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Un derecho menos...
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por Luis Alberto Lacalle Herrera |
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El tema de las patentes tiene un primer nivel de análisis sobre el que ya hemos insistido, tal cual implementado, es el castigo al contribuyente con un tributo abusivo, que parte de la base de que quien tiene un vehículo es alguien pudiente. El verdadero nivel de la presión tributaria que de esa manera se ejerce sobre los automovilistas está dado por el hecho que, para la Intendencia de Montevideo, dicho cobro representa el 30% de la recaudación. En ninguna parte del mundo se pretende ganar dinero con la matrícula de los autos, en todo caso se procura que el propietario tenga que acercarse periódicamente a la autoridad para que sea controlado el estado mecánico de su vehículo, reforzando de esa manera la seguridad de todos. Entre nosotros no, se trata de esquilmar a los propietarios sin devolver, muchas veces, en obras de calles y caminos todo o parte de lo que se cobra.
La corriente que quiere fijar una patente única para todo el territorio es otro aspecto de la cuestión. Ante todo arremete a la autonomía de los departamentos y lo que es peor, con el asentimiento de muchos jerarcas municipales. No es posible dejar pasar esta iniciativa que priva de libertad a las buenas administraciones para rebajar los tributos cuando de ella se deriva un superávit en las cuentas. Pero el tema tiene otro aspecto que nos interesa destacar. Si se sigue la corriente unificadora de patentes se pierde un importante derecho de los contribuyentes, vecinos y ciudadanos.
El nuestro es un país pequeño y de ese hecho se derivan costumbres democráticas que todo apreciamos. Una de ellas es el poder estar en contacto directo con muchos jerarcas, por ejemplo, los intendentes. En los departamentos del interior es muy común poder dialogar con el Intendente, poder interrumpirlo en una calle o plaza para hacerle un planteo. Es una forma de contralor político que puede parecer pequeño pero que no lo es. Ese gobernante está al alcance de la mano, es un vecino más que oye y ve lo que pasa en la sociedad en la que es encargado del gobierno comunal. El que lo aborde de esa manera puede pedirle explicaciones acerca de por qué en ese departamento la patente es tan cara, o por el contrario, felicitarlo porque la bajó. Si se va a un régimen en el que la patente es uniforme, el jerarca podrá decir que ello se debe al Congreso de Intendentes u otra entidad de superior nivel. El ciudadano se quedará sin la explicación y con la sensación de que tiene un derecho menos, el magnífico derecho de poder encarar a su gobernante y de recibir de él una explicación. Otro escalón para abajo en los derechos y otro escalón para arriba, hacia ese nivel incomprensible e inalcanzable de las responsabilidades.
No puede pasar esta iniciativa , por el bien de las finanzas municipales y por la defensa de nuestros derechos…. a patalear….
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