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“Por qué no te callas…”
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por Marcelo Ostria Trigo (Perfil)
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Cuando la agresividad se convierte en una patología política, el destino es conocido en el ámbito internacional: aislamiento del enfermo. No hay muchos políticos serios que acepten la contaminación que proviene del dislate o del insulto. No es un estilo honroso provocar, ofender y buscar camorra constante. Por eso, no es fácil saber ciencia cierta a dónde quiere llegar el actual autócrata de Venezuela. No se trata de su estilo chabacano, sino de su peligrosa irresponsabilidad. Ya son muchos los que han sufrido la verborrea insultante de Chávez. Y cada día se suman los incidentes que promueve esta curiosidad del siglo XXI.
No está muy claro si este Chávez de Venezuela es loco, maleducado, imprudente o simplemente estúpido, aunque probablemente es todo esto. Él mismo se sitúa como un mal ejemplo. Parece que aún no ha comprendido que, con su conducta soez, no va a conseguir ningún beneficio para su país y menos para él o su “movimiento bolivariano”. Podría pensarse que este Chávez pasará, y que con él se irá la conducta procaz. Pero no, este personaje ha ocasionado males que se lamentarán.
Es cierto que las relaciones internacionales han caído en una “cumbritis”, y que los jefes de Estado se reúnen las más de las veces con inusitada frecuencia, sin justificación. Eso de la diplomacia directa sirve, pero como último recurso, cuando estadistas, por su poder en cada uno de sus países, resuelven un problema que se ha empantanado en los niveles inferiores.
Pero también es cierto que algunas de esas reuniones supremas, cuando se tienen objetivos responsables, constituyen la expresión de nuevas actitudes comunes realizadoras y con destino cierto. Ese es el caso de la Cumbre Iberoamericana.
Hasta hace poco, la España que quedó luego de la guerra civil, estaba empeñada en superar carencias e integrarse con la Europa moderna y próspera. Era un reto acabar con aquello de que “Europa termina en los Pirineos”. Y ciertamente se hizo mucho para conseguirlo. Ahora, la Madre Patria [i] es un miembro importantísimo de la Unión Europea. En el camino hacia el bienestar, el Rey don Juan Carlos jugó un papel notable, pues se mostró como un monarca moderno y defensor de la incipiente democracia que, luego de la desaparición del Caudillo, parecía muy frágil. Y hay más: seguramente la monarquía española es, en este tiempo, una de las casas reales más respetadas de Europa.
Y consolidada como Nación del primer mundo, España puso en evidencia su antiguo propósito de consolidar vínculos especiales con la Hispanoamérica y, por qué no, con todos los pueblos iberoamericanos, lo que supone la inclusión del enorme Brasil. Para ello, España estableció una amplia y exitosa política de cooperación con los países de Ibero América, pero realmente faltaba el instrumento que sirva a este propósito que ahora también es de todos nuestros países. Así nació la Cumbre Iberoamericana que ya cuenta con un organismo permanente en Madrid encabezado por el uruguayo – español, Enrique Iglesias. Hasta ahora, lo que se proponía era buscar puntos de vista comunes, conductas internaciones compartidas y programas de cooperación recíproca. Y cuando los objetivos son elevados, sobran las pataletas infantiles e injustificadas.
Lo anterior muestra como un dictadorzuelo puede, con su irresponsabilidad, dañar políticas serias y realizadoras. La Cumbre Iberoamericana, por la malacrianza y desvaríos de Chávez –ciertamente Evo Morales se confunde en el estilo chabacano del chavismo, como su segundón– luego del incidente que dio lugar al real “por qué no te callas”, ya no será la misma. Chávez dañó el ambiente; y ciertamente pasará algún tiempo para que se reestablezca, ya sin elementos disociadores y provocadores, el clima armónico que debe prevalecer cuando las naciones deciden cooperarse, aunar políticas y compartir propósitos elevados.
[i] Sobre esto de la Madre Patria, hay criterios dispares. La España imperial, con colonias en América y aun en Africa y Asia, ya no existe; esa fue la Madre Patria, y sus hijos somos todos: la España de hoy, pujante y próspera, y los países –ciertamente Bolivia entre ellos– que tienen como raíz la cultura de esa vieja y entrañable España.
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