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Año IV - Nº 240
Uruguay, 29 de junio del 2007
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Mi nunca más, y algunas acotaciones

por Helena Arce
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1. Una mujer de 30 años equivocando como sanar dolores.
2. Sen Lucía Topolanski
3. Sen Rafael Michelini

            Como anuncié fui, y allí como habían prometido estaba el Presidente de la República con sus Blandengues, políticos de todos los pelos, muchísima gente adornada con banderas uruguayas mezclada entre uniformes verdes y azules. Todos tenían una sonrisa en la cara. Sobre todo la gente, “la gente que es maravillosa”, como le sentí decir a la Ministra del Interior a quien le estaban haciendo una entrevista. Dijeron que iban a haber fuertes medidas de seguridad, e imagino que las habría, pero nadie las sintió, y por sobre todo no fueron  necesarias. La gente estaba con una serena alegría. El vallado era simbólico, terminado el acto estaba todo el mundo sereno, con cara de paz, no pude evitar sinceramente que me embargara la emoción de ver cuanta gente  está dispuesta a seguir adelante. Predispuesta a no dejarse arrastrar por “los odios de dos patotas de viejos”, como dijo un panelista el otro día en el programa televisivo “Sin Censura”

 

            Había gente mayor, muchísimos jóvenes  niños con  de sus padres, que podían acercarse al monumento, entreverarse entre la formación de los Blandengues para sacarse una foto. Sobre todo los niños y los jóvenes que nos dan el aliento de esperanza que se nos escapa ante tantos desatinos a los que vivimos aquellos años sin haber sido los causantes, pero sí quienes sufrimos las consecuencias de tantos desatinos.

            Largo rato permaneció la formación de los Blandengues, mientras la Banda Militar tocaba todas nuestras canciones patrias: “Mi Bandera”,  a “Don José” y hasta  “La Cumparsita”, con las personas circulando libremente mezclados entre ellos, y aplaudiendo al finalizar cada melodía. :

            En ese momento sentí que por fin ellos, los  reales custodios del Presidente de la República, nos estaban rindiendo homenaje a nosotros, a la gente del Uruguay, y era un honor verlos formados y poder transitar entre ellos. No me daba la estatura para sacar la foto, y en eso vi a un señor alto y le pedí si me hacía el favor de hacerlo por mí, a lo que se prestó gustoso, incluso vino con su señora y le saqué una foto a  ambos, que prometí enviarles al correo, por lo tanto amigo si lee esta nota escriba al semanario, pues me rebota su correo, tal vez en el baño de multitud en el cual nos encontrábamos inmersos,  lo anote  mal.  Y de paso les comento que él fue quien sacó la foto anterior a este párrafo, donde se aprecia la formación de Blandengues y con total tranquilidad a las personas caminando entre ellos.

            Entre las personas que pasaban por allí había políticos, periodistas y gente común entreverados, como el monumento. Y allí se me saltaban las lágrimas pensando. “Este es el país que quiero para mi hijo, en el que deseo envejecer”.

            Las personas que se iban retirando iban acercándose al monumento a dejar su bandera junto con la ofrenda floral dejada un ratito antes por el Presidente de la República, quise subir para filmar lo que allí ocurría pero no me daba la estatura para trepar, pues el espacio libre en ese momento era únicamente a la izquierda del Blandengue formado y allí no hay escalones, pero un policía que por allí pasaba me dio la mano para ayudarme.

Y allí filmé estas imágenes.

            Me enorgullezco  de haber  escrito artículos a favor del acto, no me arrepiento de haber ido. Fue gratificante saber cuantas personas queremos la paz, y repudiamos el terrorismo venga de donde venga. Me congratulo de haber visto allí al dirigente colorado Pedro Bordaberry, diciendo con calma que no quería que en el Uruguay se repitiera ni lo del 60, ni lo del 70 ni lo de los principios de los 80, me devuelve la confianza contar con una persona tan talentosa, afirmando sus principios democráticos. De los demás políticos allí presentes blancos, colorados frenteamplistas, no necesito añadir demasiado, todos sabemos de su lucha contra la dictadura, la compartimos con ellos. Como dudar de la estatura democrática de Luis Alberto Heber, de Larrañaga, de Stirling, de Abreu, de Javier García, de Tabaré Viera, de Carmelo Vidalín, de Carámbula, de Astori, de Tournée por nombrar algunos.  

            Pero como el 19 de junio no terminó al mediodía,  lamentablemente fue empañado por lo ocurrido en horas de la tarde,  termino este artículo  con tres acotaciones:

  1. Una mujer ya,  a la que vi crecer, cuenta hoy 30 años, edad suficiente para ser responsable, salió en las cámaras de la televisión como partícipe de los desatinos. A ti te digo, que el odio acumulado por las jugarretas de la vida, te han canalizado a buscar una causa que les de sentido. Los dolores que te han acompañado en la vida,  no se va a trasmutar fomentando odio entre los más jóvenes. No hagas pequeña lo que Lucías, y otras como ella le hicieron en aquella época a niños más jóvenes que se dejaron llevar por sus arengas de odio y terminaron como carne de cañón. Fue amargo  ver tu imagen querida por televisión, en los tristísimos episodios que empañaron la tarde del día del natalicio de Artigas. Me espanté de verte  mezclada con esos facinerosos que empañaron el regalo que la mayoría del pueblo uruguayo, los que fuimos a la Plaza Independencia y los que por distintos motivos no fueron pero están en la misma sintonía, queremos dejar para el presente y el futuro. Yo te vi crecer de cerca, y soy mucho mayor que tú, puedo ser tu madre, esa que falleció cruelmente cuando eras casi una niña, y entiendo que intentes canalizar tu dolor de alguna forma. Pero nada de lo que te pasó a ti, tiene que ver con estas cosas, y fomentando odios que te son ajenos, no vas a sanar los agujeritos de tu corazón. Y recordé cuando aún sabiéndolo muy difícil por la diferencia de edad, algunos fantaseaban con que fueras mi nuera, cuan lejos desearía verte de estos hechos.
  2. EL Senador Rafael Michelini, si perdió a su padre en manos del terrorismo de Estado. Pero Zelmar Michelini fue un grande, y falleció, junto a Gutiérrez Ruiz en manos de los que se creyeron que matando y torturando liquidarían a los otros terroristas, los iluminados. Esos segundos terroristas que adueñándose de nuestro país creyeron que apagando las voces verdaderamente democráticas, se impondrían.  Pero su padre era su padre, Senador, usted no está a su altura, lo único que ha hecho en estos años dentro de su banca es seguir fomentando odios. Tenga un gesto de hombría de bien y condene el terrorismo venga de donde venga, tal vez de esa forma su prédica sea más creíble. SI fue a la Plaza Independencia era para lo que el Presidente pidió que fuera, no quede bien con el Presidente yendo y luego diga en cámaras que solo condena el terrorismo de Estado. Su padre era un demócrata y murió por defender las instituciones, no por ser guerrillero. Mientras los terroristas iluminados se creían dueños de la verdad y asolaban a la población robando, secuestrando, torturando y matando, su padre luchaba pacíficamente desde el Parlamento, defendiendo las instituciones y la democracia. Posiblemente si no hubiese habido tupamaros,  su padre aun estaría vivo, o por lo menos no hubiese muerto tan cruelmente.  Junto a él, murió Gutiérrez Ruiz y Wilson se salvó por un pelo.
  3. Y a la Sra. Senadora Lucía Topolanski de Mujica, de las más duras terroristas que esa banda de iluminados tuvo en esa época, con edad para saber que lo que estaba haciendo era usando niños como carne de cañón, no intente engañar a la gente. Usted NO “HIZO POLITICA CON LAS ARMAS”, como declaró en un informativo, lo que usted hizo: NO “está enmarcado en la historia uruguaya de hacer política con las armas”. Primero porque la política con las armas de Garibaldi, de las epopeyas de Aparicio, de Leandro Gómez, del mismísimo Artigas,  se HACIAN DANDO LA CARA, SE PELEABA EN EL CAMPO DE BATALLA DE FRENTE. Ustedes se escondían, se ponían “aleas”, robaban, secuestraban y torturaban desde sus tatuceras escondidos, utilizando niños como tapaderas para lo que hacían ustedes. No busque maneras arteras de justificar sus actos, ustedes eran terroristas, sediciosos que se levantaban contra el poder instituido democráticamente, y si sabían cosas que la gente no sabía lo que tenían que hacer era denunciarlas. Dar la cara y decir: “Fulano hace tal cosa”, al fin tal vez sea más honesta hoy Irma Leites de lo que fueron ustedes en aquellos días, pues esta por lo menos si bien fomenta el odio, si bien utiliza los niños, da la cara. Y por cierto nadie se imaginará que estoy defendiendo la locura de la Sra. Leites, simplemente marco las diferencias. Si no está arrepentida de no haber sido demócrata, diga la verdad, pero a su años le llegó la etapa de “La edad de la franqueza”, como se titula el excelente libro de J.P.James. No se haga la buena y la popular, ubíquese.
  4. Y referido a lo ocurrido a la tarde, ahora en general, habiendo ya desahogado mi dolor de ver mezclada en esa locura a alguien que quiero A la  Sra. Ministro del Interior la felicito, por haber puesto coto a la situación y comenzarles a hacer entender a quienes instan a los niños y jóvenes al odio, a jugar al “Comandante Marcos”, que no estamos dispuestos  a permitir la impunidad del destrozo y la violencia como método de manifestación. En un sistema democrático, podemos incluso soportar que la Sra. Irma Leites diga barbaridades como que el odio que siente es un “odio entrañable” y ponga cara de buena, o que el ya decrépito  dictador “Goyo Alvarez” repita como un loro ridículo: “La culpa es de los comunistas son todos comunistas”. Pues mientras ellos hablan, podemos contestarles y rebatir lo que consideramos disparates. Pero no podemos de manera alguna, “ningunear” a la gente y a las Instituciones democráticas permitiendo turbas desenfrenadas que destrozan y atropellan las libertades de los ciudadanos de este país.
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