PRIMERA CARTA DE JUAN SALVADOR GAVIOTA A SUS HERMANAS GAVIOTAS DE LA PLAYA, SEGUN LA PLUMA DE JORGE ALBERTO. BASADO EN EL LIBRO DE RICHARD BACH.
JSG: Gracias Jorge Alberto por darme la oportunidad de platicar con nuestras hermanas Gaviotas de nuestra playa .
Comenzare por el principio... recuerdo cuando alejado y solitario me encontraba practicando a treinta metros de altura bajo mis pies palmeados, alzando mi pico ,y esforzandome por mantener mis alas en esa dolorosa y dificil torsión requerida, para lograr el vuelo pausado, aminorando mi velocidad hasta que el viento no fue mas que un susurro en mi cara, hasta que el oceano pareció detenerse debajo de mi.
Entorne mis ojos en feroz concentración, contuve el aliento, force aquella torsión, un... solo... centímetro... más... Encrespáronse mis plumas, me atasque y cai.
Sabia que las gaviotas nunca se atascan, se detienen. Detenerse en medio del vuelo es para nosotros una vergüenza y el deshonor.
Pero sin avergonzarme, extendi otra vez mis alas en aquella temblorosa y ardua torsión - parando, parando y atascandome de nuevo -, no era un pajaro cualquiera.
La mayoria de las gaviotas no se molestan en aprender sino las normas de vuelo más elementales: como ir y volver entre la playa y la comida.
Para la mayoria de las gaviotas, no es volar lo que importa , sino comer.
Para mi, sin embargo no es comer lo que me importaba, sino volar. Más que nada amo volar.
Ese modo de pensar, no es la manera que uno se hace popular entre los demas pajaros. Hasta mis padres se desilusionaron de mi, al verme pasarme dias enteros, solo, haciendo cientos de planeos a baja altura, experimentando.
No comprendia, porque, por ejemplo, cuando volaba sobre el agua a alturas inferiores a la mitad de la envergadura de mis alas, podía quedarme en el aire mas tiempo, con menos esfuerzos; y mis planeos no terminaban con el normal chapuzón al tocar mis patas en el mar, sino que dejaba tras de mí una estela plana y larga al rozar la superficie con mis patas plegadas en aerodinámico gesto contra mi cuerpo. Pero fue la empezar mis aterrizajes de patas recogidas - que luego revisaba paso a paso sobre la playa - que mis padres se desanimaron más.
-¿ Por qué, Juan, por qué ? - preguntaba mi madre.
-¿ Por qué te resulta tan dificil se como el resto de la Bandada, Juan ? ¿ Por qué no dejas los vuelos rasantes a los pelícanos y a los albatros ? ¿ Por qué no comes ? ¡Hijo, ya no eres más qué huesos y plumas!.
Le respondi a mi mamá - No me importa ser sólo hueso y plumas. Solo pretendo saber que puedo hacer en el aire y que no. Nada más. Solo deseo saberlo.
- Mira Juan - decia mi padre, con cierta ternura - El invierno está cerca. Habra pocos barcos, y los peces de superficie se habrán ido a las profundidades. Si quieres estudiar, estudia sobre la comida y como conseguirla. Esto de volar es muy bonito, pero no puedes comerte un planeo, ¿sabes? No olvides que la razon de volar es comer.
Asenti obediente. En los días sucesivos, intenté portarme como las demas gaviotas ; lo intenté de verdad, trinando y batiéndome sobre un pedazo de pan y algún pez . Pero no dio resultado.
Jorge Alberto, por el momento dejo hasta ahi mi historia con la promesa de continuar en otra ocasion, muchas gracias por darme la oporunidad de platicar con nuestras hermanas gaviotas de la playa.
Gracias Juan Salvador , hasta la proxima.....
Jorge Alberto Novoa
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