|
La historia reciente
por Jaime Mario Trobo
|
|
|
La dramatización de la crisis energética está siendo practicada por destacados dirigentes de la izquierda que, con cara de “yo no fui”, le encargan las culpas a la imprevisión del pasado y pretenden exculparse de su grave responsabilidad. La izquierda, con sistemática precisión política abortó cualquier posibilidad de desarrollo de las capacidades de desarrollo energético del Uruguay. Mimetizada con las corporaciones sindicales adoradoras del monopolio, apoyó cuanta reacción obstruccionista se puso en práctica como instrumento para lograr con el descontento ciudadano un triunfo electoral.
Días pasados Mujica confesó ante sus compañeros que le erraron en oponerse a la liberalización para la producción de energía; primero buscaron por el medio que fuera que la “ley del marco energético” fuera minimalista y una vez ésta aprobada la sometieron a referéndum con todas las contrariedades que esto supone. Como no pudieron derogarla, a partir de allí le tocó el turno a la burocracia corporativa y monopólica para que en su aplicación no se cediera un milímetro al interés del país.
Ahora el conocido sindicalista Reed, ofrece su opinión y la de su sindicato, reclamando que se libere la producción de energía, que el gobierno se active y abandone la modorra, y asume que hace 14 años cuando se opuso ferozmente a la tímida ley del marco regulatorio se vivía otra realidad. Confiesa que su posición se adaptó a aquella, con una inocultable muestra de miopía política de la que toda la izquierda adolece, que demuestra la pequeñez con la que ha encarado grandes temas. Del futuro ni hablemos, aunque el futuro sea hoy, apenas 14 años después.
Por el año 92, cuando luego del impulso que el gobierno de Luis Alberto Lacalle le dio a las relaciones con Canadá, en el marco de un convenio de cooperación con ese gran país, nos ubicábamos en inmejorables condiciones para desarrollar investigaciones y servirnos de conocimientos para la opción de la energía atómica, el Frente Amplio se opuso radicalmente a la aplicación de un párrafo del acuerdo que ambientaba tan importante, hoy imprescindible, cooperación. Otra ocasión en la que la tenaz actitud obstruccionista desarrolló su estrategia. Hoy Canadá cuenta con mas de 12 plantas nucleares de energía de última tecnología desarrolladas desde aquella época. Argentina, otra muestra de miopía política, acude a esta tecnología para resolver sus graves y vitales carencias energéticas.
Lo cierto es que estos tres ejemplos, clara muestra de pequeñez y falta de prospectiva, son hitos en el capítulo de la fallida experiencia energética del Uruguay que hoy está revelando su cara mas fea, la crisis, la carencia, el costo inalcanzable con una consecuencia, la constricción de las capacidades productivas y de bienestar del país.
No se arregla con “mea culpas” que pretendan configurar la imagen de sinceridad y reconocimiento de errores, porque estos se han convertido al día de hoy en grave carga para todo el País. Se arregla sin mas dilaciones y timideces, con decisión y compromiso, con coraje para impulsar soluciones innovadoras y comprometidas, no con ningún interés sectorial, sino con el interés nacional.
Comentarios en este artículo |
|
|