El totalitarismo de izquierdas es una repugnante enfermedad moral. El de derechas también, naturalmente, pero eso es algo mundialmente admitido: nadie discute el carácter patológico del nazismo. Y, sin embargo, ¡cuántos izquierdistas siguen añorando, disculpando y mitificando los infiernos de las dictaduras populares! El perfecto ejemplo de esta ofuscación ética es el caso de Cuba. La verdad es que no consigo entender cómo personas que en todo lo demás se muestran sensatas, y que parece que son buena gente, y que denuncian con vigor los abusos que se cometen en otras partes del mundo, son capaces de perder de repente todo criterio y de ponerse a justificar los mismos abusos si suceden en Cuba. |