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El nuevo diálogo, la OEA y los cancilleres amigos
por Marcelo Ostria Trigo (Perfil)
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“El 7 de enero pasado, a iniciativa de los prefectos de los departamentos de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, comenzó el diálogo con el presidente de la república que sobre temas predeterminados. No hubo resultados. Luego, en una nueva reunión de este diálogo, se mostró que (éste) fue de “sordos”.”(Columna Mi opinión. 15.03.2008).
Desde entonces, las cosas se han agravado. Esta vez, a pedido del gobierno de Bolivia, la secretaría general de la Organización de los Estados Americanos pretende promover el diálogo, aun sin señales de que el oficialismo esté resuelto a concertar y abandonar su empeño de impedir la continuidad de los procesos autonomistas de cuatro departamentos.
En el primer diálogo, el gobierno no pudo imponer su visión centralista y avasallante. Entonces se propuso cerrar los caminos para el entendimiento, lo que tampoco le dio frutos. Y se empeñó en medidas para debilitar institucionalmente a las prefecturas, principalmente a la de Santa Cruz, lo que, por cierto, tampoco doblegó el espíritu autonomista.
Ahora, el oficialismo clama por el diálogo procurando la mediación, primero, de la Iglesia Católica y, luego, de la OEA y cancilleres “amigos”, pero sin abrirse a concesiones que permitan avizorar concertación alguna.
La reticencia de la Iglesia Católica a ser mediadora (inicialmente sólo aceptó ser “facilitadora”) del diálogo, es comprensible. Y ahora, cuando las cosas se ven más claras, el Cardenal está convencido de que es imposible facilitar el diálogo por la desconfianza y la violencia. Que se sepa, los actos de violencia son propiciados por los grupos de choque el Movimiento al Socialismo (MAS).
El entusiasmo de la secretaría general de la OEA en promover el diálogo sin destino, muestra a un José Miguel Insulza reincidente, como cuando bendijo lailegalidad, ya que “no encontraba nada objetable en un proyecto (de constitución, la masista) con más 400 artículos que no había leído…. Con un secretario general de la OEA dispuesto a convertirse en cómplice de los constantes atentados contra la democracia boliviana, es difícil confiar en que la Carta Democrática Interamericana, ese esfuerzo honroso de tantos, vaya a servir para la proteger la libertad y los derechos ciudadanos….” (Columna “Mi opinión”, 01.03.2008)
Ahora Insulza manda a otro personaje –el ex-canciller argentino Dante Caputo– en auxilio de un gobierno ya ahogado por sus ilegalidades y por la resistencia a su despotismo. No parece que este Caputo haya comprendido que el enfrentamiento es entre la democracia y la autocracia. Si José Miguel Insulza está preocupado por la crisis boliviana, haría bien en actuar defendiendo la legalidad, la libertad y el estado de derecho, seriamente vulnerados por el régimen del MAS. Debe comprender que no se consolida la democracia con mediadores o facilitadores parcializados.
Finalmente, no se puede imaginar lo difícil de la misión de los cancilleres "amigos" –como el argentino Taiana– que ya se habrán enfrentado a hechos y testimonios de los daños a la democracia y a la convivencia, por obra de un régimen sectario y violento. Pero, ¿dónde estuvieron estos hombres de “buena voluntad”, cuando en los alrededores de La Glorieta, lugar en que sesionaba ilegalmente la espuria asamblea constituyente, caían los muertos y heridos? Para el régimen sólo cabía el empeño en conseguir la aprobación de una Constitución a toda costa, sin debatirla pero imponiéndola para consolidar la autocracia imperante, negadora de la democracia.
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