La suerte del gobierno de Evo Morales se ha convertido en dolor de cabeza en Caracas. En Bolivia Chávez se está jugando lo que él ha calificado como la proyección geopolítica y geoestratégica venezolana en Suramérica. No se trata sólo de garantizar la concreción en Bolivia de un régimen de orientación análoga al que Chávez viene imponiendo en Venezuela, sino además garantizar que Bolivia permanezca como una de las cartas internacionales en su mano.