Que importa que hasta hoy nos encontramos. A lo mejor no es nuestra primera vez. Quizá no teníamos nada que compartir. Por eso pasamos desapercibidos. Pero hoy , tenemos soledad. Una soledad que lleva destinatario directo. La MIA, invocaba tu nombre, la tuya, soñaba con el mío. Dos soledades que al unirse, se convirtieron en feliz compañía. autor Sergio Pérez Castañeda