La estrategia logística de Colombia
por Orlando Ochoa Terán
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El arsenal ruso, como coima-negocio o para exhibirlo en la avenida de Los Próceres es atractivo pero no para confrontarlo en una guerra contra fuerzas armadas serias y experimentadas pertenecientes a países serios.
“El supremo arte de la guerra es someter al enemigo sin combatirlo”. Sun Tzu
Uno de los más sabios consejos militares ofrecidos al presidente Chávez provino de uno de los oficiales más experimentado y de mayor rango de la corporación militar venezolana. El 26 de enero de 2008, después que el presidente Chávez acusara a Colombia de fraguar una “provocación bélica” contra Venezuela, el general en jefe, Raúl Isaías Baduel, se dirigió a Colombia, en abierto desafío al Presidente venezolano, para recomendarle que ignorara “toda esta verborrea y falta de respeto”.
En el mensaje subyacía una advertencia al presidente Chávez. Después de todo se trataba de un hombre que comandó las más importantes unidades de combate del Ejército. Para cualquier oficial que no lo haya devorado el fanatismo, ante un escenario de conflicto con Colombia, le debe saltar a la imaginación las vulnerabilidades, no sólo de la institución castrense, sino la de un país profundamente dividido en el cual la mitad de la población, civil y militar, ha sido persuadida por el propio comandante en jefe de la FAN que son enemigos del gobierno y de sus partidarios. Son diez años de prédica constante.
Si a esta intrínseca debilidad se agrega el impacto moral que han sufrido los uniformados como consecuencia de la sedicente invasión de cubanos e iraníes en sus filas, la consideración de una guerra con Colombia es alarmante. En la Venezuela bolivariana los verdaderos enemigos están dentro del país, cualquiera que sea el bando que se elija. Tratar de unirlos a través de una “aventura patriotera” sería tan inútil como hacernos creer que los colombianos son nuestros enemigos.
Ofensiva logística
Si en seguimiento de la máxima de Sun Tzu, Colombia decidiera responder a la hostilidad bolivariana, le bastaría con suspender los suministros de alimentos, de electricidad a estados fronterizos, así como retirar los 300 millones de pies cúbicos de gas que diariamente parten de Punta Ballenas hacia Maracaibo a través del gasoducto Ricauter para que se paralicen las plantas termoeléctricas de Enelven, así como la planta de electricidad de Pdvsa en Punta Gorda provocando el colapso de las operaciones petroleras en el Lago de Maracaibo y en la petroquímica de El Tablazo. Un efecto comparable a la acción de varios escuadrones de cazas y divisiones de blindados atacando sin encontrar resistencia.
Un grupo de Boy Scouts colombianos podría sabotear el deteriorado Sistema Eléctrico Nacional (SEN). Por este gran servicio a Colombia el general Hipólito Izquierdo de Corporlect, podría obtener la Orden de Boyacá.
No obstante, el problema que los colombianos enfrentan es que ni siquiera el prospecto de una eventual derrota venezolana sea suficiente para disuadir a un líder mesiánico que no se detiene en estas consideraciones y cuyas decisiones no están respaldadas por análisis estratégicos sino por un delirio que obnubila sus sentidos.
La historia enseña que detrás de conflictos absurdos está agazapada la irracionalidad independientemente de la capacidad intelectual. Robert McNamara “el más brillante entre los brillantes de su generación”, propuso escalar la guerra de Vietnam en momentos en que toda la inteligencia disponible le indicaba que su país sufriría una humillante derrota.
¿Y la guerra asimétrica?
El ataque a Pearl Harbor no fue parte de una acción estratégica de alto vuelo sino una irracional decisión militarista que más tarde colocó al país entero de rodillas. El perceptivo canciller Bismarck de Alemania predijo: “Alguna idiotez en los Balcanes desencadenará la próxima guerra”. El asesinato del Archiduque de Serbia fue la idiotez que desató el infierno. Cuando se iniciaron las hostilidades en agosto de 1914 el Kaiser Guillermo II advirtió que el siguiente diciembre ya habría terminado la guerra con la derrota de Francia y Rusia.
El arsenal convencional que la revolución bolivariana adquiere a Rusia, además de que deja sin pies ni cabeza la infantil doctrina de la “guerra asimétrica”, en la cual se invirtieron años, ingentes recursos y ridículos discursos, es sólo uno de los factores en la ecuación de un potencial conflicto con Colombia.
La oficialidad de la FAN conoce de estas observaciones. También sabe por experiencia que el arsenal ruso, como coima-negocio o para exhibirlo en la avenida de Los Próceres es atractivo pero no para confrontarlo en una guerra contra fuerzas armadas serias y experimentadas pertenecientes a países serios.
Mucho menos con millones de designados enemigos habitando el mismo territorio y asediando la retaguardia del Alarico tropical.
Fuente: America's Daily
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