Ya circulan por las calles de algunas ciudades europeas, como Barcelona, Londres, Estocolmo o Madrid, autobuses alimentados por hidrógeno. Los grandes fabricantes de automóviles, como Honda o BMW tienen ya modelos que funcionan con este combustible. El hidrógeno es un combustible limpio, eficiente y, en teoría, muy abundante. ¿Es la energía del futuro?
Son ya muchos los especialistas que auguran una nueva época en la que el hidrógeno reemplazará a los combustibles fósiles (petróleo, gas natural, etc.) como fuente principal de energía en los transportes y en otros muchos ámbitos de la economía y la vida cotidiana.
Una energía a debate
En la actualidad existen varias formas de producir energía a partir de este gas, como quemarlo para producir calor o hacer funcionar un motor de combustión interna. Pero la tecnología que está actualmente más avanzada es la de las Células de Combustible: un proceso electroquímico, parecido al de una batería convencional, que permite generar electricidad mediante el aporte continuo de hidrógeno y de aire. Las Células no tienen partes móviles, son muy eficientes (se pierde poca energía en el proceso de combustión) y los elementos resultantes son, además de la energía eléctrica, calor y agua.
Sin duda se trata de un importante avance en el campo energético y ambiental, pero no todos los expertos y expertas son tan optimistas. Uno de los grandes problemas que plantea el uso del hidrógeno como combustible es que, aunque es el elemento más abundante en el universo, rara vez se encuentra aislado en nuestro planeta. Eso supone que para conseguir hidrógeno puro hay que utilizar energía y, a pesar de los avances, todavía no resulta rentable la energía necesaria para producirlo respecto a la que se obtiene al utilizarlo como combustible.
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La forma más barata de producir hidrógeno es a partir del gas natural, pero las emisiones de CO2 resultantes hacen que sea poco ecológico, aparte de que significa seguir dependiendo de un combustible fósil en vías de agotamiento. Obtenerlo a partir del agua mediante electrólisis o energía nuclear también presenta problemas de eficiencia y medioambientales. Un problema más es el almacenaje, que se debe realizar a mucha presión o a muy bajas temperaturas: comprimir el gas y enfriarlo también consume mucha energía.
¿Hidrógeno para todos y todas?
¿Cómo funciona una Célula de Combustible?
Las Células de Combustible son dispositivos electroquímicos que convierten directamente energía química en energía eléctrica:
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1. Las moléculas de hidrógeno provenientes de un depósito (H2) entran en la célula;
2. al entrar en contacto con uno de los electrodos del catalizador se separan en dos protones (H+) y dos electrones (e-);
3. los protones atraviesan la "membrana de intercambio de protones", los electrones, que no pueden atravesarla, generan energía eléctrica;
4. en el otro electrodo del catalizador los protones de hidrógeno se combinan con oxígeno (O2) proveniente del aire y se transforman en agua (H2O);
5. el agua y el calor generado son los únicos subproductos del proceso de producción de energía eléctrica. |
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Los más optimistas creen que la mejora tecnológica permitirá hacer del hidrógeno un combustible rentable en poco tiempo, y que las energías sostenibles (como la solar, la hídrica o la eólica) pueden ser la solución para producir hidrógeno sin costes ambientales. También defienden que la "economía del hidrógeno" puede favorecer el reparto internacional de la riqueza y el desarrollo de los países y las comunidades más pobres. Éstas tendrán la posibilidad de disponer de generadores autónomos de energía eléctrica a precios muy ajustados y podrán obtener el hidrógeno mediante energías limpias y sostenibles, evitando la dependencia del petróleo y de los países que lo producen o las empresas que lo comercializan.
De nuevo, los menos optimistas ponen sus "peros". El ingeniero francés J.M. Jancovici, experto en la materia, calcula que para producir de forma sostenible el hidrógeno necesario para que los todos los coches franceses pudieran funcionar con este combustible, sería necesario instalar más de un millón de molinos de viento, o multiplicar por 10 ó 15 el número de presas hidráulicas que hay en el país. La conclusión es menos esperanzadora, según él es "imposible conservar nuestro modo de vida actual únicamente a partir de energías renovables, aunque éstas fueran convertidas en hidrógeno".
La fusión termonuclear, otra energía del hidrógeno
Sin embargo hay otra tecnología de producción de energía basada en el hidrógeno en la que los científicos tienen puesta su mirada a largo plazo, es la fusión nuclear. Mientras que en las actuales centrales nucleares lo que se hace es "romper" átomos de elementos muy pesados, como el uranio, que al descomponerse producen energía (a la vez que una peligrosa radiación), lo que se pretende mediante la fusión es "juntar" dos átomos de hidrógeno (el elemento más ligero) para formar un átomo de helio. Este proceso también genera muchísima energía, sin residuos peligrosos, reproduciendo lo que ocurre en el interior del sol.
Pero los problemas son aún enormes, ya que, entre otras cosas, estas "explosiones" son muy difíciles de controlar y no hay recipiente que pueda soportar tanta presión y temperatura, a no ser unos potentes campos magnéticos cuyo coste energético es muchísimo mayor que el de la energía obtenida. Por eso el camino hacia una energía limpia y eficiente basada en esta tecnología se presume todavía muy largo.