El programa de DDT de Sudáfrica ha reducido en 80 por ciento los casos de malaria en 18 meses, sin ninguna consecuencia negativa para el medioambiente. Experiencias similares se han logrado en otros países africanos. Pero a pesar de ello, en Europa amenazan con la suspensión de importaciones agrícolas y demás sanciones contra los países que utilizan DDT para salvar vidas. Los organismos de ayuda internacional rehúsan apoyo a países que utilizan DDT, mientras prometen mosquiteros que nunca llegan y vacunas que tomarán años en aparecer. |