Pobreza y política
La miseria es intencional
Eduardo García Gaspar
La pobreza era muy extendida en siglos pasados. Casi todo los países la padecían en proporciones severas. Las hambrunas eran una posibilidad real en casi todas partes... por no mencionar plagas, invasiones, enfermedades y eso, miseria como regla general en el mundo. En la actualidad hemos avanzadomucho, sobre todo desde la Revolución Industrial. Hay menos miseria que antes y eso es bueno, aunque falte mucho por hacer.
Estamos en una etapa de gran avance, más o menos desde el descubrimiento de conceptos como la división del trabajo. Sabemos cómo resolver la miseria tomando medidas económicas y políticas de cierto tipo y evitando las que sabemos que no funcionan. Conocemos tanto del tema que la pobreza en nuestros días no es un evento fortuito e impredecible, sino un resultado producido por la adopción de decisiones gubernamentales erróneas.
En otras palabras, la miseria que tanto nos indigna en estos días tiene culpables perfectamente identificables: gobiernos que adoptan escuelas económicas y políticas que producen miseria. Sí, la pobreza de nuestros días es intencional y está en las acciones de gobernantes ignorantes que cometen errores en sus decisiones. Sí, la verdad real es ésa. Si sabemos lo que hay que hacer para producir prosperidad, eso significa que la pobreza es producto de errores que podían haberse evitado.
Las evidencias abundan, los razonamientos también. Hay muchos libros, investigaciones, análisis que muestran la dirección general que debe tomar un gobierno para resolver la miseria de su nación. No es ningún secreto. Por tanto, lo que sorprende es cómo es que no se han adoptado esas medidas que sabemos sí funcionan y por qué se han tomado medidas que sabemos que no funcionan.
¿Cuál es la razón por la que gobernantes se equivocan con tanta consistencia? Hay varias razones. Una de ellas, sin duda, es la ignorancia económica absoluta de muchos de esos gobernantes. Toman decisiones en terrenos de los que saben nada. Esta ineptitud les hace implantar medidas incorrectas que producen más pobreza. Es el típico síndrome del político que pretende corregir una situación de la que ignora todo. Estoy hablando literalmente de gobernantes obtusos.
Otra de las razones y de mucho peso, es el clima intelectual de muchos círculos académicos en los que dominan ideas contrarias a las correctas. En buena cantidad de instituciones educativas, los alumnos salen creyendo falsedades, como la explotación del obrero y otros conceptos socialistas que son erróneos de cabo a rabo. De aquí salen todos esos que piensan que no hay nada que la intervención gubernamental no pueda solucionar.
Hay otra razón. Es la atracción que los puestos públicos tienen para personas a quienes atrae el poder por encima de todas las cosas. Son los populistas y los demagogos, como Kirchner en Argentina, López Obrador en México y Chávez en Venezuela. Todas las soluciones que ellos propondrán se basarán en la intervención estatal creciente... que es precisamente lo contrario de lo que debe hacerse. Son los analfabetas económicos Con ansiedad de poder que guían al despeñadero a sus gobernados.
Y luego se quejarán de que su fracaso es debido a cualquier cosa, menos sus decisiones. Esto lleva a otra razón, la irresponsabilidad. Si se sabe la dirección general que una nación debe seguir para reducir la pobreza y ello no se hace, eso se debe a una dosis enorme de irresponsabilidad de los gobernantes. Por esto el socialismo es muy hábil en buscar explicaciones de su fracaso.
Lo que le he querido ofrecer en esta segunda opinión es una idea muy sencilla. Sabemos muy bien lo que debe hacerse para reducir la pobreza. Las sugerencias están en prácticamente cualquier librería decente y en muchas bibliotecas. No son secretos celosamente guardados. Si esas medidas no se toman, eso es otro asunto y no se debe a desconocimiento, sino a falta de voluntad en el mejor de los casos... o bien a, lo peor, decisiones intencionales de los gobernantes.
Sí, la acusación es seria y grave. Lo que digo es que existen una buena cantidad de gobernantes que por desconocimiento supremo o incapacidad total, causan pobreza. Lo que me lleva a decir que en estos días la pobreza no es un problema económico, sino uno político: gobernantes ineptos que en América Latina tenemos un puntería maravillosa en elegir creyendo todas las bobadas que ellos prometen.