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Etica y Vergüenza
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A veces uno busca el sentido de las cosas, para poder expresar correctamente lo que siente.
Así fuimos a buscar una definición de “Etica” y encontramos que: “es el comportamiento, la conducta y el actuar del hombre en cuanto a su condición de hombre”. Y “Moral es el aspecto práctico y concreto, las normas establecidas o propuestas por los hombres, o por una sociedad en una época histórica determinada”.
“La ética es pues, aquella instancia desde la cual juzgamos y valoramos la forma como de hecho, se comporta el hombre y al mismo tiempo, la instancia desde la cual formulamos principios y criterios acerca de cómo debemos comportarnos y hacia dónde debemos dirigir nuestra acción”.
Preferimos manejarnos con la Ética, para que no se desvirtúe el concepto de lo que queremos analizar que es una situación y no la moral de nadie.
Cuando alguien abraza una profesión no solamente es abogado, medico o militar por ejemplo, y si bien en forma personal asume esa profesión, toma una parte de un todo que es la profesión en sí misma, se debe a ella y debe responder a ella.
Cuando un profesional asume actitudes equívocas o acciones u omisiones, que generan con razón, el rechazo popular no solamente se esta denigrando a sí mismo, sino que esta denigrando a la profesión.
Quienes han sido designados políticamente para ocupar cargos profesionales, tienen el deber y la obligación ética de representar dignamente a esa profesión, por que esos cargos son de todos los demás integrantes, y ha costado mucho lograrlos.
En nuestra Policía los cargos de Director de la Policía Nacional, de Directores Nacionales, y de Jefes de Policía, no son de los oficiales designados para ocuparlos, sino que pertenecen a la corporación de Oficiales que tiene justas expectativas de ocuparlos, y mas aun, pertenecen a la toda la Policía.
Cuando una gestión es deficitaria, y genera conmoción en la sociedad por que evidencia grados de ineficiencia e ineficacia nunca vistos, cuando toda la sociedad reclama un cambio de rumbo y un cambio de actores, y cuando la mitad de un parlamento (incluso quienes deben votar a favor) dejan en evidencia esas deficiencias, se genera una desazón institucional y profesional, y se cuestiona la ética que conduce los actos, y se siente una vergüenza ajena que no permite salir a la calle.
Claro que “por el absurdo”, también genera el “honor histórico” de ser único caso en que todas las fuerzas vivas y la sociedad de un departamento piden una renuncia por ineficacia.
La mayoría de los integrantes de la corporación de Oficiales de Policía, los que todavía tenemos, lamentablemente sentimos eso, vergüenza.
La Comisión
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