó incluso a quitarle a canciones de fama internacional toda frase que mencionara a Dios para entonces así truncadas radiarlas.
Ya desde la segunda mitad de la década del 60 en su mensaje a la Tricontinental el Che Guevara escribía una tras otra frases llenas de odio y sentimientos infrahumanos: ...convertirnos en una fría y selectiva máquina de matar decía el Che x este planteamiento lleva en sí toda la deshumanización que la tiranía necesitaba de sus seguidores, resultaba tan exacto en su contenido que incluso fue impreso en el carnet de militante comunista de decenas de miles de combatientes enviados a las guerras africanas de la década siguiente.
Y eso es lo que ha logrado la tiranía.
El Hombre nuevo que anunciaba Castro se tipifica hoy por la insensibilidad humana, el irrespeto y la incapacidad para el pensamiento autónomo. Con estos ingredientes se hacen personas tan ciegas que son capaces de cualquier barbarie por cumplir las órdenes del régimen.
Afortunadamente la mayoría del pueblo cubano no se ha dejado arrastrar por este camino.
Pero cuando vemos que un periodista o un simple obrero comete el grave delito de expresarse libremente en contra del sistema o decir cualquier desacuerdo con la figura del Comandante en Jefe, y a partir de ahí es acosado, arrestado, enjuiciado, condenado y ya en prisión maltratado hasta lo inimaginable, nos preguntamos.....
¿Quién lo acosó?... ¿Quién lo arrestó?... ¿Quién lo juzgó?... ¿Qué fiscal lo condenó?... ¿Quién en la prisión lo maltrató y sometió a tratos crueles y degradantes?
No se ría si le digo que no fue Fidel Castro en persona quien hizo todas esas cosas. ¡No! ... toda esa cadena (que pudiera prolongarse muchísimo mas) está formada por cubanos igual que usted o yo, con la diferencia que los que así actúan están muy bien formados en la idea de convertirnos en una fría máquina de matar Y lo primero que había que hacer para lograr muchas frías máquinas de matar era quitarle el Dios a los cubanos, sólo alejando a Dios se logra abonar el camino hacia el mal, porque un pueblo sin Dios es vulnerable a cualquier manipulación y puede cometer cualesquiera barbaries.
Una anécdota nos servirá para ilustrar muy bien por qué para Castro y su camarilla ha sido tan importante el ateismo en la formación de las nuevas generaciones de cubanos.
Se dice que el estudiante que así respondió años más tarde fue muy aplaudido por todos y se llamó Albert Einstein
Ahora comprendemos mejor por qué para Castro ha sido tan importante quitar a Dios del corazón de los cubanos, aunque, para decir verdad, nunca lo ha logrado más allá de su grupo de incondicionales seguidores.
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