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Análisis Internacional
Lula, Fuentes y El Quijote
por Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez (Perfil)
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“Con la sola imaginación no cambiamos la realidad. Pero sin imaginación corremos el riesgo de quedar presas de un conformismo ceniciento”. Esto lo dijo hace unos meses el presidente de Brasil, “Lula”, en Madrid, al recibir conjuntamente con el escritor mexicano Carlos Fuentes, el premio Don Quijote de la Mancha.
Lula ha sido un renovador de la política latinoamericana. Ha guardado muy inteligentemente distancias con los gobernantes izquierdistas de la región, que intentan seducirlo por la vía del populismo y del estatismo y de los que creen sólo en las fuerzas del mercado.
Por eso su país no es sólo el de mayor población y mayor territorio de las naciones iberoamericanas, sino que, habiendo despertado la imaginación, similar a la del loco más cuerdo que ha visto la literatura universal, ha logrado salir de ese “conformismo ceniciento” para mostrar los resultados significativos en sus seis años de gestión al frente del gobierno brasileño.
Mejor distribución de la renta, rescate de cerca de 16 millones de la pobreza absoluta, crecimiento de las reservas internacionales cercanas a los 250 mil millones de dólares, que le dan cierta tranquilidad ante la depresión económica mundial, diversificación de sus mercados, creación significativa del empleo e intensificación de sus procesos exploradores de petróleo para convertir a Brasil, dentro de poco tiempo, en una potencia exportadora de combustible.
Si queda alguna duda sobre el protagonismo brasileño y “liderazgo” en América Latina, hace unos días fue el primer presidente de la región recibido en visita oficial por Barack Obama siendo también un interlocutor válido de la región.
Lula ha soñado como Don Quijote, pero sin desprender los pies de la tierra. Ha afrontado las dificultades como el caballero de la triste figura, “sin renegar de sus convicciones” pragmáticas, dándole a su trabajo como dijo en España, “valor e idealismo ingredientes fundamentales de nuestras vidas, a los cuales no debemos ni podemos renunciar”.
Es impresionante que alrededor de la enjuta, pálida y taciturna figura de Don Quijote, que tan bien conocemos los guanajuatenses ( en mi caso por adopción), se reúnan 400 años después, estadistas y escritores a reeditar su mensaje para establecer un diálogo sobre la realidad social de nuestros pueblos.
A pensar en su desarrollo, en sus ideales y convicciones. A querer ser libres y justos, dos fundamentos de la obra cervantina, para poder alcanzar el progreso.
A repudiar, a través de la justicia y la libertad, tanto el autoritarismo que rige en algunas naciones hispano parlantes, como las opresiones que en algunos de nuestros países quieren ejercer fuerzas anárquicas y subversivas.
Sugestivo espectáculo del pensamiento y de las ideas el que dieron en Madrid alrededor de la figura de Don Quijote, un estadista y un humanista, latinoamericanos ambos, simbiosis tan urgente de lograr en nuestras naciones que en América se ahogan en los populismos y autocracias.
¡Hasta el próximo análisis…¡
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