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Inicio de año, tensiones y diálogo
por Marcelo Ostria Trigo (Perfil)
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En este inicio de 2008, se repiten las tensiones en el país. Como esta repetición frecuentemente es señal de agudización de enconos, hay que temer que los resultados puedan alcanzar niveles dramáticos. Que hay problemas pendientes y visiones divergentes, es innegable. Pero también es cierto que la consigna –específicamente en el bando populista– es azuzar e inflamar pasiones malsanas.
He aquí algunas muestras. No hay pausa para la acusación, incluyendo el disparate. Parece que todo vale para forzar un enfrentamiento, desde un sistemático afán de dañar, hasta la abierta amenaza, que no sólo proviene de los oficialistas en funciones, sino también de los que se van, seguramente con la esperanza de seguir gozando de los privilegios que el régimen otorga a sus allegados. Un ejemplo: el saliente comandante en jefe de las fuerzas armadas, al dejar su cargo, con tardíos acentos enérgicos, habló desde una infrecuente posición político-partidista en un militar, amenazando con “aniquilar a los enemigos”. Por supuesto que no dice a quienes, aun que se infiere que se refiere a los que no son adherentes del régimen al que sirvió, Por supuesto no se le podía explicar con anticipación, para que no llegue al disparate, que en democracia no se destruye o aniquila, sino que se tiende puentes para la concertación; y concertación significa establecer denominadores comunes en favor de la ciudadanía. Pero, claro, este jefe militar prefirió nomás quedar bien con su benefactor, adhiriéndose a la agresividad discursiva del jefe de Estado.
Pero eso no es todo: a las puertas de un diálogo entre los prefectos y el presidente de la república, anticipadamente complicado y con tropiezos, algunos oficialistas siguen atacando y atacando, como si ello diera ventajas a un régimen que se debate en sus propias contradicciones y en los problemas que creó en poco menos de dos años. Y hurgan en cualquier aparente resquicio para atacar. Esto en vísperas de un diálogo convocado precisamente para llegar a una concertación democrática en temas de gran importancia para la Nación. Hilando delgado, podría interpretarse que esta conducta está dirigida –como la negativa a que se incluyan esos temas– a que el diálogo fracase, como si ya el gobierno hubiera elegido la vía de la confrontación para prevalecer. Para muestra un botón: un legislador del MAS, al que no se le puede pedir coherencia cuando se refiere a asuntos jurídicos, avala la acusación, torpe y vulgar, de que hubo plagio en un proyecto de estatuto autonómico. Parece que este deslenguado y poco informado personaje, no conoce que para legislar se acude al derecho comparado. Y no es que haya parecidos en el proyecto de estatuto, pero puede haberlos especialmente cuando se trata de un mismo tema: establecer las bases jurídicas de una región autónoma. Claro, ¿cómo podría influir en el ánimo pendenciero una disciplina, como el derecho comparado?
Este año, no tiene un buen comienzo. Lo que pareció alentador: la aceptación al diálogo propuesto por lo prefectos, se desvanece. Las contradicciones entre importantes personajes del gobierno sobre el contenido de ese diálogo, ya no parece una falta de coherencia en el propio régimen, sino una conducta deliberada y perversa para confundir y, seguramente, para que crezca la tensión prevaleciente, quién sabe con qué fines.
O es que se alienta el conflicto. Si esto es así, se muestra que los oficialistas saben como iniciarlo, pero eso si, no saben como puede terminar…
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