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Imágenes para la patota
por Fernando Pintos
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Apenas unas semanas atrás, terminado el Campeonato Uruguayo 2007/2008 con la categórica imposición de Defensor Sporting sobre Peñarol, y antes todavía de comenzar la Liguilla 2008, mi buen amigo Leo Haim me envió unas imágenes verdaderamente festivas, en las cuales se hacía burla de la patética derrota aurinegra, sufrida a pesar de contar, en la cancha y en el banco de suplentes con todos esos jugadores de primer nivel internacional a los cuales se podría denominar, con toda justicia, las «pacoestrellas». Como es de todos sabido, para la disputa del Clausura 2008, el Club Atlético Peñarol recibió redobladas bendiciones de uno de sus más insignes seguidores, el señor Francisco Casal (el Paco más odiado en toda la historia de RODELÚ), quien decidió proveerlo con una verdadera constelación de estrellas momentáneamente desempleadas en el mercado europeo. Con tamaño padrino, tan formidables refuerzos y en un ambiente futbolístico visiblemente anémico, como es a todas luces el uruguayo, no hacía falta tener poderes psíquicos agudos para sospechar que Peñarol debería arrasar en todos aquellos torneos en que se hiciera presente. Pero, teniendo aún menos poderes psíquicos, pero habiendo leído el bestseller de Bardanca «Yo Paco») y tras seguir de cerca el desarrollo del fútbol uruguayo en los últimos años, a mí se me hacía claro que el Contador Damián (R.I.P.) estaría revolcándose en su tumba, por pura indignación.
Como es ahora por todos sabido, Peñarol y sus «pacoestrellas» alcanzaron unos resultados penosamente escasos. Vapuleados por un Nacional desmembrado en los dos torneos de verano, pudieron sacar provecho de la conjunción de factores extrañamente favorables (agotamiento de un limitado Nacional por la disputa de dos torneos; notoria declinación de Danubio; inexperiencia de un plantel escaso y juvenil de River Plate), todo lo cual permitió que ganaran el Campeonato Clausura y se impusieran en dos clásicos sucesivos. Pero, a la hora de definir el Campeonato Uruguayo, sucumbieron frente a Defensor Sporting. Y poco después, en la Liguilla Pre Libertadores y Sudamericana terminaron a duras penas terceros, con lo cual arañaron la posibilidad de un Repechaje para ver si, con mucha suerte y un poco de brujería, se cuelan a jugar la Libertadores del 2009, ¡después de tantos años de ausencia!
A estas alturas, mis lectores estarán pensando que de tan sabidas las noticias que estoy comentando, parecerían directamente salidas de un diccionario de perogrulladas escogidas. Y muy posiblemente, así sea. Pero el propósito de este artículo radica, más que nada, en hacer que todos ustedes compartan las hilarantes imágenes que me envió mi amigo Leo Haim. En estas imágenes verán, ustedes, a una pobre e inocente gallina a la que se ultraja con reiteración y alevosía al obligarla a vestir los colores de Peñarol. Pero seamos claros: esto, representa apenas una respuesta a todos los oprobios que han sido lanzados, contra Nacional, su parcialidad, sus jugadores, su historia y sus símbolos, por una patota de idiotas e ignorantes que ha pretendido copiar las bravatas e injurias que la hinchada de Boca Juniors lanza contra su eterno rival, River Plate. Ciertamente, los mencionados energúmenos ignoran que, siendo Boca Juniors el gran amigo y socio argentino de Nacional, en tanto que River Plate es el correspondiente a Peñarol, sería de buena ley que nosotros, los bolsilludos, les endilgáramos el mote de gallinas a ellos (los de Peñarol, claro). Y por su parte, copiando a su amiguito porteño del alma, ellos podrían endilgarnos a nosotros la imagen del chancho, o el festivo apodo de «bosteros». Pero ya sabemos que eso no sucederá, porque la ignorancia, al igual que la estupidez, se distingue por ser infinita.
En realidad, este artículo no está dedicado al Club Atlético Peñarol, al cual odio cordialmente pero no más allá de lo justo y necesario. Tampoco está dirigido contra sus dirigentes, su cuerpo técnico, su plantel o la tantísima gente de bien que forma parte de su parcialidad. Pero sí tengo que dedicarlo a esa caterva de cretinos y resentidos de tiempo completo que forman las barritas dedicadas a la agresión cobarde (patotera) o el insulto irrestricto. A esos mismos que empezaron con el asunto de las gallinas. Y también a esos otros quienes, cobardes bien escudados tras seudónimos muchas veces ridículos, se meten a opinar en los foros cibernéticos de la sección digital del diario «El País» y de otros medios, «Informe Uruguay» incluido, para lanzar toda una sucesión de barbaridades, incoherencias, insultos, blasfemias e injurias (por cierto, todo ello escrito como si hubiese sido redactado por la mona Chita). Para todos ellos, estas deliciosas imágenes. ¡Y que las disfruten mucho! ¿Eh?
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