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¿Donde está la torta?
por Pedro A. Lemos
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Hace mucho tiempo entendíamos que la herramienta del futuro era la computadora, ya no para nosotros en gran medida, sino para los que hoy miran el horizonte y saben dónde quieren ir o aún lo están pensando.
Tanto fue así, que por un impulso de integración tiramos la idea de realizar una publicación por la enorme carretera de internet, con el espíritu de participación de todos aquellos que no se dejaran marginar por la brecha digital.
- Digo esto, dado que querer es poder, por más que muchos digan lo contrario.
Esta idea lleva hoy seis años a puro pulmón, demostrando que lo quisimos, se ha logrado. Informe Uruguay emprende su séptimo año de publicación interrumpida. Con más o menos aportes, siempre abierto a todas las líneas de opinión, abarcando puntos de vistas de toda América Latina y un poco más allá. Sobrevolando el mundo semanalmente, con el espíritu de que el lector analice, se informe y saque sus propias conclusiones.
Tarea difícil en un momento tan especial, pero con la sincera convicción, de aportar a la cocina del conocimiento mucha leña, para que la hoguera se mantenga encendida y brinde calor al lector aún en la discrepancia.
Como no vamos a discrepar, si adentro o afuera del País, los cambios son tan rápidos que quedamos muchas veces sin poder reaccionar. Hace unos días nos despertábamos con la crisis Inmobiliaria en el mundo, días después se extendía a las Bolsas del mundo, a bancos, aseguradoras y aún no se tiene real certeza donde va a encontrar el punto de control.
Algunos pensaron que era el fin del capitalismo, ese odiado capitalismo que ellos dicen son el causante de su propia marginación, sin revisar ni entender que el mundo no tiene otro sistema de interconexión que no sea el capitalismo.
Otros aplaudían la caída del imperio, sin tener en cuenta que antes que el imperio se hunda, el tsunami arrasaría a casi todos los países de la tierra. El nuestro no sería la excepción.
Antes de conocer las noticias, como un ejemplo simple de los que es la interconexión, los países consumidores detenían, frenaban o cancelaban las importaciones, muchas que ya estaban viajando en altamar o arribando a puertos europeos, asiáticos o del norte.
Cuando la palabra crisis recorre el mundo, lo primero es revisar la propia economía, la fortaleza no está en los billetes de respaldo solamente, sino en la infraestructura productiva para aprovechar las nuevas oportunidades. Esa es la incógnita que sobrevuela en todos los países.
¿Como nos preparamos internamente para afrontar los ciclos del capitalismo?
Que aparato productivo se ha fortalecido y cuáles serán las exigencias de reacomodo a futuro.
Como no se va a discrepar, si en la última década a continuado la tendencia de un Estado gordo, cada día más pesado y cada día más burocrático, donde el empleo público sigue siendo la única fuente segura de un ingreso y la producción nacional se castiga.
Sólo la ceguera ideológica les ha permitido creer que las fortalezas económicas de un País, son para derrocharlas en ‘’más y mejor burocracia’’, cuando la macro economía muestra número alegres. Sin contemplar la micro economía o la economía familiar de quienes por diferentes motivos, no llegan a fines de mes en su gran mayoría.
No son los slogans los que mejoran la calidad de vida de la gente, cuando el salario es de 300 o 400 dólares por mes. Ni son los empleos públicos los que defienden la economía de un País. Es la inversión genuina y generadora de fuentes de trabajo, con reglas claras la que genera oportunidades, la que produce competencia por el propio trabajador, la que incrementa los salarios.
Esa inversión que se ha tratado de correr desde la vecina orilla y tantas otras que apuntalaron la macroeconomía, son las únicas herramientas eficaces contra las crisis, en lo interno y para lo externo a través de las exportaciones.
No se genera oportunidades con discursos a contramano, con slogan, con prepotencia sindical y queriendo controlar la soberanía nacional con la tenencia de la tierra. La soberanía radica en la integridad legítima del derecho, el respeto a los menos favorecidos frente a las oportunidades.
Cuántos se están preguntando dónde está ‘’el País Productivo’’, si uno de los Ministros del Gobierno cuestionaba de la manera siguiente el slogan:
- Bonomi: "no se puede llevar a cabo este proyecto con los huecos que deja la actual política macroeconómica".
Pero además el propio BROU reconoce que los fondos del Banco de fomento y desarrollo andan por el odiado país del norte, porque es mejor que tener la plata guardada en un cajón.
Entonces surge la pregunta:
- ¿Por qué se perdió el tren de las oportunidades?
La inexperiencia, la falta de visión o el sectarismo anticapitalista, que muy bien defienden cuando es personal.
Si hasta parece que se le toma el pelo a los que tienen, con el slogan del ‘’Gasoil Productivo’’, tantos años escuchando y hoy cuando el barril de petróleo ha caído cerca de 2 tercios de su punto más alto hace pocos meses, el Ministro de Industria espera ver los números de ANCAP en diciembre para proyectar un descenso en el precio.
Hoy está la oportunidad del gasoil productivo y distraídamente se patea la pelota hacia delante, esperando la reacción de la burocracia del ente refinador.
Esta carretera, la de la comunicación, permite a cada uno sacar sus propias conclusiones.
No más slogan y muchos menos las frases vacías, que se prefabricaron en las cocina ideológicas de hace 40 años, el mundo existe y la realidad es otra.
Si no hay torta, no se puede convidar.
Fuente: http://www.larepublica.com.uy/politica/321853-bonomi-macroeconomia-debe-estar-con-el-desarrollo-sectorial
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