Como he creído desde siempre, los partidos políticos y sus protagonistas son el vivo reflejo de la sociedad que representan, por tanto ninguno puede, salvo las honrosas excepciones, sustraerse a la sociedad que les da el vital aliento. Entonces, la restructuración partidaria no debe significar más que la simple restructuración de la sociedad toda para encarar los graves problemas que tenemos los uruguayos. Las urgencias del país no son sólo del gobierno de turno o de la ocasional oposición en solitario: los problemas son de los tres juntos, ergo: deberíamos (pero no podemos) resolverlos entre todos juntos. |