En nuestro país, podemos decir con objetividad, que uno de los más grandes temores que podríamos tener por el advenimiento del Frente Amplio no se ha cumplido. Sus políticas no desalentaron la inversión y definitivamente no impidieron que el Uruguay recibiera los efectos beneficiosos de la evolución de la economía mundial y regional. Lo paradójico es que en materia social fueron mucho menos eficientes de lo que podría esperarse.