Como se sabe, el tango nació en los conventillos de los barrios populares de Montevideo y Buenos Aires; en los arrabales, en los salas de baile de baja condición y en los bares de mala fama, en los burdeles y en la calle. Entonces, no nos sorprende que, en los principios, el tango no era apreciado, pero al contrario, denegado por la "buena sociedad". Pues, según esa clase, el tango era un baile para la plebe, para el populacho, para prostitutas y malevos. Solamente, después su pasaje triunfal, hacia los años 1907-1914, por las capitales europeas, que los salones de Buenos Aires y Montevideo habían empezado a acostumbrarse al tango. Sin embargo, los clientes de los salones rechazaban de bailarlo en la misma manera que la clase popular. |