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Ciudadano Kirchner: el poder y los símbolos
por Pablo López Herrera (1) (Perfil)
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“Es tan grande mi cariño
como el miedo de perderte...”
Como dijera hace años el primer biógrafo del sureño: “mientras los demás duermen, Kirchner construye poder”... El ciudadano Kirchner, necesita del uso de la caja para manejar a sus acólitos y la lapicera del presidente está en manos de Cristina. Una razón más para dedicar sus esfuerzos a consolidar una nueva posición de fuerza, con un PJ por el mismo despreciado hasta ahora, y un poder superior movimientista donde poder incluir al resto de sus compañeros de ruta.
Y mientras promedia el verano, avanza a toda máquina con su proyecto populista y hegemónico, usando a todos los que se le someten y a todo lo que le sirve. Todo es bueno para el rentista santacruceño y todos sirven al conductor implacable. Toda leña alimenta su fuego, incluyendo al pretenciosamente didáctico y atildado Lavagna, hombre de modales extraños y pagado de si mismo, que a los efectos del ciudadano Kirchner es simplemente uno más, aunque resulten por lo menos peculiares las formas que adquiere su vocación de “servicio público”.
Si fuera cierto que su candidatura presidencial fue arreglada para dividir los votos de la oposición, lo que no ha atraído lo suficiente al análisis periodístico, la estafa moral consumada permitiría calificarlo éticamente aún mas que la “inocente” y ya repetida “borocoteada”. Si se le agrega el juego de las “listas colectoras” quizás hasta resultaría inválido el propio resultado electoral, desde ya fuera de toda regla de comportamiento cívico aceptable.
Para Kirchner la política es como un juego de ajedrez. Le gusta usar las negras y también algunas de las blancas. Eso es lo que entiende por transversalismo político. Además, utiliza sus propias reglas del juego, en una suerte de transversalidad ética. Algunos le sirven como peones, otros como caballos, otros como alfiles, y el se siente rey y reina al mismo tiempo. “El poder es mío, mío, mío...” ha de soñar el ex mandatario.
Los ministros “de Cristina” lo frecuentan y lo siguen tratando como al rey. Ella misma también, como lo anunció formalmente por lo menos en tres oportunidades, en ocasión del traspaso del poder. Como para dejarlo sentado. ¿Formará parte de su convenio con el ciudadano Kirchner? Sus afirmaciones reiteradas parecieron cumplir una formalidad u obedecer a un pacto.
Primero afirmó, en el acto realizado en ocasión de la “reasunción” de Mario Das Neves en Chubut: "Este hombre patagónico deja de ser Presidente desde el próximo 10 de diciembre. Pero para mí, y sé que para todos los argentinos, va a seguir también siendo Presidente".
Lo ratificó luego en la Casa Rosada en la firma del acta del Banco del Sur delante de los presidentes asistentes al acto: “permítanme dirigirme con esa misma pasión, con esa misma convicción, con esas mismas ideas, con ese mismo compromiso para con todos los argentinos, a quien es Presidente de los argentinos, reiterando lo que dije ayer en Chubut, que todos en una parte de nuestro corazón lo vamos a seguir sintiendo de esa manera” (2).
Y remató luego con su “improvisado” discurso de asunción como Jefa de Estado: “El Presidente que está a mi izquierda y yo somos hijos de la escuela pública y de la universidad pública y gratuita. No es casualidad, no somos hijos de personas con mucho dinero, somos hijos de trabajadores y él es Presidente y yo soy Presidenta; somos eso, producto de la educación pública.” Demasiada casualidad...
Probablemente le convenga a Cristina dedicarse a aparecer en fotos con artistas y pasear por el mundo mientras Kirchner se ocupa de “la cocina” del poder, tarea interminable y agotadora. Pero ¿aguantará soportar que sea tan notorio su segundo plano?
Posiblemente sea cierto que existe un convenio detallado y preciso de roles y funciones entre ellos. Pero las reacciones humanas no siempre son previsibles. Existe la posibilidad que a Cristina no le guste su papel de “Toi, toi, toi, sois belle et tais toi” (tu cállate y sé bella...), o que se le despierten nuevas ambiciones. Difícilmente podría hacer ella otra cosa que lo que se ve, con un equipo tan acostumbrado a responderle a el. Si ella cambiara una docena de funcionarios, Kirchner experimentaría -como no lo ha hecho en años- lo que significa el paso del trono a la ciudadanía... como el mismo se lo hizo sentir a Duhalde.
También sentiría el rigor del “afuera” si la presidente le impidiera el acceso a la residencia, confundiendo escapadas a jugar a las cartas con los vecinos con otra cosa. Pero mientras no se produzca ninguna modificación en el pacto marital, con escándalo mediático de por medio, el ciudadano Kirchner logrará seguir haciendo uso de los símbolos del poder, que hoy le son necesarios.
El mismo Duhalde, otro ajedrecista del poder, echó “leña al fuego” como un crecido “Jaimito” al afirmar en declaraciones radiales que: "... este doble comando, si sigue, va a ser positivo porque ella no está preparada para un tema tan difícil como es el de gobernar". ¿Le habrá quedado en algún rincón de la memoria la alusión al Padrino que oportunamente hiciera la señora Kirchner en público para calificar su estilo de gestión?
El natural apuro del santacruceño en consolidar rápidamente el partido justicialista y el movimiento, aparte de responder a su natural temperamento inquieto e infatigable, seguro tiene que ver con la necesidad de disponer de un atril “mío, mío, mío” y de una estructura de manejo propio de poder para apoyar y/o para presionar a la presidenta indistintamente, en caso de tentarse Cristina con avanzar sobre el poder siendo legítimamente hoy dueña de los símbolos. También necesita el atril para sus peroratas mediáticas y para relacionarse y pactar con el mundillo político local desde una estructura formal.
En ese sentido se entiende su relativamente nuevo interés en tener a la derecha, al centro y a la izquierda bajo su mando en el partido y/o movimiento, y que no quede afuera nadie significativo de los que podrían sentirse tentados a un nuevo salto de garrocha, pero en otra dirección. Kirchner n-e-c-e-s-i-t-a tener los soldados alineados bajo su dirección. No solo es para tener más poder. Es para conservar el que ha tenido hasta ahora, cuando por primera vez en muchos años carece de una primera magistratura, provincial o nacional.
Su proyecto de poder, que no todos ven y muchos minimizan, ha sido manifestado al asumir la presidencia: "...nos planteamos construir prácticas colectivas de cooperación que superen los discursos individuales de oposición. En los países civilizados con democracias de fuerte intensidad, los adversarios discuten y disienten cooperando"(3). Para Kirchner disensión equivale a cooperación... Por esa razón su ministro de economía delegado es Moreno... así los empresarios disienten si quieren (en silencio) pero sobre todo cooperando... Como tantos antes que el mismo, expuso también su ambición “movimientista”: “este proyecto nacional que expresamos convoca a todos y a cada uno de los ciudadanos argentinos, por encima y por fuera de los alineamientos partidarios”
Como todo buen “fundador” de una dinastía, inaugura su nueva época: "Sabemos que estamos ante un final de época. Atrás quedó el tiempo de los líderes predestinados, los fundamentalistas, los mesiánicos (salvó mi propia y modesta persona, habrá mascullado por lo bajo...). La Argentina contemporánea se deberá reconocer y refundar en la integración de equipos y grupos orgánicos, con capacidad para la convocatoria transversal, el respeto por la diversidad y el cumplimiento de objetivos comunes".
También fijó en el mismo discurso, un horizonte temporal al plantear su objetivo económico: "El resultado debe ser la duplicación de la riqueza cada quince años” ...
En fecha más reciente, al dirigirse a los diputados del Frente para la Victoria les dijo: “queremos asumir la responsabilidad en los tiempos que vienen desde el 10 de diciembre de 2007 a 2011 entre todos, desde el lugar que a cada uno nos toque. Ahora tenemos que diseñar y construir el tiempo que viene” (4). Y al día siguiente: “ahora viene la construcción del país estratégico, viene la institucionalización de un modelo plural” (5)
Finalmente, para que no quedaran dudas del “modelo” que tenía en la cabeza ratificó en fecha aún más reciente, convocó desde el propio salón sur de la casa de gobierno a : “....un país ... que internamente pueda consolidar este proceso de distribución del ingreso, de inclusión social, de justicia que nosotros estamos necesitando y a la construcción de un país donde la industria y el campo no sean contradictorios y a la construcción de un país donde el trabajo, nuestra clase trabajadora, nuestra clase media, los empresarios nacionales constituyan este proyecto nacional y popular que se consolidó en aquel 17 de octubre de 1945”. (6) ¿Nos tocará revivir ahora la década 1945 – 1955?
Los ciudadanos libres, somos sufrientes testigos de la consolidación de este proyecto, mientras todos los que prefieren el tobogán que hace mas lenta la caída al trampolín, repiten la consigna del inefable Barrionuevo “es lo que hay”, y con esa excusa sigue cada uno en su pequeño mundo, hasta que la cruda realidad nos muestre la fragilidad de “lo que había”. Si se llegara a presentar una nueva crisis económica de cierta importancia, muchos compañeros de ruta demostrarían que las razones de su apoyo eran meramente coyunturales. El escenario político cambiaría radicalmente, y una vez más, Borges habrá tenido razón acerca de la no tan leve “incorregibilidad”del ser...
(1) Miembro del Comité Consultivo de Atlas 1853 –
(2) 9/12/2007
(3) 25/05/2003
(4) 27/11/2007
(5) 28/11/2007
(6) 03/12/2007
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