Su casa y la mía
Verbos de muerte
conjugados en presente
lapidan, cubren
aquellos de la vida
Los que conjugas tu, son en pasado,
no habrá futuro simple e imperfecto
que acaricie la vida lentamente
Despierta de sonrisas extinguidas
que yacen en las tierras dolientes
mi voz de paz, rebelada, lava ardiente
multiplica las voces que suplican
Entrando en cada casa, en cada cueva
petrificando las armas de la guerra
derrama sobre el odio su condena
promete del amor una cosecha
Es primavera de palabras nuevas.
Cual barriletes de colores prometidos
remontan hacia el cielo tantos muertos
pidiendo que los vivos los miremos
El corazón de las madres se apacigua
de conocidas historias repetidas
Por nuestros hijos arrancados, prometemos
plantar la paz, en su casa y la mía
conjugando el sentido de la vida.
Cristina Wajswol
06/06
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