|
Año V Nro. 357 - Uruguay, 25 de setiembre del 2009
|
|
Renuevo el ímpetu por lo abstracto: En cuanto se agrieta el plano corona la bóveda, entra la luz y entonces por el relieve se distingue la forma. Rompo los iconos y me repongo en la incertidumbre de no saber mi nombre, ni siquiera si soy hombre o dios.
Al distorsionar el trazo apurado que engaña la vista, es la realidad que se monta sobre la blancura página a página entre los anaqueles de lo aparente; Queda la verborrea del traspaso de un estado a otro, de la percepción a la ilustración; Eslabones no entrelazados de una cadena que ha quebrado su unión por la fricción de sus partes. Tenue contorno y equivocado, no pienso en cuantas veces lo he dicho, se que será tantas veces como lo fuere antes: “Y ahí entre rimas equivocas y frágiles versos varones. “Las flores contiguas a la cama, de donde exprime la tinta. “Se tu misma sed que la boca se calma con la esquiva brutalidad de quien le dibuja.” Y entonces surge del mosaico resuelto la obra en el porvenir de sus manchas. El lienzo se vuelve escenario para la trama que aprisiona nueva vida; Y levanta el velo que la cubre para darle vida.
© Andrés Bogorja para Informe Uruguay
![]()
|