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Año III - Nº 132 - Uruguay, 27 de mayo del 2005

 

 

 

 

El conventillo global
y el llanto de una niña

por Luis Tappa

A medida que avanzamos en el siglo XXI, vamos comprendiendo que el mundo se va transformando en algo que comienza a escapar a nuestro control.

Tema actual, números y porcentajes, estamos viviendo una nueva etapa de la "fiebre del oro", basta mirar cualquier informativo y comprobaremos que parte importante de los mismos la utilizan para hablar del valor de las monedas y otros papeles con raros nombretes, la frase "puntos porcentuales" ya se ha convertido en parte de nuestra vida, todo gira alrededor de ganancias, inversionistas e inversiones, bonos, bolsa de valores, economía, desarrollo, grupos económicos, multinacionales, estadísticas, dólar, euro, marketing, y otras basuras por el estilo.

Es de lo único que hablan la prensa y los políticos

En esta etapa el ser humano no cuenta y todo se reduce a dinero e intereses. Mientras tanto en el mundo se calcula que muere de hambre un niño por minuto y hay lugares en que la gente vive en condiciones mas dignas de la edad de piedra que de la era de los viajes espaciales. Un 75 % de la población mundial vive en la miseria mientras se gastan billones de dólares en guerras y en espionaje comercial y político, se atropella, se roba y se espía bajo la máscara de la democracia, somos esclavos de las estadísticas.

Vivimos la época de las encuestas puerta a puerta, con cualquier excusa se aparecen en tu casa a hacerte preguntas, muchas veces con segunda intención, esto también es una forma del espionaje y control a que nos tienen sometidos. Personalmente no contesto encuestas de ninguna naturaleza.

La ciencia nos promete maravillas y hasta una vida más larga, pero lentamente vamos perdiendo autonomía y el ser humano como individuo ve comprometida su libertad y su individualidad. Cada vez será más fuerte su dependencia a este engendro infernal de la globalización y el libre comercio, pasamos a ser simples piezas o engranajes reemplazables de una gigantesca máquina que atrapa, disgrega, tritura y come gente. Se nos vigila, se nos controla, se nos mira y se nos escucha. La carne humana no vale nada, solo la de vaca tiene valor.

Internet, lo que en un principio parecía un avance para acercar a la gente en el mundo se ha convertido en el centro de espionaje más impresionante que la gente pueda imaginar, todos somos víctimas inocentes, o no tanto, de esta manipulación.

En Argentina se estuvo a punto de aprobar una ley en la que todos los servidores de Internet debían guardar por diez años una copia de los E-mail enviados y recibidos, así como también las páginas visitadas por los usuarios de la red con el fin de ser investigados y saber lo que escribimos y miramos.

El nuevo sistema telefónico digital es algo parecido, en las centrales quedan registrados todos lo números de las llamadas que hacemos y recibimos, pero todos locos de contentos porque en la pantallita de nuestro celular o mediante una cajita con un display en nuestro teléfono de línea podemos ver el número de quien nos llama y decidir si contestamos o no, ya hay aparatos que lo traen incorporado. Somos felices con tanta tecnología, pero nos olvidamos que en algún lado de la central telefónica quedarán registradas y bien guardadas todas las llamadas entrantes y salientes de nuestros teléfonos personales. ¡Más vigilancia!

Si este es el mundo del futuro, realmente te lo regalo con todos sus adelantos, de seguir así no pasará mucho tiempo en que se nos ponga un chip para saber donde estamos, que hacemos, que comemos y que cagamos. Pasaremos a ser un simple número, esclavos de las estadísticas, insignificantes robots semi-humanos, carne usable y descartable.

Mientras tanto se llenan la boca hablando de libertad, democracia y derechos humanos, ¡toda una incongruencia! ¿No les parece? Esto creo haberlo dicho en alguna nota anterior, pero lo sigo sosteniendo aun a riesgo de pecar de reiterativo.

Cualquier persona medianamente inquieta y preocupada, que tenga hijos en edad escolar o liceal, podrá comprobar fácilmente como ya desde estos centros de enseñanza se les comienza a lavar el cerebro a los niños. El nivel es bajísimo en cualquiera sea el centro de estudios, terminan el colegio y escriben huevo sin hache, salvo en carísimos colegios, inalcanzables para la clase media o baja.

Mi hija hoy está cursando 3er año de liceo, y siempre fue alumna de un colegio y liceo privado, pero aun recuerdo su paso por 4to, 5to, y 6to año escolar, durante estos años se perdieron meses hablando y haciéndoles estudiar a Rada, Torres García y Horacio Quiroga, pero no se les enseñaba nada de historia patria y en matemáticas terminaron la etapa escolar apenas sabiendo sumar y restar. No me parece que en esas edades tuvieran capacidad como para estudiar y comprender a un pintor como Torres García, y menos aun a Quiroga, personaje complicado si los hubo, tampoco me parece que Ruben Rada sea un referente como para tener en cuenta en los libros y ser un tema curricular. Sin dejar de reconocer sus virtudes como cantautor, con el mismo criterio, bien se les podía haber hablado de Carlos Gardel; para los niños entonces, un quebrado era un tipo al que se le rompió la pata y ¼ era el lugar que se usa para dormir.

Tal vez no mucha gente ha oído hablar de los documentos "Santa Fe", pues bien, estos famosos documentos no son otra cosa que las directivas que se proyectan desde los Estados Unidos para las políticas a seguir en estos países del sur, el libro de escuela que nos dan los "maestros" para que hagamos los deberes. En uno de ellos, no recuerdo si el II o el III, porque son muchos, se hablaba de como se debían rebajar los salarios, y por sobre todo, recomendaban bajar el nivel de la enseñanza.

Burros de carga, carne de fábrica, cuanto menos culto es un pueblo más fácil es gobernar.

La gente que tenga algunos años, y comparando la educación que recibieron ellos con la actual de sus hijos o nietos, coincidirán en que 40 años atrás, un sexto año de escuela equivalía a un cuarto año de liceo actual. Así están las cosas. Hoy los niños terminan la escuela y no saben nada, solo lo más elemental. Y aunque parezca mentira, hasta 3er. año de liceo no sabrán quien fue José Gervasio Artigas.

Nos han acostumbrado y hasta enviciado con ciertas comodidades que nos da la vida moderna, sin darnos cuenta que con ellos nos están acorralando y haciendo cada vez más chiquito nuestro espacio en el mundo. La concepción de la aldea global es una realidad y por consiguiente todo se hace más fácil de controlar.

Basta tener una computadora y conectarse a Internet para abrir la puerta de nuestra casa para que se metan ladrones y vigilantes; por más seguridades que pongamos en nuestra máquina siempre habrá alguien con la llave para abrirla.

La última onda son los Cibercafé, la mayoría de la gente utiliza este medio por más barato o no tener computadora, algunos ni siquiera saben lo que están haciendo. Se envían o reciben cartas o fotos, pero no se dan cuenta que muchas quedan en la máquina, cualquiera puede ir luego a DOCUMENTOS RECIENTES para encontrarse con un montón de cosas, muchas veces material comprometedor que dejaron ahí sin saber, se van sin borrarlo y ahí están para quien quiera verlo. Ignoran también que se pueden recuperar documentos hasta de la papelera de reciclaje ya vaciada.

Internet, fue pensada inicialmente para uso militar por los Estados Unidos, pero luego la disfrazaron y le dieron una apariencia de uso social como medio de comunicaciones e información; evidentemente cumple con esa función, pero jamás se renunció a la "otra" y en estos momentos es la oficina de espionaje más grande del mundo.

Ya se habla de minúsculos chips con más un millón de transistores.

Estamos acorralados y vivimos una gran mentira, han limpiado nuestros cerebros hasta convertirnos en idiotas, pero idiotas contentos, solo pensamos en autitos baratos, (los otros no son para cualquiera) mágicos aparatitos para la cocina, DVD, pantallas planas y teléfonos celulares cada vez más sofisticados.

Somos simplemente un número en las estadísticas de ventas de las grandes empresas, solo valemos si podemos consumir, de lo contrario no existimos.

Y si por esas cosas tenemos algún problema económico y luego no pudimos pagar lo que gastamos en consumismo, para eso se invento el Clearing de Informes, donde vas a quedar "escrachado" de por vida, aunque pagues, y se te van a cerrar todas las puertas por las que quieras disparar; pero para los grandes deudores no hay Clearing, esos para los que las puertas de los bancos siempre están abiertas y piden millones de dólares que nunca pagarán, ellos están bien protegidos y no se los puede tocar ni saber quienes son.

El Clearing se inventó para los pobres, para los indefensos, para los que consumen, para el pobre trabajador que se deja engañar por tanta propaganda y entra como un gil en el consumismo, es lo más inconstitucional y abusivo que se ha pergeñado.

Hoy hasta los entes públicos utilizan este sistema, sería bueno que leyeran la Constitución de la República para saber cual fue el espíritu que impulsó la creación de las empresas estatales.
Para los grandes deudores ahí están discutiendo si se puede reformar la constitución para deschavarlos, pero para usted y yo no se precisan leyes, nos escrachan, nos embargan, nos ejecutan y punto.

La gente compra y consume la mayoría de las veces por presumir, recuerdo que hace unos años, cuando comenzó el boom de los celulares, a la gente le entró la locura por estos aparatitos, y el que no lo tenía se sentía disminuido; escuché en un informativo argentino la noticia más insólita que se puedan imaginar, en la Avenida Corrientes un auto atropelló y mató a un peatón que cruzaba distraídamente la calle hablando por un teléfono celular... ¡de juguete! Todo sea por el status.

En los Estados Unidos se quejan y lloran porque el consumidor está pagando algo así como U$S 2 el galón de nafta, poco más de 12 pesos nuestros el litro, o sea unos 50 centavos de dólar, aquí lo pagamos más de un dólar. Mientras el sueldo promedio para un Made in Usa es de U$S 1.500, los Made in Sudacas que viven en USA ganan menos de la mitad, y de México hacia abajo el promedio no supera los U$S 150. Ellos también, igual que nosotros, importan petróleo, el 75 % les viene de afuera, lo que tienen no les alcanza ni para tapar una muela careada.

El mundo ya no es ancho y ajeno, ahora es angosto, muy angosto, demasiado angosto para nuestro gusto, pero cada vez más ajeno.

Somos simples hormigas en un hormiguero gigante, nos patean, nos pisan, nos envenenan y hasta nos desculan.

No es muy halagüeño el futuro ni el mundo en que les tocará vivir a nuestros hijos, me asusta solo pensar lo que va a ser dentro de cuarenta o cincuenta años.

Tenemos en boga el tema del aborto y esto no es solamente un problema cultural o social como se dice, porque las hijas de gente muy rica también se embarazan, casadas o solteras, y también pasan por la "mesa" de clínicas clandestinas.

Hace tiempo que llegamos a la inseminación artificial, se puede fabricar vida en una probeta y hasta se clonan seres vivos, animales y humanos. Ya se manipulan los genes, no pasará mucho antes que nos conviertan en una raza descerebrada y robótica, incapaces de pensar "de motu propio", abejas obreras. Todo esto para beneficio de una elite que gobernará el mundo en beneficio propio.

Hoy tenemos un nuevo Papa, que según dicen quienes han estudiado su vida, perteneció a las "Juventudes Hitlerianas", lo más granado y fanático del idealismo nazi, habría sido asignado a una división de defensa antiaérea y desertó poco antes de finalizar la guerra, cuando la derrota era inminente. De todas maneras por entonces era demasiado joven, pero hoy es Papa, y por lo tanto un hombre santo ¡Que vueltas tiene la vida!

Tengo dos computadoras, una totalmente vacía que la uso para entrar a Internet, mis archivos y cosas personales están en la otra, la que no se conecta jamás, y no es porque tenga algo que ocultar, pero estoy harto de cuidados, pérdida de archivos, reconfiguraciones, de virus y antivirus, troyanos y ping.

A pesar de todo escribo para una página Web y allí quedarán registrados mis locos pensamientos para quien los quiera leer, disfrutarlos, reírse o criticarlos, me importa poco.

Un gran amigo periodista me decía que critico mucho, quizá tenga razón, pero en este mundo podrido no hay mucho para hablar de cosas lindas, y si ignoramos las otras estaremos haciendo las del avestruz, no sirvo para eso. Para decir boludeses tendría que hacerme periodista deportivo, y además ganaría plata.

Hace unos días fuimos a la casa del padrino de mi hija, y ella veía TV en un canal de cable, en un momento aparece llorando, ¿Qué había pasado? Estaba mirando un documental que mostraba la miseria más desgarradora y ofensiva en que puede vivir el ser humano, mostraban el abuso sin misericordia donde se explota y se obliga a trabajar como burros a pequeños niños; me conmovió profundamente y pensé que algo bueno le dejaron mis enseñanzas, mi hija Joana es apenas una adolescente que se vio tremendamente afectada por aquellas dolorosas imágenes, estoy orgulloso de ella.

¡Entonces! ¿Podemos no criticar, decir o mostrar? ¿Solo debemos escribir cosas lindas para que la gente se sienta bien y se divierta? O acaso deberemos hacerles creer que todo es una maravilla y que si nos clasificamos para el mundial de Alemania seremos muy felices y a fin de mes estarán resueltos todos nuestros problemas. El deporte, droga que consume la gente, nos desesperamos tras efímeros triunfos que nos harán creer que somos importantes, fugaces momentos que alienan cerebros pero no solucionan nada mientras nos llenamos la boca de patria.

En este ridículo y frívolo mundo actual, entre telenovelas y deportes la televisión ha montado todo un circo para entretener a la gente y evitar que piense y que lea, hasta el tenis, un estúpido juego, es seguido por millones de personas, el deporte ya no es tal, se convirtió en el virus de una nueva enfermedad y hoy es una de las mejores drogas que han encontrado para seguir vaciando nuestras pobres mentes.

¡Que mierda nos importa como salen los Lakers con los Huston! o como quiera que se llamen, o como terminó un partido de fútbol en Tanganica

Ni que decir si hablamos de las ridículas telenovelas, tienen tan poco valor artístico y moral que asusta solo pensar que alguien se amasije con ellas, son el emporio de la maldad y las bajezas humanas, lamentablemente muchos padres inconscientes permiten que sus hijos las vean.

El cine y la TV han hecho del sexo su "modus vivendi", basta encender un televisor para ver mujeres en bolas, ya ni gracia tienen, se ha vulgarizado y comercializado tanto el sexo y el cuerpo de una mujer que, a esta altura, excita más ver a una mujer vestida que desnuda.

También tenemos gente linda y gente fea, yo pertenezco a la gente fea. Según algunas conductoras de programas periodísticos de eventos sociales que presenta la TV cada verano, la gente linda es la que pasea sus vicios, frivolidad, indiferencia y vulgaridad por los centros nocturnos de Punta del Este y otros lugares por el estilo, pero no crea el lector que hablo por resentido, tengo mi buen pasar, solo que siento y pienso.

El ser humano, cada vez más, se ha acostumbrado a vivir en conventillos, y a su modo son felices, porque no otra cosa que conventillos son los modernos edificios de apartamentos, ahí viven apretados compartiendo sus ruidos y hasta sus olores, la mayoría ni se saludan y viven en permanente conflicto por cualquier estupidez.

Vivo con mi familia en una hermosísima casa de 2 plantas y 240 Mts. edificados, la tengo en venta para irme a vivir a la Barra del Chuy y trabajar en aquella ciudad (y esto no es un "chivo")
Cuando deje de trabajar quiero terminar mis días de la misma forma como lo desea mi amigo Julio Dornel, sintiendo el olor del campo, el salitre del mar y caminar descalzo por la orilla del agua, en mi casa fumando una pipa, tomando un buen vinito y escribiendo boludeses, para luego dormirme mansamente escuchando las olas romper en la playa, soñando con tiempos idos y un mundo más humano. Querido Montevideo, no te banco más, me tienen podrido tus sirenas, tus ruidos, tus olores y hasta la grosería e intolerancia con que se vive permanentemente en el tránsito y las calles; aunque esto no es exclusividad de nuestra capital, sino de todo gran conglomerado humano.

Este mundo es un chiquero, vivimos con la mierda hasta el cuello y ya ni el olor sentimos.

Dijo Jean Jacques Rousseau:
La vocación de los hombres no es de vivir hacinados en hormigueros
Si no desparramados sobre las tierras que han de cultivar
Cuanto más se reúnen más se estragan, tanto en el cuerpo como en el alma.

¡Que diría el pobre de Jacques si viviera estos tiempos!