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La afinidad política y los verdaderos intereses * Raúl Seoane |
Según informó el semanario "Búsqueda", el Presidente de la República designó al ex embajador uruguayo en España, José María Araneo, como asesor de la Presidencia en materia de política exterior, lo que implicaría un desplazamiento de Reinaldo Gargano de las negociaciones en materia de relaciones exteriores.
Desde su llegada al cargo de Canciller, Gargano no ha defendido los intereses uruguayos. Muy probablemente esto sea el resultado de su afinidad ideológica con los Partidos Socialistas o Progresistas de otros países como Argentina o Brasil, lo que lo inhibe de defender lo que a Uruguay le conviene.
Este es un fenómeno que se viene dando en todo el mundo, el del amiguismo por simpatía política. Lula/Kirchner, Vázquez/Kirchner, Lula/Chávez, Gargano/Kirchner, Kirchner/Zapatero, y podríamos seguir hasta llenar una plana completa.
Desgraciadamente, ninguno de los amiguistas ha comprendido que las afinidades políticas no son sinónimo de aceptación a ojos cerrados por la otra parte, y que el mundo de la política no se rige por la afinidad política sino por la conveniencia.
Hay muchos ejemplos de que los países y los pueblos buscan su conveniencia particular en lugar de su "conveniencia política". Durante la visita a España del Gallotero argentino, el diario El País fue muy crítico con la política argentina, y sin embargo este diario es de tendencia de centro izquierda al igual que el Gallotero, pero defiende los intereses españoles. Zapatero, de igual tendencia que el presidente argentino, fue todo lo contrario, sin embargo, los grandes empresarios españoles le dijeron NO al argentino que buscaba inversiones para su país, y el presidente español se hizo el desentendido.
Otro ejemplo es la relación de Tabaré Vázquez con el sujeto que ocupa el sillón de Rivadavia. En la campaña electoral, Vázquez se recostó en el "auspicio" del Gallotero, pero cuando primaron los intereses nacionales en el conflicto de las pasteras, le dio un rotundo no a las pretensiones argentinas.
También en La Guerra de las Papeleras vemos claramento como las afinidades políticas se dan entre los partidos y no entre los gobiernos. Un cable de EFE indica que el Secretario de Relaciones Internacionales del Partido de los Trabajadores (PT) declaró que su partido 'le da mucha importancia al proceso de integración regional y este conflicto por las plantas de celulosa lo está afectando' Sin embargo, esa postura del partido 'no es necesariamente la del Gobierno del presidente Lula', admitió.
La simpatía de Gagáno por el Mercosur y su rechazo a un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, se da de patadas con las declaraciones del Presidente de la Nación. Es más, Gagáno siempre estuvo y está en contra de la construcción de las plantas de pulpa de celulosa, entonces NO es la persona indicada para negociar en el conflicto con Argentina, porque sus planteos y decisiones van a estar condicionados totalmente por sus convicciones.
En cuanto al Mercosur, la escasa visión política del ministro Gagáno, cuyo caballito de batalla político siempre fue "no al imperialismo yankee", no le permite comprender que existe otro imperialismo que es impulsado por los Estados Unidos del Brasil, porque la afinidad política que une a Gagáno con el Partido de los Trabajadores Socialistas de Lula le pone una venda en los ojos.
Lo que no se entiende bien, con todos los cuestionamientos que se le han hecho desde todo el espectro político nacional, es la razón de que el Canciller continúe en su puesto. Puede ser que el Presidente considere que no es el momento del cambio. Puede ser el cariño presidencial hacia su padre político. Puede ser la necesidad de los votos del Partido Socialista en las Cámaras. Puede ser el respeto hacia una figura política de muchos años o puede ser lástima.
Pueden ser muchas cosas, pero lo más extraño es que Reinaldo Gargano continúe aferrado a su sillón en el Ministerio de Relaciones Exteriores, sin ser capaz de dar un paso al costado permitiendo de esta manera una recomposición del Gabinete.
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