Energías agotadas:
El petróleo no es eterno
IÑIGO SAENZ DE UGARTE
6 de septiembre de 2005
Ahmed Yamani, ministro de Petróleo de Arabia Saudí durante 24 años, lo dijo en una ocasión: “La Edad de Piedra no terminó cuando se acabó la piedra, sino mucho antes. Del mismo modo, la Edad del Petróleo acabará mucho antes de que se extraiga la última gota del petróleo”. Aún no hemos alcanzado ese punto, pero sí ha llegado el momento de pensar en él.
En los últimos diez años, han sido numerosas las teorías que han alertado al mundo sobre el inminente fin de la era del petróleo, o al menos del fin de la era del petróleo barato y a un precio asumible para nuestras economías. Todas esas ideas han sido rechazadas como simples teorías de la conspiración diseñadas para asustar a los incautos y los aficionados.
Cuando el barril de petróleo costaba 25 dólares –y eso no fue hace muchos años–, esta explicación resultaba tranquilizadora. Ahora que está cerca de los 70 dólares, y los expertos advierten de que es más fácil que continúe subiendo en los próximos meses, ya tenemos motivos para estar muy preocupados.
Hablar de petróleo es hablar de Arabia Saudí. El mayor productor del mundo y el que cuenta con mayores reservas es, en la práctica, el ‘banco central’ del sistema mundial del petróleo. Es el único país que puede aumentar su producción en un plazo reducido de tiempo y es el único que se puede permitir cortar el grifo, en ambos casos para estabilizar el precio.
Hace 15 meses, el ministro saudí del Petróleo se presentó en una conferencia internacional celebrada en Washington y lanzó un mensaje destinado a aplacar los temores. Alí Al-Naimi anunció que las reservas conocidas con las que cuenta su país son mucho mayores de lo que se pensaba: nada de 261.000 millones de barriles, sino 1,2 billones de barriles.
Las previsiones que fallaron
¿Todos tranquilos? Lo cierto es que Al-Naimi también dijo entonces que su país se comprometía a intentar mantener un precio medio de 25 dólares por barril y que nunca debería superar los 28. Se ha quedado un poco corto.
Si bien no existe una sola razón que explique la evolución del precio en los últimos doce meses, sí hay una que destaca sobre todas las demás: la demanda de crudo ha crecido tanto en el mundo que los países productores no consiguen estar a su altura. O dicho en términos menos técnicos:
Los chinos ya no van en bicicleta.
La industrialización a gran escala de China ha roto el equilibrio del sistema. “Más de mil millones de chinos se han unido al mercado mundial del petróleo. ¿Cómo pueden así bajar los precios”, se pregunta un directivo del Asian Development Bank. Hay más de 20 millones de coches en las carreteras chinas y ese número aumenta cada año entre un 10% y un 20% en función de la situación económica.
Las proyecciones muestran que en el 2030 habrá más coches en China que en EEUU. Sus autoridades tendrán que reflexionar si el dragón chino puede seguir consumiendo tanto combustible. Ahora mismo, su precio de la gasolina es de los más bajos del mundo, porque sufre una menor carga fiscal que en Europa.
Las necesidades del progreso chino, y no sólo por el aumento de coches, obligarán a este ritmo al país a consumir 21 millones diarios de barriles de crudo, aproximadamente lo mismo que utiliza hoy EEUU. ¿De dónde saldrá todo ese petróleo?
Para responder a esa pregunta, hay que volver a los desiertos de Arabia. Si hay algo que los saudíes no puedan hacer en términos de producción, es improbable que otro país pueda asumir su papel.
Nadie habla de eso en voz alta, pero se dice que las grandes prospecciones realizadas en los años 90 por todo el mundo no han tenido resultados espectaculares. No se ha encontrado otra Arabia Saudí en algún rincón del planeta.
Los saudíes producen actualmente unos 10,5 millones diarios de barriles de petróleo. Se ha planteado alcanzar el objetivo de 12,5 millones para el 2009 y se calcula que su tope histórico, si se toman las medidas necesarias, puede acercarse a los 15 millones. Es lo menos que se puede pedir a los saudíes, si nos creemos las cifras que facilitó en Washington el ministro Al-Naimi.
Expectativas irreales
En el suplemento dominical de The New York Times, se ha publicado hace dos semanas un artículo de Peter Maass, interesante, entre otras cosas, porque el periodista ha tenido la oportunidad de hablar con una fuente de calidad: Sadad al-Husseini, que acaba de jubilarse como principal directivo para los asuntos de exploración y producción de Aramco, la gran empresa pública petrolera de Arabia Saudí.
En un mundo en el que los países productores guardan celosamente bajo siete llaves sus cifras reales de extracción y reservas, Al-Husseini da algunas pistas con datos que no suelen aparecer todos los días en los medios de comunicación.
Éstas son sus cifras. En el 2002, se extraían en todo el planeta 79 millones de barriles diarios. En 2003, los países productores pudieron llegar hasta 82,5 millones, y un año después a 84,5. Al-Husseini explica que la producción está subiendo entre dos y tres millones al año, lo que todos sabemos que no ha sido suficiente para hacer frente al aumento de la demanda.

El paso de Katrina ha empujado aún más al alza el precio del combustible en EEUU.
Ese ritmo de crecimiento de la demanda no es sostenible y ni siquiera Arabia Saudí puede afrontarlo. Al-Husseini cree que el objetivo de llegar en el futuro hasta 12,5 millones de barriles diarios primero, y luego hasta 15 es realista, pero no más.
Resulta entonces casi inaudito descubrir, según el reportaje de Maass, que la Agencia Internacional de la Energía (AIE) preveía hace un año que los saudíes pondrán en el mercado 18 millones diarios de barriles en el 2020, y 22,5 millones en el 2025.
"Todo esto no es realista"
¿Dónde está la trampa? Es probable que los expertos de la AIE, que se vieron obligados después a revisar estas cifras a la baja, no estuvieran pensando en la capacidad de producción saudí, sino en lo que el mercado necesita para satisfacer la sed de crudo de sus consumidores. “Todo esto no es realista”, dijo Al-Husseini al ver el cálculo. “Las expectativas [sobre el consumo de petróleo] están más allá de lo que se puede producir. Esto es un problema global y no se va a solucionar con pequeños cambios en la industria saudí”.
Chinos, norteamericanos y europeos pueden comprar todos los coches que quieran, pero algún día se darán cuenta de que no habrá combustible suficiente (a un precio razonable) para moverlos.
A partir de hoy, publicaremos en esta web una serie de reportajes sobre las alternativas al dominio del petróleo en el mercado de la energía. Contaremos cuáles son, qué potencial tienen y cuáles son sus limitaciones. No hay ninguna receta milagrosa, pero sí algunas ideas que cada día son más atractivas. Sobre todo si el barril de petróleo continúa acercándose a la cifra de 100 dólares por barril.
Fuente: Telecinco de España
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