¿A dónde va el Uruguay?
por Sergio P. Luís
Profesional boliviano independiente
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Uruguay es un país entrañable. La calidad excepcional de sus gentes, su notable nivel cultural, sus firmes convicciones democráticas, merecen el reconocimiento de todos los latinoamericanos. Es cierto que, pese a un pasado de andar prudente, no escapó al embate de una guerrilla urbana sangrienta y, luego, de una impensable interrupción de su vida institucional. Fue, sin duda, la etapa más traumática de su historia. Pero supo salir, recuperando sus instituciones, lo que ahora se pone en duda.
Es necesario mencionar, sin embargo, que el gobernante Frente Amplio, pese a sus declaradas simpatías por los Castro, Chávez y Evo Morales, en su política exterior no fue agresivo ni irresponsable ni el presidente Tabaré Vásquez agredió co insulows y calumnias a nadie. Y esto fue demostrado inclusive ante la agresión de los piqueteros de la otra banda que, alentados por un presidente, cerraron los pasos sobre el río Uruguay que separan a este país de la Argentina, por una planta de papel que no la instalaron en el lado argentino.
Pero que esto no llame a la confusión. El Frente Amplio ha seguido una política interna sectaria, incompatible con la tradición uruguaya de diálogo y concertación constructiva. Por ello, hay el temor de que los malos ejemplos del populismo, sean seguidos, ya que la demagogia ha hecho posible, en otros países, la creación de importantes bases electorales.
Tabaré Vásquez, quizá intuyendo que su mesura puede ser avasallada por el extremismo representado por los nostálgicos de la izquierda de los años setenta y por los que ven en Chávez un modelo a seguir, no aceptó que se promueva una reforma constitucional para ser candidato a la reelección. Prefirió que un cercano colaborador se postule como candidato presidencial: el controvertido Danilo Astori, ex ministro de economía, autor de una reforma tributaria muy discutida.
La precandidatura de Astori, ha desatado una estridente controversia en el Frente Amplio. Los tupamaros, seguros de ser los que mantuvieron el espíritu de rebelión durante los gobiernos militares, sienten ahora que son merecedores a una recompensa política, ungiendo a uno de sus miembros a la presidencia de la república. Así nació la pre candidatura, muy peculiar en estilo y en presentación, del ex guerrillero y ahora senador tupamaro, José Mujica, en pugna con el favorecido por Tabaré Vásquez.
Para mayor embrollo, el presidente Vásquez ha vetado parcialmente una ley para legalizar el aborto, aprobada con el apoyo de su propio partido. Por ese veto, el mandatario recibió desconsideradas críticas. Se dio, entonces, una muestra de consecuencia inusual en Latinoamérica: el presidente renunció a su partido: el socialista, pese a que debilita uno de los más fuertes eslabones del la alianza izquierdista que gobierna el Uruguay.
Luego, en una reunión del Frente que buscó infructuosamente un acuerdo para presentar un postulante, sin apelar a una elección interna, triunfó, por ahora, el pre candidato tupamaro. Sólo en los próximos meses, cuando se celebren elecciones internas en el Frente, y se conocerá quién finalmente será el candidato oficialista, y se verá cuánto daño ocasionó este enfrentamiento en la coalición gobernante.
Hay alarma en el Frente Amplio. Los oficialistas uruguayos, como lo señala el comentarista Ricardo Puglia, estarían entre “los izquierdistas latinoamericanos (que) podrían sufrir un revés en 2009”. Su percepción se basa no sólo en la resistencia política que ha concitado el populismo, sino en que las derrotas tendrían como causa la evidencia de que, “por la exportación de materias primas, los presidentes Chávez y Morales verían limitada “su capacidad para gastar en sus votantes pobres…”. Los presidentes Hugo Chávez y Evo Morales –añade Puglia- "que pertenecen a una generación de socialistas que han prometido transformar una región conocida por su amplia brecha en la distribución de la riqueza”, estarían es serios problemas para satisfacer a sus seguidores. Y advierte: “¿Qué sucederá en Uruguay si tuviéramos más populismo que el actual en tiempos de vacas flacas? Los amigos del tupamaro José Mujica, -Chávez y Kischner- , serán los salvadores ideológicos de más izquierda y más recursos para integrarse a la Revolución Bolivariana, ahora que el precio del petróleo y la soja bajaron dramáticamente o es la hora de más impuestos a toda la población?”
Hay signos de debilidad en el Frente Amplio. Al desgaste que produce el gobierno, se añade la alternativa de división. Los disensos internos los menciona con agudeza el columnista uruguayo Raúl Seoane: “En medio de las intensas negociaciones que se realizan en el Frente Amplio para evitar que la izquierda salga mal herida del congreso, José Mujica desplegó ayer toda su bronca: habló de chantaje y de presiones para que se baje de la candidatura. El líder tupamaro decidió ayer salir a marcarle la cancha no sólo al resto de los grupos del Frente Amplio (FA), que resisten su candidatura, sino al propio presidente Tabaré Vázquez y a su principal rival en la interna, el senador por Asamblea Uruguay, Danilo Astori…”
No está dicha la última palabra. Falta todavía mucho tiempo, y puede cambiar el panorama que, por ahora, no es muy halagüeño para el oficialismo izquierdista uruguayo. Pero la alternativa es clara: populismo peligroso o afirmación de la democrática.
Toda América verá, entonces, una prueba de fuego. Si se rechaza un proyecto de izquierda, aún distinto a las orientaciones radicales de Chávez o Evo Morales, el destino de todos los populismos puede ser más catastrófico aún.
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