
POETA HERMÉTICO
Soy un poeta hermético
de un tiempo a esta parte.
Vivo al día y de prosa
escribiendo, manu servi,
en periódicos y revistas ajenos…
Escribo, casi siempre lo que no creo;
escribo, generalmente, lo que no pienso;
escribo, nunca lo que necesito o siento.
¿Poeta?, garabateo aljamías en
este siglo romo de alegorías
que llegó triste, a su postrimería;
escribo, digo, casi siempre
sumergido entre la porquería
y vago en silencio meditando
(cada día)
tras la huella de una inspiración
que silenciosa escapa y evade.
Pero al final (siempre)
nada encuentro, nada hago.
Es decir: nada escribo.
Cuando por escribir escribo,
anáfora es mi verso porque
anfibologías adolece mi ideología
¡será este mundo perverso!
¿será perversa esta alma mía?
Dijérase que algo ha muerto
o que una fuente se ha secado
mientras persevero
en el oficio de anochecerme…
Supusiéramos que este mundo loco
entre manos ásperas me ha estrujado
y, entonces,
vacío el cascarón
(si es aún que tengo ideas)
sólo mi paso por el mundo
torna robusto anecdotario…
Y entonces, sin sueños el futuro,
solamente callo y no me inmuto
puesto que
(soy un ser antitético,
jamás pude llegar a la síntesis)
pasan y pasan los días
grises y lentos y sucedidos
mas nada surge.
(¡De buen seguro un día
mi nombre se grabará en antología
de genios que perecieron
muy antes de serlo o saberlo…!)
Alguna vez imaginaba sueños
y los entretejía, caviloso,
con emociones y asombros varios.
Ahora no puedo imaginar
siquiera diez minutos,
diez pálidas angustias,
diez golpes aferrados a mi puerta,
diez, después de este momento
y me asusto absolutamente en serio
recordando de Heinrich Böhl
aquel acerado “Tren que llegó puntual”.
A veces devengo enfático y
soy un crítico criticable y criticado.
¡Nunca pillo! Sí vencido,
porque resulté impotente
para desvirgar mi décima Musa,
no la encontré ¡desgraciado yo!
y entonces aguardo sentado
mi Deux ex Machina.
¡Ah! reiterado monodrama…
Serás a la postre mi única endecha
(metáforas, sinécdoques, metonimias,
desbordadas como un hambre sexual
perifrástico me he convertido
por ellas, hiperbólico,
sinestésico de paradojas
y símiles y marañas de símbolos
como raspaba en el alma y papel
mi tenebroso maestro, Charles Baudelaire)…
He colmado tantos folios
de basura impertinente e impublicable
¡Mea Culpa!
He escrito tales galimatías
en nombre de Gaya Ciencia,
desperdigando hiatos en cada trecho,
he tambaleado expectantes retruécanos,
¡Yo me acuso!
He despreciado a los pacatos,
mas pecado por sofistería
no uno: muchísimos días.
Sin que en el entretanto
emergiera un grito, uno tan sólo,
uno de rabia y protesta
(por algún vacuo motivo metafórica)
por y contra toda esa mierda,
siquiera protesta esperpéntica o,
un leve sentimiento teñido
con brumas leves,
imágenes puras de ripios
pensamientos sin perogrulladas,
flores vivas o aplastadas
pero flores,
¡Tan siquiera!
…Así es que soy un poeta
(¡poeta!)…
(si me permiten, carraspeo)
como tantos, apenas de nombre,
siempre queriendo
a veces tentanto
sin alcanzar nunca a serlo,
de un tiempo a esta parte
(cuando menos);
me vengo para abajo
con cada momento,
y resulta que
¡soy inspiración con signo de menos!
Estilo reiteradamente devaluado
(ni Quetzal ni Sanate ni Mosquito)
vida prosaica revuelta en signos de pesos.
Soy un poeta hermético.
© Fernando Pintos
|