Los vivos de siempre
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por Michael S. Castleton-Bridger |
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Recientemente Montevideo fue invadida por una andanada promocional sobre la votación del ‘Presupuesto Participativo’.
Hubo pasacalles, camionetas con parlantes, publicidad televisiva y hasta visitas domiciliarias por parte de los militantes incondicionales que aún tiene el Frente Amplio. La realidad es que se usó cualquier tipo de promoción para que la gente votara en esa demostración de “democracia directa” que proponen los cráneos filo comunistas de la intendencia capitalina.
En Lezica incluso me dicen amigos que viven en ese precioso barrio, que los “sufragantes” disponían de un chorizo y una bebida cola en los comités de la zona. Yo, al menos pensaba que esas prácticas electoralistas eran solamente patrimonio de los partidos tradicionales, o por lo menos así lo aseguraban los frente amplistas manifestando despectivamente que ellos no tenían necesidad de recurrir a esos métodos tan ‘bajos’ para movilizar a la gente.
La realidad es que la participación fue muy baja.La indiferencia de la gente fue muy alta.
Los motivos de esta situación deben ser varios pero, sin duda uno de los principales seguramente se deba a que la gente no es tonta, ni se deja manejar tan fácilmente.
Más de un montevideano me manifestó lo ridículo que eran estas votaciones en una administración que gastaba más del 70% de su presupuesto en gastos operativos de la propia intendencia, más o menos USS.750.000 por día! Si 750.000 dólares por día y con el personal trabajando seis horas .Entonces el razonamiento lógico era no participar ante tamaño despilfarro ya que en definitiva lo único que se hacía era votar sobre cosas que igual se tienen que hacer; porque plata, lo que es plata para inversiones no hay . Y la gente lo sabe y no es tan tonta como algunos piensan.
A mi juicio sin embargo, hay un tema de fondo. El tema es que estamos, mal que les pese a algunos, en una democracia representativa donde los electores eligen a representantes para justamente no tener que ocuparse de estas cosas. Así curiosamente para algunos, funciona la democracia. El ciudadano común , el de a pie, no tiene tiempo ni ganas de estar todo el día ocupándose de asuntos que deben manejar sus representantes electos. Si lo hacen mal justamente para eso son las elecciones normales, para sacar a los que no sirven y poner a otros mejores. Esa es la democracia representativa, no el mamarracho ‘participativo’ que pretenden imponer los iluminados de siempre.
Es de esperar, que en las elecciones democráticas verdaderamente “participativas” y decisorias que se acercan, la gente tenga el criterio suficiente y saque de una vez a los que no sirven y elija sabiamente quien los represente. Nuestro querido Uruguay no está para más experimentos con trasnochadas y anacrónicas ideas que nunca le sirvieron a nadie salvo, a los vivos de siempre.
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