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Año V Nro. 341 - Uruguay, 05 de junio del 2009
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Desde todos los medios que me honran con aceptar mis escritos he sido siempre crítico de la actual ministra del interior. No lo he sido desde el punto de vista personal aunque creo que la maestra Tourné no es la persona indicada para el cargo. Desde el punto de vista institucional y como simple ciudadano, quizás con un poco más de acceso a la información que la generalidad , he visto una policía sin liderazgo, desmotivada, con la sombra de la corrupción siempre latente y lo más obvio una crisis en la seguridad de los uruguayos como años no se conocía. El Ministerio del Interior es sin lugar a dudas un ministerio de una gran complejidad. Se requieren las habilidades diplomáticas de un Metternich,autoridad Napoleónica y la habilidad de una verdadero Maquiavello. Estas cualidades son difíciles de encontrar por si solas cuanto más combinadas en una sola persona. La maestra Tourné por cierto no es una de ellas. No obstante esto, cuando el ministerio de marras lleva adelante alguna iniciativa positiva hay que reconocerlo. En este caso en particular cuenta la crónica que las autoridades del ministerio, jueces y oficiales ejecutivos se reunieron para discutir francamente y procurar aceitar las relaciones operativas entre Ministerio del Interior y Poder Judicial. Esto es positivo. Es importante que jueces y comisarios quienes deben interactuar se conozcan y cambien ideas con la energía que la situación amerite. La relación entre estos funcionarios que son vitales en la cadena que es la seguridad pública deben ser lo más efectivas y aceitadas posibles. Se deben evitar los teléfonos descompuestos, limar asperezas y se deben agilizar lo más posible los nexos entre policía y poder judicial. Reuniones como relata la crónica en la medida que sean francas y sinceras pueden contribuir en forma significativa a la buena marcha de los procedimientos judiciales y su interacción con la policía. Esto hasta puede ser una garantía para los detenidos facilitando y agilizando su rápida puesta a disposición del magistrado de turno. La función policial y la judicial en nuestro ordenamiento jurídico deben ser natural y filosóficamente antinómicas. Solamente de esa forma se puede asegurar y garantizar los derechos a nosotros, la ciudadanía. La justicia nunca debe permitir una patente de corso a la policía. De ahí a los abusos de poder del estado hay un paso. No obstante esto, dentro del marco del ordenamiento jurídico vigente, es positivo que lo dispuesto por la constitución y la ley funcione en la manera más eficiente posible. Esto es una garantía para todos. El contacto franco y directo entre los jueces y los que están en la primera línea de combate contra la delincuencia es entonces una iniciativa a juicio del que escribe altamente positiva. No es ni será ni remotamente definitorio en la tremenda situación de inseguridad que el gobierno del frente amplio ha permitido con sus políticas erróneas en materia de seguridad pública. Es, sin embargo, un paso en la dirección correcta.
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