Buscando las causas en lugar de los efectos |
por L. Raúl Seoane |
Hace mucho tiempo que quería escribir sobre el conflicto Arabe-Israelí y el terrorismo que eso trajo aparejado.
Sé que me estoy metiendo en un terreno muy resbaloso porque al indagar sobre este conflicto y sobre el terrorismo con información lo más imparcial posible, descubrí de que es prácticamente imposible, no porque no existan lugares imparciales y que brindan una información bastante equilibrada, sino porque me fue imposible descubrir la base real del conflicto, ya que la gran mayoría del material que existe es parcializado, ya sea por una u otra de las partes, o peor todavía, por una tercera o cuarta que intenta borrar sus intervenciones intencionadas en este tema.
También me doy cuenta de que voy a recibir palos de todos lados, no sólo de los judíos, árabes y palestinos, sino también de quienes simpatizan con unos u otros y que puedan sentirse violentados en sus derechos, por los que pido disculpas a quien pueda ofender, pero creo que alguien, en algún momento. tiene que tratar de meter la cuchara en esta historia que no es reciente, sino que tiene siglos.
Parto de la base de que ambas partes tienen su cuota de razón, ya que tanto judíos como palestinos tienen derecho a tener su propia patria y profesar su religión. El problema es cómo compatibilizar estos derechos. Mi idea no es discutir el terrorismo, sino buscar las causas, porque siempre analizamos los efectos, las muertes, la destrucción, el terror, la locura, el fanatismo, pero hasta ahora nadie me ha informado de las causas, qué fue lo que causó esto: el terrorismo.
De acuerdo a toda la documentación que pude recabar, uno de los principales problemas que deberá ser resuelto en este conflicto es el tema del agua, y que considero uno de los ejes principales de la confrontación.
En el artículo sobre Los Orígenes de la Intifada, podemos leer: Hasta la primera guerra mundial, la región formaba parte del imperio otomano, que entró en guerra al lado de Alemania. Inglaterra decidió granjearse el apoyo árabe y logró que éstos se sublevaran contra Turquía. En la sublevación árabe que terminó con la entrada de los beduinos en Damas, tuvo destacada participación, el legendario agente británico Lawrence de Arabia.
En contrapartida, Inglaterra se comprometió ante los árabes a avanzar en el proceso de autonomía e independencia de los diversos pueblos de la región. Pero la "pérfida Albión" hacía al mismo tiempo la misma promesa a un prominente banquero israelita de Londres, lord Rothschild, mediante la famosa Declaración Balfour (1917), en la cual se especificaba que Gran Bretaña era favorable al establecimiento de una patria para los israelitas, "siempre que se respeten los derechos de las otras comunidades religiosas".
De esta lectura se deduce que los árabes, dentro de los cuales se integran los palestinos, fueron traicionados, lo que, en su cultura, representa un acto gravísimo y por ende es legítima su furia.
También, en el mismo artículo vemos que: A fines del siglo XIX, Teodoro Herzl, nacido en Budapest, de lengua alemana, agnóstico y autor de "El Estado judío", había fundado el movimiento sionista, que proponía la creación de un Estado que pudiera acoger a los israelitas desparramados por el mundo. Herzl no estaba motivado por razones religiosas y por ello pensaba que el lugar de tal Estado, podía ser tanto Uganda como Mozambique, el Congo o Argentina. Finalmente, influenciado por sus amigos creyentes, escogerá Palestina. El deseo de fundar un Estado nacional coincidía con el apogeo del colonialismo europeo, particularmente inglés, que veía con buenos ojos la instalación de colonos judíos procedentes de Europa (oriental principalmente), como una manera de asegurar un "bastión" en un punto estratégico de la región, sobre todo después de la apertura del Canal de Suez (1869), vía marítima indispensable hacia el Golfo Pérsico.
A esta altura de los acontecimientos, y habiendo leído tanta documentación al respecto, me inclino a pensar que , sus amigos creyentes no fueron otros que los propios ingleses interesados en no perder su influencia en Medio Oriente en razón de los poderosos intereses económicos petroleros que existen en la región. Entonces ya tenemos dos razones o dos problemas para solucionar.
Si analizamos exhaustivamente toda la información que existe sobre este conflicto en forma imparcial se deducen varios puntos interesantes a tener en cuenta:
1.- Los israelíes, apoyados por el Sionismo Internacional dentro de los cuales se encuentran los grandes capitales norteamericanos, poseen un poder económico, a nivel armamento, muy poderoso. No nos olvidemos de las últimas noticias acerca de la posibilidad de que el Estado de Israel posea gran cantidad de bombas atómicas.
2.- Los palestinos, que fueron armados por los ingleses para que los ayudaran en la Segunda Guerra Mundial, y posteriormente traicionados, poseen armamento obsoleto de aquella época, y armas largas y de puño de origen soviético, pero no poseen aviones, tanques, blindados, helicópteros, etc. que puedan hacer variar el equilibrio militar de la región.
3.- Según un informe de las Naciones Unidas, La guerra contra el terrorismo, declarada de manera global después de los ataques a Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001, ha tenido un efecto negativo para los ciudadanos de los países árabes, que han visto erosionadas sus libertades civiles y políticas. (Ver información)
Ante esta situación, la única posibilidad de los palestinos de pelear por sus derechos es la guerra de guerrillas, vulgarmente llamada terrorismo. Golpear con lo único que tienen a su alcance, las bombas y el terror, el suicidio como arma para golpear.
Esto no justifica el terrorismo, pero me recuerda una anécdota real que me sucedió: Soy el feliz poseedor de tres perros, dos de ellos Rothwailers. Son muy compinches míos, tanto es así, que a donde yo voy ellos van, si me siento se acuestan alrededor mío, si me acuesto, se acuestan cerca mío. Un día tuve que castigar a uno de ellos por haber orinado dentro de la casa. El animal bajó las orejas y aceptó la reprimenda, pero yo le seguí gritando y amenazando llevándolo hasta un rincón de la habitación en donde no tenía salida, porque detrás de él estaban las paredes, y enfrente, en el único lugar de salida, estaba yo. Al sentirse acorralado, el animal ladró y me mostró los dientes amenazantes. Allí me dí cuenta de mi error, lo había acorralado y el único camino que tenía para salir de esa situación era atacarme.
Entonces yo me hago esta pregunta, ¿El mundo que se autodesigna como civillizado, no habrá acorralado a los palestinos hasta el extremo de que lo único que le queda para defenderse es el terrorismo? Por esta razón volvemos al principio y al título de esta nota "Analicemos las causas para resolver los efectos".
No intento con esto ofender a nadie ni tomar partido por uno u otro bando. Simplemente quiero analizar la situación y plantear un interrogante, y hacerme la pregunta obligada ¿por qué dos pueblos que tienen mucho en común, historia, raíces, tronco, etc. están enfrentados? Sería igual que una guerra entre Uruguay y Argentina, digo yo.
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